los ojos del tribunal estaban puestos en Monk.

– Claro que lo sentia mucho -dijo.

– El comandante Durban habia dado la vida para salvar la de otros -continuo Rathbone con cierta reverencia-. Y le habia recomendado a usted para reemplazarlo en su puesto. Esa tal vez sea la senal mas alta de confianza que un hombre pueda ofrecerle a otro. ?Seria cierto decir que usted tiene una deuda de honor y gratitud para con el?

Una vez mas, solo cabia una respuesta.

– Si, en efecto.

Se oyeron suspiros y murmullos de aprobacion.

– ?Y hara usted cuanto este en su mano por satisfacerla, y dar motivo de orgullo a los hombres de la Policia Fluvial que ahora estan a sus ordenes y ganarse su lealtad, tal como hizo Durban? -inquirio Rathbone, aunque lo dicho apenas fue una pregunta. La respuesta estaba implicita.

– Por supuesto.

– Sobre todo completando esta tarea de Durban tal como el lo habria deseado. ?Quizas incluso le otorgaria el merito de la resolucion?

– Si -dijo Monk sin vacilar.

Rathbone se dio por satisfecho. Dio las gracias a Monk y regreso a su asiento con un gesto de invitacion dirigido a Tremayne.

Tremayne titubeo, a todas luces buscando alguna manera de restablecer el equilibrio. Luego rehuso. Tal vez penso que cualquier cosa que Monk anadiera solo serviria para caldear mas los animos, lo cual podria volverse en su contra. Monk fue autorizado a retirarse.

* * *

A primera hora de la tarde Tremayne recapitulo para la acusacion. Se movia con garbo, hablaba con desenvoltura y confianza, pero Monk sabia que solo se trataba de una esplendida actuacion. Aquel hombre deberia dedicarse a la escena. Poseia incluso el atractivo para hacerlo. Pero estaba bregando contra la corriente y por fuerza tenia que saberlo.

Menciono las primeras deducciones de Durban solo de pasada, concentrandose en lo que hiciera Monk para retomar la investigacion. Evito el horror siempre que pudo, abundando en cambio con todo detalle en como habia reunido Monk las pruebas para establecer la identidad de Figgis, los elementos que lo vinculaban con Jericho Phillips y el negocio de la explotacion y la pornografia. No podia mencionar las fotografias porque no se habian presentado al tribunal y solo se sabia de ellas a traves del testimonio de Monk. Como pruebas no existian, y Rathbone lo senalaria de inmediato.

Tambien hablo de la participacion de Hester para relacionar a Phillips con el negocio de satisfacer los apetitos sexuales de quienes pagan con dinero cualquier cosa que deseen, utilizando a los pobres, con su consentimiento o sin el, que no tenian otro modo de sobrevivir. Cuando finalmente se sento, los jurados se debatian entre sentimientos de ira y compasion, y estaban claramente dispuestos a atar la soga en torno al cuello de Phillips con sus propias manos.

Rathbone se levanto con un aire muy sombrio, como si el tambien estuviera afectado por lo que acababa de oir.

– Lo que le sucedio a ese nino es atroz -comenzo. Reinaba un silencio absoluto en la sala y no tuvo que levantar la voz-. Deberia impresionarnos a todos, y me parece que lo ha hecho. -Estaba muy quieto, sobrecogido ante tanto horror-. El hecho de que fuera un nino pobre e ignorante es completamente irrelevante. El hecho de que al principio se ganara la vida mendigando o robando para luego, muy probablemente, verse obligado a cometer actos de una degradacion inefable para satisfacer a hombres dominados por apetitos aberrantes, tambien es irrelevante. Todo ser humano merece justicia; es lo minimo. Si es posible, tambien merece misericordia y honor.

Se oyo un grave murmullo de asentimiento. Los rostros del jurado rebosaban emocion. Estaban apinados en la tribuna, incomodos y con el cuerpo en tension.

Sullivan parecia congelado, con el semblante livido.

– Lo que hemos oido es suficiente para despertar las pasiones, la ira, la compasion de toda persona decente, hombre o mujer -prosiguio Rathbone-. ?Que pensariamos de una mujer como Hester Monk, que dedica su tiempo y sus medios a trabajar para asistir a los enfermos, los indigentes, los olvidados y los marginados de nuestra sociedad, si no tuviera piedad de un nino maltratado? Si ella no lucha por el, ?quien lo hara? Si no monta en colera y no llora por el, ?que clase de mujer es? Permitanme el atrevimiento de decir que no seria una mujer a quien me gustaria conocer. -Mas audibles murmullos de aprobacion. Rathbone les estaba hablando con intimidad. Nadie se movia ni hacia el mas leve ruido-. ?Y el comandante Durban, que vio su cadaver recien sacado de la marana de cabos de la barcaza, destrozado e irreconocible, que vio senales de tortura en la carne muerta? - Gesticulo delicadamente con las manos-. ?Que clase de guardian de la ley seria si no hubiese jurado dedicar su vida profesional a buscar al responsable? En su caso, tambien dedico su tiempo libre, y su propio dinero, a que se hiciera justicia y, a mi entender, a poner fin a que tales cosas les sucedieran a otros ninos tambien. ?Queremos policias que no actuen ante semejantes horrores?

En lo alto del banquillo, Jericho Phillips se agito inquieto por primera vez. Sus ojos parpadearon con panico y encorvo el cuerpo hasta donde se lo permitian las esposas.

– Y el senor Monk es un digno sucesor del comandante Durban -prosiguio Rathbone-. Demuestra la misma pasion, la misma dedicacion, una inquebrantable voluntad que lo impele a pasar dia y noche buscando indicios, respuestas, pruebas, alli donde quepa encontrarlos. No descansara, de hecho no puede descansar, hasta que haya capturado al responsable y lo haya conducido hasta el mismisimo pie de la horca.

Varios miembros del jurado asintieron.

Lord Justice Sullivan parecia preocupado, a punto de llegar al extremo de interrumpirlo. ?Era concebible que Rathbone hubiese olvidado a que parte representaba?

– Tomemos en consideracion a cada una de estas personas por separado -dijo Rathbone razonablemente-. Y tambien al senor Orme, por supuesto. Creo que nosotros coincidimos con ellos en el deseo de servir completa e irrevocablemente a la justicia. -Aquello fue casi una pregunta, aunque esbozo una sonrisa-. No obstante, nuestra posicion difiere de la suya en que ellos presentan pruebas para que se tengan en cuenta mientras que nosotros sacamos una conclusion que es irrevocable. Si hallamos culpable a Jericho Phillips, en el plazo de tres semanas sera ahorcado y nunca mas podremos traerlo de vuelta a este mundo.

»Si, por el contrario, lo hallamos no culpable, no podra ser juzgado por este crimen otra vez. Caballeros, nuestra decision no deja lugar a la pasion, sin que importe cuan comprensibles, cuan humanas, cuan dignas de la mas noble piedad sean las victimas de la pobreza, la enfermedad o la desigualdad. No tenemos el lujo de contar con que otros vengan despues y enmienden nuestros errores o corrijan nuestros juicios erroneos. Solo en esta sala cabe ese juicio final en el tribunal de Dios, ante quien nos presentaremos todos en la eternidad. ?No podemos equivocarnos! -Levanto la mano con el puno cerrado, no a modo de amenaza sino recalcando la trascendencia del aserto.

»No somos partidarios de nadie. -Los miro uno tras otro y luego temblo un poco-. No debemos serlo. Permitir que un sentimiento de agrado o repulsa, de horror, de piedad o de auto-compasion, de miedo o favoritismo por alguien -corto el aire-, o que cualquier otra actitud humana influya en nuestra decision equivale a negar la justicia. Y nunca confundan el drama al que asistimos aqui con nuestro proposito, ?no lo es! Nuestro proposito es la justicia imparcial e igual para todas las personas, vivas o muertas, buenas o malas, fuertes o debiles… -Vacilo-. Encantadoras u horrorosas. La cuestion no es si el comandante Durban era un buen hombre, incluso un espiritu noble, sino si estuvo en lo cierto al reunir pruebas y sacar conclusiones en relacion con el asesinato de Walter Figgis. ?Permitio que las pasiones humanas gobernaran su razonamiento? ?Hizo que su sueno de justicia precipitara sus juicios? ?Que su rechazo del crimen le impeliera a captar la solucion demasiado deprisa?

»Deben ponderar por que abandono la persecucion de Phillips y luego la retomo. Sus notas no lo dicen. ?Por que no? Deben preguntarselo y no eludir la respuesta por desagradable que sea. -Se volvio, dio unos pasos y se enfrento al jurado otra vez-. Eligio a William Monk para que lo sucediera en el puesto ?Por que? Es un buen detective. Nadie lo sabe tan bien como yo. ?Pero acaso Durban, que lo trato solo unos meses, le eligio porque vio en Monk a un hombre de profundas convicciones semejantes a las suyas, compasivo con los debiles, iracundo ante

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