los abusos y de una dedicacion imparable? Un hombre que haria lo posible por cerrar los casos que dejaba inconclusos por honor y para pagar una deuda personal. -Los ojos de los jurados estaban clavados en Rathbone, y el lo sabia.
»Tienen que juzgar la fuerza y el equilibrio de la compulsion que llevo a Monk a seguir el mismo camino que Durban habia tomado -les dijo-. Han escuchado a la senora Monk y se habran formado una opinion sobre su valentia y su pasion. Esta mujer salio del mismo molde que Florence Nightingale, esta mujer recorrio los campos de batalla entre los muertos y los agonizantes y no se desmayo ni se echo a llorar, no se echo para atras sino que se armo de valor y tomo decisiones. Con bisturi y aguja, vendas y agua, salvo vidas. ?Que no haria para llevar ante la justicia al hombre que abuso y asesino a ninos, a un nino tan parecido al mismisimo rapinador que practicamente ha adoptado como propio?
»?Estan dispuestos a ahorcar a Jericho Phillips con la certidumbre, mas alla de toda duda fundada, de que estas personas, tan apasionadas y enfurecidas con razon, no se han equivocado en su razonamiento analitico y objetivo, y que han encontrado al hombre correcto entre los miles que se ganan la vida en el rio mas ajetreado del mundo? -Bajo la voz y se quedo inmovil en medio del entarimado-. Si no estan seguros, deben hallarlo no culpable por el bien de todos nosotros. En primer lugar por el de la ley, que debe proteger a los mas debiles, los mas pobres y los menos amados de todos nosotros, asi como protege a los fuertes, los guapos y los buenos. Si no lo hacen, dejara de ser una proteccion, convirtiendose en mero instrumento de nuestro poder y nuestros prejuicios.
«Caballeros, termino mi alegato dejando que el fallo recaiga no sobre su lastima o su indignacion, sino sobre su honor al sagrado principio de la justicia por la que un dia todos seremos juzgados.
Se sento en medio de un silencio sepulcral. Ninguna otra persona se movio ni hizo el menor ruido.
Al cabo de un momento, con voz ronca, lord Justice Sullivan invito al jurado a retirarse para deliberar y dar su veredicto.
Regresaron antes de una hora sin mirar a nadie. Estaban tristes, pero tambien decididos.
Sullivan pidio a su portavoz que hablara en nombre de ellos.
– No culpable -dijo en voz baja y clara.
Capitulo 4
Sentado en la sala del tribunal, Monk no salia de su asombro. A su lado, Hester estaba paralizada. Monk lo notaba como si estuviera arrimado a ella aunque en realidad los separaban varios centimetros. Entonces la oyo moverse y supo que se habia vuelto para mirarlo. ?Que podia decirle? Habia estado tan convencido de cual seria el veredicto que ni siquiera habia sugerido a la acusacion que presentara cargos contra Phillips por el intento de homicidio del piloto del transbordador. Y ahora, como si se hubiese desvanecido en el aire, Phillips habia escapado.
Salieron de la sala en silencio, se abrieron paso entre el gentio y, una vez en la calle, como por tacito acuerdo, en lugar de buscar un omnibus enfilaron Ludgate Hill hacia el puente de Blackfriars. El rio resplandecia bajo el sol oblicuo del atardecer. Las embarcaciones de recreo lucian vistosas banderas y gallardetes que aleteaban al viento. La musica de un organillo llegaba desde algun lugar de la orilla que no llegaban a ver.
Se hallaban a poco mas de un kilometro del puente de Southwark. Caminaron hacia alli lentamente, observando las brillantes estelas de los barcos, y tomaron un omnibus despues de cruzarlo. Se sentaron muy quietos, y no pronunciaron palabra hasta que se apearon a menos de un kilometro de Paradise Place y subieron la colina, dando un rodeo por el mero placer de respirar aire fresco.
El parque era un remanso de paz, una leve brisa agitaba las hojas, como si alguien respirase mientras dormia placidamente.
En media docena de ocasiones, Monk habia querido decir algo pero, cada vez, lo que iba a decir le parecio torpe, como un intento de justificarse. ?Que pensaba de el Hester? Rathbone lo habia llamado como testigo. Sin duda habia contado con que Monk diria y haria exactamente lo que habia hecho.
– ?Sabia que iba a reaccionar asi? -dijo por fin mientras pasaban bajo uno de los altisimos arboles del parque, cuyas ramas proyectaban sombras profundas-. ?Tan predecible soy, o es que me ha manipulado?
Hester reflexiono antes de contestar.
– Ambas cosas, diria yo -dijo finalmente-. Esa es su gran habilidad, hacer la pregunta de tal modo que en realidad solo puedes darle una respuesta. Pinto a Durban como un personaje sentimental, demasiado emotivo, y luego te pregunto si a ti te importaba el caso tanto como a el. No ibas a decirle que no. -Tenia el ceno fruncido-. Entiendo el principio de que la ley debe fundamentarse en pruebas, no en el amor ni en el odio. Cuesta aceptarlo pero es asi. No puedes condenar a alguien porque no te caiga bien. Lo que no entiendo es por que eligio este caso en concreto para demostrarlo. Hubiese jurado que Phillips le resultaria tan repulsivo como al resto de nosotros. Me parece… -busco la palabra apropiada-, perverso.
Monk comenzo a ver solidez en sus pensamientos.
– Si, lo es. Y ese no es el hombre que era antes… ?Verdad?
Cruzaron la calle y caminaron cogidos del brazo cuesta arriba hasta Paradise Place.
– No -dijo Hester cuando al fin llegaron a la puerta de su casa y Monk saco la llave para abrir. Dentro olia a cerrado despues del calor del dia aunque el delicado aroma a lavanda y cera de abeja era agradable, igual que en el tendedero de la cocina la frescura de la ropa lavada. Una sirvienta iba dos veces por semana para hacer las faenas mas pesadas, y era obvio que habia estado alli aquella manana.
– ?Crees que ha cambiado tanto como parece? -pregunto Hester, deteniendose y volviendose de cara a el.
Monk no supo que contestar. En aquellos momentos solo era consciente de lo mucho que habia apreciado a Rathbone pese a las diferencias existentes entre ambos. Si Rathbone ya no profesaba las mismas ideas que antes, Monk tambien habia perdido algo.
– No lo se -dijo sinceramente.
Hester asintio con la cabeza, apretando los labios, y sus ojos reflejaron una subita tristeza. Se dirigio a la cocina. El la siguio y se sento en una de las sillas de respaldo duro, mientras ella cogia la tetera y la llenaba de agua antes de ponerla a hervir. Monk sabia que el cambio que percibian en Rathbone tambien la haria sufrir, quizas incluso mas que a el. La gente cambiaba al casarse, a veces solo un poco aunque tambien podia ser mucho. El mismo era distinto de cuando se caso con Hester, aunque en su caso creia que habia sido para bien. No le gustaba reconocerlo pero, volviendo la vista atras, antes habia sido mas dificil de complacer, mas pronto a perder los estribos y a ver lo desagradable y los puntos flacos del projimo. Era algo de lo que estar agradecido pero no orgulloso; tendria que haber sabido resolverlo por si mismo. El orgullo quizas estaria justificado si hubiese sido mas amable sin la paz interior y el sentirse a salvo de la hiriente soledad de antano que le habia proporcionado el matrimonio.
Si aquel cambio en Rathbone tenia que ver con Margaret, aun seria una perdida mas amarga para Hester dado que Margaret tambien habia sido amiga suya. Habian trabajado duro codo con codo, compartiendo pesares y miedos, asi como buena parte de sus respectivos suenos.
Ahora observaba a Hester mientras ella preparaba la cena sin decir palabra. Algo sencillo, no se disponia a guisar, pero con el calor del verano la comida fria no solo era mas comoda sino tambien mas apetecible. Resultaba sumamente reconfortante verla ir de una alacena a otra buscando lo que necesitaba, picar y cortar lonchas y rodajas. Sus manos eran delicadas y rapidas, y se movia con gracia. Algunos hombres quiza no la encontraran guapa; de hecho a el mismo no le parecio que lo fuera cuando se conocieron. Estaba demasiado delgada. La moda dictaba curvas mas rotundas y un rostro menos apasionado y energico, un aire mas recatado e inclinacion a la obediencia.
Pero el conocia sus diversos estados de animo, y el juego de la alegria y el pesar en sus rasgos, la llama de la ira, el subito dolor de la contricion o la punzada de la piedad le resultaban bien familiares. Sabia con cuanta intensidad influian en ella. Ahora los sentimientos mas superficiales de las bellezas anodinas le parecian vacios, dejandolo sediento de realidad.
?Que ofrecia Margaret Rathbone comparada con Hester? ?Que queria para que Rathbone hubiese defendido a Jericho Phillips con tanta brillantez? Pues Monk faltaria a la verdad si dijera que su defensa no habia sido brillante.