Hester aguardo a que Rathbone refrendara la acusacion de Margaret. En cambio, se volvio hacia Margaret.

– Tu critica no sirve de nada, Margaret -dijo en voz baja-. Y ademas pienso que es injusta. La senora Burroughs emprendio la accion que haya emprendido por decision propia y por sus deseos de ser util. Si finalmente resulta que ha cometido una estupidez, sera tragico. Lo unico provechoso que cabe hacer ahora es buscarla con la esperanza de que pueda ser rescatada de la situacion o el peligro en que se encuentre. Como es natural, Hester esta empenada en hacerlo posible dentro de los limites de la ley para detener a Jericho Phillips. Es en parte culpa suya que se haya librado de la soga por haber matado al nino Figgis. Entiendo que este decidida a enmendar ese error.

»A todos nos iria mejor si reconocieramos nuestras equivocaciones en lugar de buscar excusas para ellas, e hicieramos cuanto estuviera en nuestras manos por enmendarlas. Hay ocasiones en que necesitamos ayuda para hacerlo, y Claudine Burroughs se dio cuenta de ello. El hecho de que su ayuda quiza cause mas dano que provecho es lamentable, pero no una estupidez ni una maldad.

Margaret se puso muy palida y lo miro llena de asombro.

Rathbone no altero su expresion.

– Hace falta coraje -prosiguio Rathbone-. Creo que quienes nunca han cometido grandes equivocaciones no se dan cuenta de lo mucho que cuesta enmendarlas. Es algo digno de admiracion, no de critica.

Margaret se fue volviendo poco a poco hacia Hester. Tenia los ojos arrasados en lagrimas. Dio media vuelta y salio, con la cabeza bien alta y la espalda erguida. No dijo palabra a ninguno de los dos.

Rathbone no fue tras ella.

– Se de lo que hablo porque yo mismo he cometido algunas equivocaciones -dijo con una sonrisa un tanto torcida y en un tono mas amable-. Phillips fue una de ellas, y no se como enmendarla.

Hester pestaneo, confundida, con la cabeza hecha un lio. Lo que Rathbone habia dicho era cierto, pero estaba estupefacta de que lo hubiese dicho en voz alta. No podia figurarse que habia pasado antes entre ellos, o que habia bullido en silencio, ahogado por la incapacidad de manifestarlo con palabras. Rathbone se habia mostrado sumamente desleal con Margaret, pero ?acaso se debatia entre el amor por ella y el honor a la verdad?

Hester lo miro a la cara, recordando todas las batallas que habian librado juntos en el pasado, cuando ninguno de los dos conocia a Margaret. Mas que amistad, habia habido entendimiento, lealtad, la creencia en una causa compartida. El suyo era un vinculo demasiado profundo para romperlo con facilidad. Rathbone se habia equivocado con Phillips; lo unico que importaba era que lo habia asumido. El perdon fue instantaneo y absoluto.

Hester le sonrio, y vio el afecto con que Rathbone le respondia, embargado por una profunda gratitud.

– Debemos encontrar a Claudine -dijo Hester en voz alta-, antes de pensar en cualquier otra cosa. Squeaky quiza sea la persona mas indicada para hacerlo.

Rathbone carraspeo.

– ?Puedo hacer algo util?

Hester aparto la vista.

– Todavia no, pero si puedes, te lo pedire.

– Hester…

– ?Lo hare! Lo prometo.

Sin darle tiempo a decir nada mas, y con un subito miedo a lo que pudiera decirle, salio del despacho en busca de Squeaky.

Capitulo 12

Cuando Squeaky Robinson salio del despacho de Hester fue directamente al suyo, con intencion de esperarla tal como le habia dicho Rathbone que hiciera. Al marcharse tuvo la impresion de que la discusion entre ella y Rathbone iba a ser personal y bastante acalorada. Squeaky no habia pensado en ello hasta entonces, pero le parecio que aquella amistad tenia mas calado de lo que habia supuesto. Deseo que Hester no fuera a sufrir por ello. Bastante habia padecido ya a causa de su entrometimiento en el asunto de Jericho Phillips. Las mujeres estarian mejor, y se ahorrarian muchos problemas, si tuvieran menos corazon y un poco mas de cerebro.

Y, por descontado, eso tambien era valido para esa terca de Claudine Burroughs. Ahora tendria que ir a buscarla alli donde se hubiera metido. Y cuanto antes mejor. ?Disfrazada de cerillera! ?Habia perdido la poca cabeza que tenia! No era de extranar que su marido estuviera mas enojado que una gallina mojada. Tampoco era que Squeaky supiera nada sobre gallinas, ni mojadas ni secas. Era algo que habia oido decir, y le parecio que encajaba con el inutil y vano temperamento que atribuia a Wallace Burroughs.

Le tocaba a Squeaky hacer algo sensato. Y lo haria de inmediato, antes de que Hester se presentara y le impidiera hacerlo. Le escribio una nota muy breve que dejo bien a la vista, encima del escritorio: «Apreciada senora Hester, se donde puede estar la Senora Burroughs. He ido a buscarla. S. Robinson.»

Fue a su dormitorio a cambiarse, vistiendose con mas desalino y con ropa menos decente de la que se habia acostumbrado a llevar a diario desde hacia algun tiempo. Salio por la puerta de atras. Tomo un coche de punto en Farringdon Road y pidio que lo llevaran a Execution Dock. Era el mejor lugar que se le habia ocurrido para comenzar la busqueda.

Por el camino trato de imaginar lo que Claudine Burroughs habria pensado. Segun lo que Hester le habia referido de su charla con Ruby, Claudine habia salido a localizar tiendas donde vendieran fotografias pornograficas de ninos pequenos. Squeaky solto un aullido de angustia ante semejante idiotez, pero, por suerte, el conductor no le oyo o se hizo el desentendido. Uno podria morir alli dentro sin que a nadie le importara, penso ofendido. Aunque si el conductor hubiese detenido el coche para preguntarle si todo iba bien, aun se habria enojado mas.

Al llegar se apeo, pago la carrera al cochero y le dio una propina de dos peniques, aunque a reganadientes, antes de echar a caminar por el muelle hasta la primera calleja que condujera tierra adentro. Los callejones eran estrechos, sofocantes con el calor del sol que ya se alzaba hacia el mediodia. Hacia tiempo que Squeaky no rondaba por alli, y habia olvidado lo mal que olian.

Sabia donde estaban los burdeles y las tiendas que vendian toda clase de pornografia. Comenzo a preguntar, con tranquilidad al principio. Queria saber si alguien habia visto a una cerillera que encajara con la descripcion de Claudine. Resultaba tedioso. Muchas personas se mostraban poco dispuestas a. contestar con franqueza.

Llevaba dos o tres horas indagando cuando unos chavalitos le imitaron con muy poco respeto y Squeaky se dio cuenta, con un estremecimiento de horror, de cuan educado se habia vuelto. Se le antojo espantoso. Habia cambiado tanto que apenas reconocia al hombre que habia sido antes. Parecia un extranjero bobo.

Corrio tras uno de los chicos y lo agarro por el pescuezo. Lo levanto del suelo, con los pies colgando, y lo sostuvo en alto.

– Trata a tus mayores con mas respeto, piojoso -dijo al chavalito entre dientes-. O te lo ensenare a las duras y desearas no haber nacido. Ahora te lo volvere a preguntar a las buenas, porque no me gusta retorcer el pescuezo a los ninos. Me cansa, sobre todo en un caluroso dia de verano. Y no me vengas con mentiras porque si lo haces, vendre en tu busca, en plena noche, cuando nadie vea lo que te hago. ?Entendido?

El nino chillo, con los ojos fuera de las orbitas por la brutalidad con que le agarraban el cuello.

Squeaky lo dejo caer al suelo y el nino solto un grito.

– Contesta o te arrepentiras -le dijo Squeaky entre dientes, agachandose hasta pegar su cara a la del nino-. Es una amiga mia, y no quiero que le pase nada malo, ?lo captas?

El nino susurro una respuesta. Squeaky le dio las gracias y se marcho, dejando que se levantara por su cuenta y se escabullera por el callejon mas cercano.

Squeaky siguio la direccion que le habia indicado el crio, sintiendose culpable y un tanto cohibido. ?Que demonios le estaba sucediendo? Antes solia comportarse asi siempre. En realidad no le habia hecho ningun dano al nino. Tiempo atras bien podria haberle dado de cachetes hasta que le hubieran zumbado los oidos. ?Se estaria ablandando por culpa del trabajo que hacia para Hester y Monk? Aunque quisiera, ya no podria regresar a las calles. ?Se habia echado a perder!

Pero aquello no era lo peor. Siguio caminando a toda prisa por la estrecha acera, adentrandose mas en el

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