desafiado, pues llevaba dos dias con sus noches sin aparecer por su casa ni cumplir con sus obligaciones. Exigia que quienquiera que estuviese al frente de la clinica enviara a Claudine de inmediato a su casa, y que en el futuro se abstuviera de dirigirse a ella y de importunarla pidiendole ayuda, ni en forma de tiempo ni de dinero.
En otras circunstancias, Hester se habria enfurecido ante la arrogancia de Burroughs, ante su actitud condescendiente y dominante, pero en el tono de la misiva habia detectado no solo un orgullo herido sino sincera preocupacion, y no solo por su propio bienestar sino tambien por el Claudine.
– Esto es muy serio, Squeaky -dijo Hester levantando la vista hacia el-. Si no esta aqui ni en su casa, es posible que este en un apuro.
– ?Ya lo se! -replico Squeaky bruscamente, levantando la voz de manera inusual-. ?Por que cree que he venido a verla? Se ha largado y ha hecho una estupidez.
– ?Que clase de estupidez? ?Que sabe de todo esto, Squeaky?
– Si supiera algo, ya se lo habria dicho. -Su exasperacion habia llegado a tal punto que le resultaba imposible quedarse quieto. Pasaba el peso de una pierna a la otra sin cesar-. Nadie va a hacerme caso. Tiene que hablar con Bessie y con Ruby y con las demas, si quiere sacar algo en claro. Expliqueselo al senor Monk, si es preciso. Si no la encontramos, puede pasarle algo malo. Dios sabe lo tonta que puede llegar a ser.
Hester tomo aire para enumerar una serie de alternativas sobre el paradero de Claudine, todas ellas razonables, pero le constaba que Claudine no se habria ausentado de la clinica sin avisarles para emprender un viaje, y que en aquellos momentos estaba inquieta y enojada a causa de Jericho Phillips, igual que todos los demas.
– Hablare con Ruby y con Bessie. -Se levanto-. Si ellas no saben nada, preguntare a las pacientes que tenemos ingresadas.
– Bien -respondio Squeaky con firmeza. Dudo si darle las gracias o no, y opto por no hacerlo. Hester iba a hacerlo por ella, no por el-. Esperare aqui -concluyo.
Hester lo dejo y fue en busca de Bessie, que no sabia nada en absoluto, salvo que en su opinion Ruby presumia de estar atareada y se daba aires de importancia desde hacia un par de dias, y que esa misma manana la habia visto preocupada.
– Gracias -dijo Hester con fervor.
Ruby estaba sola en la despensa, revisando las existencias de verduras.
Hester decidio no dar pie a negativas dando por sentada la culpa, practica que normalmente no adoptaba, pero aquella situacion se salia de lo normal. Claudine habia desaparecido y lo primero era encontrarla; luego ya habria tiempo de aliviar los sentimientos heridos de quien fuera.
– Buenos dias, Ruby -comenzo-. Por favor, olvidese de las zanahorias y escucheme. La senora Burroughs ha desaparecido y es posible que este metida en un lio, incluso que corra peligro. Su marido no sabe donde esta. Lleva dos noches sin ir a su casa, y aqui tampoco ha venido. Si sabe algo, tiene que contarmelo de inmediato.
– Estuvo aqui hace dos noches -dijo Ruby con decision, dejando un manojo de zanahorias en la mesa.
– Nadie la vio. ?Esta segura de no equivocarse de noche? -pregunto Hester.
– Si, senorita. Llego cansada y no se encontraba muy bien. No quiso que la viera nadie. Durmio en la habitacion de infecciosas. Se marcho temprano. La vi.
– De modo que la vio. ?Adonde iba?
Ruby la miro de hito en hito.
– No puedo decirselo, senorita. Le di mi palabra.
Los ojos le brillaban y estaba un poco sonrojada.
Una terrible duda asalto a Hester. Habia aventura en los ojos de Ruby. Claudine habia ido a hacer algo que Ruby tenia en muy buen concepto, algo maravilloso. Se le hizo un nudo en la garganta.
– Ruby, tiene que contarmelo. ?Puede correr un grave peligro! ?Jericho Phillips tortura y asesina a sus victimas! -Vio que Ruby empalidecia-. ?Cuentemelo!
Levanto las manos como para agarrar a Ruby por los hombros y zarandearla, pero se reprimio justo a tiempo.
– ?Lo prometi! -susurro Ruby-. ?Le di mi palabra!
– Queda eximida -dijo Hester con urgencia-. Honorablemente eximida. ?Adonde fue?
– A averiguar donde venden las fotos que hace Phillips -contesto Ruby con voz ronca.
– ?Que? -Hester se quedo horrorizada-. ?Como? ?Adonde fue? ?No se puede entrar a una tienda y preguntar por las buenas si venden pornografia! ?Es que ha perdido el juicio?
Ruby suspiro con impaciencia.
– Claro que no. Iba vestida como una cerillera, con ropa vieja y sucia. Un buen disfraz, con botines gastados y todo. Le consegui una falda y un manton de una de las mujeres que vienen por aqui, y le engrase el pelo y le oscureci la cara y los dientes. No la habria distinguido de una vendedora de verdad, se lo prometo.
Hester solto el aire lentamente, sin salir de su consternacion.
– ?Dios nos asista! -dijo. De nada serviria echarle la culpa a Ruby-. Gracias por decirme la verdad. Siga contando zanahorias.
– ?No le pasara nada malo, verdad, senorita Hester? -pregunto Ruby angustiada.
Hester la miro. Se notaba que tenia miedo.
– No, claro que no -contesto Hester enseguida-. Solo tenemos que encontrarla, y ya esta.
Se volvio, salio de la cocina y regreso deprisa a su despacho, taconeando presurosamente por el entarimado.
Casi habia terminado de explicar a Squeaky lo que habia averiguado cuando entro Margaret Rathbone. Viendo su expresion, saltaba a la vista que habia oido buena parte de la conversacion.
– Buenos dias, Margaret -dijo Hester sorprendida-. No sabia que estuviera aqui.
– Ya me he dado cuenta -contesto Margaret con frialdad. Llevaba un vestido de muselina verde muy favorecedor, como si solo hubiese venido a traer un mensaje o quizas una aportacion economica. Su atuendo contrastaba con la blusa y la falda gris de Hester, sin duda confeccionadas como prendas de trabajo. Margaret se adentro en la habitacion, saludando con la cabeza a Squeaky pero sin dirigirse a el-. ?Cuando pensaba decirme que Claudine ha desaparecido?
Squeaky la miro y enseguida volvio la vista hacia Hester, abriendo mucho los ojos.
La irrupcion de Margaret habia cogido a Hester desprevenida.
– Ni siquiera he pensado en usted -contesto sinceramente-. Me estaba preguntando que seria lo mejor para encontrar a Claudine. ?Tiene alguna sugerencia?
– Mi sugerencia habria sido que no hiciera confidencias a Claudine acerca de su obsesion con Jericho Phillips -contesto-. La admira tanto que haria cualquier cosa con tal de granjearse su amistad. Es una dama de la alta sociedad, educada para ser encantadora, entretenida, obediente y una buena esposa y anfitriona. Desconoce por completo su mundo de pobreza y delincuencia, salvo por las cosas que oye decir a las mujeres de la calle que vienen aqui.
»Ella no asistio al juicio, estaba demasiado atareada velando por el funcionamiento de la clinica, y desde luego no habra leido nada al respecto en los periodicos. Las mujeres decentes no leen esas cosas, y las mujeres de la calle por lo general son analfabetas. Es una ingenua en lo que atane a su mundo, y si usted hubiese asumido su responsabilidad como es debido, lo sabria de sobra.
A Hester no se le ocurrio que decir en su defensa. Discutir si las calles eran «su mundo» seria salir por la tangente. Claudine era ingenua y Hester lo sabia, o deberia haberlo sabido si se hubiese tomado la molestia de meditarlo. Era tan culpable como Margaret la acusaba de serlo.
Hubo un movimiento junto a la puerta y todos se volvieron para ver a Rathbone entrar. Era de suponer que habia acompanado a Margaret. Quizas habian venido despues de una recepcion o se disponian a hacerlo despues de la visita.
Rathbone los miro uno por uno con el rostro muy serio. Sus ojos se detuvieron en Hester un instante y luego se dirigio a Squeaky.
– Senor Robinson, ?tendria la bondad de dejarnos a solas un momento? La senora Monk le avisara en cuanto haya hablado con ella. Gracias.
Esto ultimo fue en agradecimiento despues de que Squeaky hubiese mirado a Hester y, tras el consentimiento de esta, saliera de la habitacion, cerrando la puerta a sus espaldas.