* * *

Tomo un coche de punto en Farringdon Road y media hora despues llego a Wapping. Tuvo que aguardar otra media hora hasta que Monk regreso del rio pero, de haber sido preciso, estaba dispuesta a esperar mucho mas.

Monk cerro la puerta de su despacho y sin sentarse aguardo a que Hester hablara.

En modo sucinto, dejando a un lado los detalles irrelevantes, le refirio la aventura de Claudine y le conto que estaba convencida de que habia visto a Arthur Ballinger.

Monk permanecio callado. Hester vio en su semblante que se debatia entre la incredulidad y la aceptacion.

– Tiene que estar equivocada -dijo al fin-. Estaria cansada, asustada, alterada despues de ver las tarjetas…

– No lo estaba, William -dijo Hester-. Conoce a Ballinger.

– ?Como va a conocerlo? No es su abogado, que yo sepa.

– No. Pero frecuentan los mismos circulos sociales -explico Hester-. Claudine friega cocinas y prepara la comida para las pacientes de Portpool Lane, pero en su casa es una dama. Es probable que conozca a toda la buena sociedad. Ballinger la miro tan de cerca que tuvo miedo que la reconociera a su vez.

Monk dejo de resistirse; la pesadumbre de su mirada revelaba su aceptacion.

– Debemos prepararnos -prosiguio Hester en tono mas amable-. No creo que Oliver lo sepa, pero es posible que si. Tal vez incluso sea la razon por la que acepto el caso Phillips. Aunque apuesto a que Margaret no. Ni su madre -Hizo una mueca-. No quiero ni pensar lo que puede significar para ellas, si se ven obligadas a enterarse.

Monk solto el aire lentamente.

– ?Dios! ?Que desastre!

Llamaron a la puerta bruscamente y, antes de que Monk pudiera contestar, Orme la abrio y se quedo plantado en el umbral, con el rostro ceniciento y la mirada perdida. Hester lo vio antes que Monk.

– ?Que ocurre? -inquirio, notando que la atenazaba el miedo.

Monk se volvio hacia Orme.

Orme le entrego una hoja de papel doblada.

Monk la cogio y la leyo. La mano le temblo y se puso muy palido.

– ?Que ocurre? -inquirio Hester con mas urgencia, la voz aguda, el corazon palpitante.

– Jericho Phillips tiene a Scuff -contesto Monk-. Le ha dicho a Orme que si no dejamos de perseguirle, todos nosotros, incluida la Policia Fluvial, utilizara a Scuff en su negocio. Y cuando haya acabado con el, si se convierte en una molestia y le causa problemas lo matara.

– Pues entonces lo dejamos correr -dijo Hester, atragantandose, pero no podia siquiera imaginarse dejando que a Scuff le sucediera aquello. No cabia considerar ni la sola posibilidad.

– Esto no es todo -prosiguio Monk, con voz temblorosa-. Tengo que condenar publicamente a Durban y decir todo lo malo que pueda sobre el, incluyendo su antigua relacion con los hombres que robaron el banco. Luego debo retirar todos los cargos que formule contra Phillips y decir que estuvieron motivados por mi deseo de vindicar el nombre de Durban, pagando asi mi deuda con el. Su precio es la vida de Scuff. Si no obedezco, tendra una muerte lenta y muy desagradable.

Hester lo miro fijamente durante unos segundos interminables, incapaz de asimilar lo que Monk habia dicho, hasta que poco a poco fue deviniendo claro, indeleble e insoportable.

– Tenemos que hacerlo.

Se sintio traidora incluso mientras lo decia y, sin embargo, cualquier otra respuesta era inconcebible. ?Que felicidad o sentido del honor conoceria en el futuro si permitia que Phillips se quedara con Scuff, hasta que un dia lo torturase hasta matarlo? El poder del terror y la extorsion estaba asquerosamente claro, y no dejaba otra salida.

Vio algo mas en el semblante de Monk: inteligencia, comprension y un horror mas profundo.

– ?Que sucede? -inquirio Hester, inclinandose hacia delante como para agarrarlo, reprimiendose en el ultimo instante-. ?Que mas sabes?

– Estaba pensando en que deberia ir a ver a Rathbone y contarle lo de Ballinger -contesto, casi en un susurro-. Por su propio bien es preciso que lo sepa, aunque le resulte espantoso. Y quiza pueda ayudarnos, aunque no se como.

– Pobre Oliver-dijo Hester en voz baja-. Pero yo le diria la verdad a todo el mundo, si tuviera que hacerlo para recuperar a Scuff.

– Claudine piensa que Ballinger pudo haberla reconocido -dijo Monk con voz bronca-. Todo indica que fue asi y que se lo dijo a Phillips. Por eso Phillips ha secuestrado a Scuff. Saben que el cerco se esta cerrando. -Tenia la cara muy palida, los ojos hundidos-. Tenemos que recuperar a Scuff o encontrar algun testigo cuya declaracion podamos usar para obligar a Phillips a soltarlo. Me voy a ver a Rathbone…

– Voy contigo -dijo Hester al instante.

– No. Pero no te dejare al margen. Lo prometo…

– ?Yo tambien voy! Si vas en busca de Scuff y alguien resulta herido, puedo hacer mas que ninguno de vosotros. -Por primera vez levanto la vista hacia Orme, con expresion suplicante-. ?Usted lo sabe!

Monk se volvio de cara a ella.

– Si, yo lo se muy bien. Tambien se que no me perdonarias si algo saliera mal y tu pudieras haberlo evitado, y yo no podria vivir con ese cargo de conciencia. Te doy mi palabra de que no ire sin ti. Ni sin Orme, si quiere usted venir -agrego, mirandolo.

– Ire -dijo Orme sin mas-. Tendre la lancha preparada, y algunas pistolas.

Monk asintio a modo de agradecimiento y toco la mano de Hester al salir. No fue mas que un breve gesto de afecto, piel contra piel, e instantes despues ya se habia marchado.

* * *

Monk fue directamente al bufete de Rathbone y pidio verlo de inmediato.

Su pasante se deshizo en disculpas.

– Lo siento, senor Monk, pero sir Oliver esta con un cliente ahora mismo. Calculo que estara libre dentro de media hora, si se trata de una urgencia -dijo cortesmente.

– Es extremadamente urgente -contesto Monk-. Salvo si su cliente tiene que ir a juicio manana, esto no puede esperar. Jericho Phillips ha secuestrado a otro nino. Le ruego que interrumpa a sir Oliver y se lo diga. Digale que se trata de Scuff.

– Santo cielo -dijo el pasante con suma indignacion-. ?Ha dicho Scuff, senor?

– Si.

– Muy bien, senor. Tenga la bondad de aguardar aqui.

No se molesto en pedir a Monk que tomara asiento. Saltaba a la vista que estaba demasiado inquieto para sentarse.

Monk iba de un lado a otro de la habitacion. Los segundos daban la impresion de eternizarse, incluso el mas leve ruido del otro lado de la puerta parecia estrepitoso.

Finalmente el pasante regreso, con expresion solemne.

– Sir Oliver lo recibira de inmediato, senor -dijo.

– Gracias.

Monk dio un par de zancadas y abrio la puerta del despacho de Rathbone.

Rathbone se volvio, palido y con los ojos muy abiertos.

– ?Estas seguro? -pregunto sin entrar en detalles; no era necesario.

– Si -contesto Monk, cerrando la puerta a sus espaldas-. Ha enviado un mensaje diciendo que si no dejo de acosarlo y no mancillo el nombre de Durban en publico, usara a Scuff en su negocio y luego lo matara. -Resultaba dificil decirlo en voz alta, como si las palabras le confiriesen mayor realidad-. Voy a recuperarlo y necesito tu ayuda.

Rathbone fue a decir que no se trataba de una cuestion legal pero enseguida se dio cuenta de que Monk ya lo

Вы читаете Falsa inocencia
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату