– De estatura y complexion mediana y cabello castano. No me acerque tanto a el como para ver el color de sus ojos, pero creo que oscuros. En cuanto a la edad, mas cerca de los treinta que de los cuarenta. Y era sajon, no normando. Lo eran ambos, porque hablaban en ingles.

– Teneis una vista de lince -dijo Lucas manifestando aprobacion-. Pero ?hay algo que podais haber olvidado? -Extremando ahora su concentracion, se apoyo en la mesa. Justino habia visto antes una abstraccion semejante, por lo general en las cacerias-. Algunas veces, le pasa desapercibido a un testigo un pequeno detalle -explico Lucas- por considerarlo insignificante. La mayoria de las veces lo es, pero de vez en cuando… Yo esclareci una vez un asesinato porque el asesino dejo caer una llave cerca del cadaver. ?Hay algo que no me hayais contado?

Esta era una pregunta dificil, porque habia mucho que Justino estaba ocultando: aquella carta manchada de sangre, un preso real en Austria, la sombra del rey de Francia.

– Bueno -dijo al fin-, hubo algo. Suena estupido y probablemente no significa nada, pero me parecio ver una serpiente.

La mano de Lucas se quedo helada agarrada a la botella de vino.

– ?Una serpiente?

Justino asintio.

– Se lo que estais pensando. Las serpientes hibernan en los meses de invierno. Asi que ?como una serpiente se iba a deslizar por el camino de Alresford? ?Pero estoy totalmente seguro de que era una serpiente!

– Lo era. Yo os lo puedo decir sin temor a equivocarme. Tambien os puedo decir quien asesino a Gervase Fitz Randolph: un mal nacido hijo de puta llamado Gilbert el Flamenco.

Lucas sonrio gravemente ante la expresion de asombro retratada en el rostro de Justino.

– Esta no es la primera vez que se ha valido de ese truco de la serpiente, asi que hasta os puedo decir como lo hizo. Encontro el escondrijo de una serpiente, la saco de alli, la metio en un saco y la arrojo al camino cuando el orfebre y su criado estaban a punto de pasar. Nada espanta mas a los caballos que una serpiente; es un metodo casi infalible para hacer caer a un hombre.

– Esto explicaria, entonces, por que sus caballos se desbocaron sin causa aparente. ?Yque sabeis de ese hombre?

– Que la horca no es suficiente castigo para el -contesto Lucas con dureza-. Gilbert es un muchacho de la localidad, aunque hace ya tiempo que se traslado a Londres; supongo que alli tiene mas oportunidades. Pero viene a visitar a su familia y el verano pasado estuvo implicado aqui en un doble asesinato brutal. Tendio una emboscada a un comerciante y su mujer en el camino de Southampton, el y otro forajido del demonio. Al marido lo mataron en el acto. Despues de violar a la mujer, Gilbert la acuchillo y la dejo que se desangrara hasta morir, en un lado del camino. El tal Gib no es de los que dejan testigos tras si, pero la esposa del comerciante no murio inmediatamente. Vivio lo suficiente para contar lo de la serpiente y la emboscada y para poner una soga alrededor del maldito cuello de Gilbert.

– Que Dios tenga piedad de el- dijo Justino suavemente.

– Yo pase dias y dias persiguiendolos. Cogimos a su compinche, lo sometimos ajuicio y despues lo ahorcamos en el camino de Andover. Pero Gilbert tuvo la suerte del diablo, y se escapo. He oido decir que regreso a Londres y he advertido a los justicias de alli que traten de encontrarlo y no le dejen escapar, pero Londres es un tronco lo suficientemente grande para ocultar muchos gusanos. Supongo que Gilbert decidio que habia pasado suficiente tiempo para arriesgarse a volver. Que Dios lo pudra, pero la verdad es que nunca le han faltado agallas.

– ?Por que le llaman Gilbert el Flamenco? Decis que es natural de Winchester y que aqui nacio y se crio; ?procede su familia de Flandes?

– Le llaman asi -dijo Lucas- porque es muy habil con el cuchillo. ?No habeis oido nunca decir eso de que no hay nada mas afilado que una navaja flamenca?

Justino asintio sombriamente, estremecido al pensar lo que le habria pasado a Edwin si el no hubiera acudido al oir aquel grito pidiendo ayuda.

– ?Creeis que lo podreis encontrar?

– Si no lo encuentro, no sera porque no lo intente. En cuanto amanezca, hare publico el asunto y mantendremos a su familia tan vigilada que no eructaran sin que uno de mis hombres oiga sus eructos. -Dicho esto, Lucas empujo el banco y se puso de pie,

– Tengo que volver al castillo. -Estaba en mitad de la conversacion cuando Wat se acerco a ellos-. Os comunicare lo que he descubierto acerca del tal Gilbert. Mientras tanto, De Quincy, manteneos apartado de los callejones. -Sonrio e hizo una sena al propietario de la taberna-. Rayner, carga a mi cuenta lo que beba este caballero.

Lucas recogio a Wat y salio pavoneandose. Era el foco de todas las miradas. Justino sorprendio al dueno de la taberna fulminandole con la mirada, pero el ceno fruncido del tabernero se transformo en una sonrisa de agradecimiento cuando puso deliberadamente unas monedas sobre la mesa. Sabia muy bien que Lucas nunca pagaba las cuentas en las tabernas: consideraba las bebidas gratis como una de las muchas bicocas de su cargo.

Despues de la marcha de Lucas, los que estaban en la taberna se acomodaron para seguir bebiendo, jugando a las damas y cotilleando. Justino se arrellano en su asiento, tratando de hacer caso omiso de las miradas curiosas que le dirigian. Necesitaba estar solo para evaluar lo que el justicia le habia dicho. ?Podia realmente confiar en Lucas de Marston? Si era asi, habia ganado un aliado inestimable. Si no, tal vez no le quedara ya vida para arrepentirse de ello.

6. WINCHESTER

Enero de 1193

El castillo de Winchester era facil de encontrar; ocupaba mas de dos hectareas en el sector sudoeste de la ciudad y dejaron entrar a Justino porque dio el santo y sena, que era el nombre de Lucas de Marston. El cielo tenia un aspecto gris y agorero con un amago de nieve en el aire. Seria tal vez el tiempo, pero Justino sintio un escalofrio al cruzar el patio. De sobras sabia que el castillo servia a menudo como residencia real, pero a el le parecio inhospito y poco acogedor. ?Era porque sabia que Leonor habia sido a veces recluida aqui durante largos anos como reina cautiva? ?O porque le quedaban aun algunas dudas sobre la sinceridad y buenas intenciones de Lucas de Marston?

Era demasiado tarde para preocuparse por esto, porque Lucas habia aparecido ya, cambiando de direccion al ver a Justino. Acomodando su paso al del auxiliar del justicia, Justino le dirigio una curiosa mirada de soslayo.

– Asi que, ?como resulto el interrogatorio? ?Reconocio su delito el acusado?

– ?Que creeis vos?

– Os habeis equivocado de profesion, Lucas. Con esta propension que teneis a hacer que los demas admitan sus errores, deberiais haber sido sacerdote.

Lucas reprimio una sonrisa.

– ?Que os trae por aqui, senor Quincy? ?Algun otro secreto que olvidasteis contarme? Dejadme pensarlo… ?Haceis de espia del papa en vuestro tiempo libre? ?Sois un principe real de incognito? ?Sabeis el paradero del rey Ricardo?

Justino solto una carcajada. ?Si Lucas supiera…!

– Desgraciadamente, nada que se le parezca. Que yo sepa, no tengo ni una gota de sangre real, pero tal vez encuentre una manera de poner en evidencia a nuestro asesino.

Lucas se detuvo bruscamente.

– ?Y como?

– Se me ocurrio la idea de levantar un revuelo y armar la gorda.

Lucas escucho atentamente, sin interrumpir, hasta que Justino termino.

Вы читаете El hombre de la reina
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату