– Puede hablar con entera libertad -le dijo Schellenberg.

– He recibido otro mensaje de mi primo, general. Dice que van a trasladar a Steiner desde la Torre de Londres a un lugar llamado el priorato de St. Mary.

– ?Le ha dado la direccion?

– Solo me ha dicho que esta en Wapping, junto al rio,

– Un tipo muy notable, ese primo suyo -intervino Devlin-. Haber conseguido con tanta facilidad una informacion tan importante.

Rivera sonrio con avidez.

– Jose esta seguro de que esta informacion es correcta,senor. La obtuvo de un amigo suyo, un soldado de los guardias escoceses. Hay una compania de ellos sirviendo en la Torre en estos momentos. Utilizan los locales publicos cercanos y mi primo… -Rivera se encogio de hombros-. Bueno, es un tema ciertamente delicado.

– Si, si, lo comprendemos, Rivera -intervino Schellenberg asintiendo con un gesto-. Muy bien, puede marcharse por ahora. Estare en contacto si le necesito.

Use le acompano fuera y luego regreso al despacho.

– ?Desea que haga alguna cosa en especial, general? -pregunto.

– Si, encuentreme en los archivos una de esas guias, ya sabe a que me refiero, eso de Londres calle a calle. Mire a ver si se menciona este lugar.

Ilse abandono el despacho.

– En cierta fase de mi carrera llegue a conocer bien Wapping -dijo Devlin. -?Con el IRA?

– En la campana de atentados con bombas. Los hombres duros siempre querian estar actuando; son los que serian capaces de volar al papa por los aires si creyeran que eso ayudaria a la causa. En el treinta y seis hubo una unidad de servicio activo que coloco un par de bombas en Londres. ?Conoce esa dase de cosas? Ya sabe, mujeres, ninos, transeuntes. En aquellos tiempos yo estaba encargado de imponer las ordenes y los de la direccion querian detener aquel tipo de cosas. Era muy mala publicidad, ?comprende?

– ?Y fue entonces cuando conocio Wapping?

– Por un amigo de mi juventud en el condado de Down. En realidad, un amigo de mi madre.

– ?Quien es ese amigo?

– Michael Ryan. Estaba al frente de una de nuestras casas de seguridad. No participaba activamente en nuestros asuntos; Era un camuflaje seguro.

– ?Y se encargo usted de esa unidad en servicio activo?

– Solo eran tres -dijo Devlin encogiendose de hombros-. No quisieron dejarse convencer. Despues de eso me marche a Espana y me uni a la brigada Lincoln-Washington. Contribui lo mio contra Franco hasta que los italianos me hicieron prisionero. Finalmente, el Abwehr me saco del atolladero.

– Y ese amigo suyo en Wapping, ese tal Ryan…, me pregunto que habra pasado con el.

– Me imagino que el viejo Michael seguira estando a cubierto. Seguramente no habra querido saber nada mas. Es de esa clase de hombres. Ya habia tenido sus dudas en cuanto al empleo de la violencia. En el cuarenta y uno, cuando el Abwehr me envio a Irlanda, me encontre con un amigo suyo en Dublin. A juzgar por lo que me dijo, tengo la seguridad de que el IRA no utilizo a Mick durante la campana de bombas en Inglaterra, al principio de la guerra.

– ?Podria sernos de alguna utilidad? -sugirio Schellenberg.

– Jesus, general, esta haciendo correr el carro delante del caballo, ?no le parece?

Ilse entro en ese momento, llevando un libro de color anaranjado.

– Lo he encontrado, general. El priorato de St. Mary, en Wapping. Mire, aqui, justo en el recodo del Tamesis.

Schellenberg y Devlin examinaron el mapa.

– Esto no nos va a servir de mucho -observo Devlin.

– Se me acaba de ocurrir una idea -dijo Schellenberg tras un momento de reflexion-. Operacion Leon Marino, en el cuarenta.

– ?Se refiere a la invasion nunca realizada?

– Si, pero estuvo bien planeada. Una de las tareas que se le encomendaron al SD fue llevar a cabo una investigacion completa de Londres. Estoy hablando de edificios. Habia que determinar su utilidad en caso de que Londres fuera ocupada.

– ?Quiere decir saber cual era el lugar adecuado para instalar el cuartel general de la Gestapo?. ?Se refiere a esa clase de cosas?

– Exactamente -asintio Schellenberg sonriendo le amistosamente-. Teniamos en los archivos una lista de muchos cientos de lugares parecidos, de los que incluso habiamos obtenido planos. -Se volvio hacia Use Huber-. Mire a ver que puede hacer.

– En seguida, general.

Devlin se sento junto a la ventana, y Schellenberg ante su mesa de despacho. Ambos encendieron cigarrillos.

– Anoche me dijo que preferia actuar partiendo de la idea de que Vargas era un traidor -dijo Schellenberg.

– Si, en efecto.

– ?Que haria usted entonces? ?Como manejaria todo este asunto?

– Facil… En el momento mas intenso del bombardeo de anoche se me ocurrio una idea genial. No le diremos a Vargas que voy a ir.

– No le comprendo.

– Obtendremos la informacion que necesitemos. En realidad, es muy probable que ya tengamos la suficiente. Luego, una vez a la semana, Rivera se encargara de pedir mas informacion en su nombre, general. Los horarios seguidos por Steiner en el priorato, el sistema de guardia y esa clase de cosas. Pero yo ya estare en Londres. Y ahora, Walter, hijo mio, debe admitir que es una buena idea.

Schellenberg no pudo evitar lanzar una risotada. Luego se levanto.

– Muy buena…, condenadamente maravillosa. Vayamos a la cantina y tomemos un cafe a la salud de esa idea.

Mas tarde, Schellenberg pidio que le trajeran el Mercedes y ambos fueron al Tiergarten y caminaron alrededor del lago, con los pasos crujiendo sobre la ligera nieve en polvo.

– Hay otra dificultad -dijo entonces Devlin-. La rama especial se las arreglo para localizarme cuando estuve en Norfolk. Resulto que lo hicieron a ultimas horas del dia, pero lo consiguieron, y una de las cosas que les ayudaron fue el hecho de que, como ciudadano irlandes, tuve que acudir al registro de extranjeros, en la policia local, y eso exigio entregar una foto de pasaporte.

– Comprendo. ?Que sugiere ahora?

– Un cambio completo en mi aspecto… Un verdadero cambio.

– ?Quiere decir el color del cabello y todo eso?

– Si -asintio Devlin-, y tambien anadir unos pocos anos si es posible.

– Creo que podre ayudarle con eso -dijo Schellenberg-. Conozco a unos pocos amigos en los estudios de cine de la UFA, aqui, en Berlin. Algunos de sus maquilladores son capaces de lograr cosas sorprendentes.

– Y otra cosa…, nada de registro de extranjeros esta vez. Yo naci en el condado de Down, que esta en el Ulster, lo que me convierte oficialmente en ciudadano britanico. Nos aferraremos a eso cuando se trate de preparar los documentos falsos.

– ?Y su identidad?

– La ultima vez fui un heroe de guerra. Un apuesto irlandes que habia sido herido en Dunkerque y desmovilizado. -Devlin se toco la cicatriz de la bala en un lado de la cabeza-. Esto ayudo a que se creyeran el cuento, claro.

– Bien, en ese caso prepararemos algo parecido. ?Que me dice del metodo de entrada?

– De nuevo el paracaidas.

– ?En Inglaterra?

– Demasiado arriesgado -denego Devlin con un gesto-. Y, si alguien me ve, seguro que informara. No, lo haremos en Irlanda, como la ultima vez. Si me detectan alli, a nadie le importara. Luego, solo tendre que dar un

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