complejo de persecucion?
– ?Callate! Cuando le hayas visto, seras igual que yo Mira a un tipo que pasa, se detiene un momento, enciende un cigarrillo… Sonrie, y dice con tono despreocupado, como si hablara del tiempo: «?Ejecuta a ese hombre!» Y despues, regresa tranquilamente a su despacho y sigue trabajando.
»Hace unos dias, nueve hombres estiraron la pata. Nueve SD acusados de chantaje. No habian tenido tiempo de decir ni pio, cuando ya estaban secandose a pleno aire. A mi jefe le encanta ejecutar a la gente. Le resulta tan agradable como a nosotros bebemos una copa.
– Esto no es nada en comparacion con un comandante que tuve tiempo atras -se vanaglorio el Obergefreiter-. Se llamaba Lindenau. Le llamabamos
Rio sonoramente, como si encontrara muy divertido que hubieran tostado a su comandante en Kiev Pavlo.
– Cuando
– ?Quieres decir que conoces personalmente a
El
– No escupas en mi bandera.
– ?Quien lo dice?
– ?No me has oido?
– Lo mismo me da.
Para subrayar sus palabras, el
El SS prefirio fingir que no lo advertia.
– Decias que conocias a
– ?Tonterias! Nunca he dicho tal cosa. He dicho que tal vez nos conozcamos. Pero haz tu marranada con las «pipas» y veras si le conozco. Puedo asegurarte que te ofreceran un billete de ida hasta mi Regimiento, via Torgau, y entonces aprenderas a conocerme. Se que sere tu jefe instructor. Porque Dios es grande y bueno. Y muy justo. Aprenderas a maldecir el dia en que conociste a Joseph Porta,
– Estas desbarrando. Me contabas cosas de tu comandante, y nadie ha hablado de denunciarte.
– Tu mismo lo has dicho.
– ?Tonterias! Se dicen tantas cosas… He pensado que tal vez tuvieras un grano. Al fin y al cabo, no podia adivinar que eres un camarada, un elegido de Dios. Vamos, dime el precio de tus «pipas». Me las quedo sin rechistar. Ademas, te dare la direccion de una casa donde van los burgueses para conocer a mujeres de verdad.
Porta fingio que no oia nada.
– Bueno, estabamos hablando de mi comandante. Cuando nos hablaba con amabilidad, siempre empezaba con estas palabras: «Puercos, tendreis que apretar el trasero. Hemos recibido orden de lanzar un ataque psicologico. Nuestro Regimiento es el unico que Ivan juzga digno de citar en sus comunicados. No lo olvideis, y mostraros dignos de el. ?Granujas y puercos, calad la bayoneta! ?A paso de carga! ?Seguidme, elegidos de la muerte!» Mientras corriamos, miraba hacia atras y gritaba: «?Cuidado con el cerdo que se retrase medio metro! ?Me encargare personalmente de cortarle el pescuezo!» Se lanzaba adelante, en cabeza del Regimiento, con la metralleta baja y el sable brillando al sol. Se oian sus blasfemias a kilometros de distancia.
– Oye, no querras hacerme creer que atacabais al arma blanca.
– Siempre atacamos con el cuchillo o la bayoneta -explico Porta. E hizo un amplio ademan con la mano-. Somos especialistas del cortacoles. Ven a echar una ojeada a nuestro terreno de entrenamiento, alli, detras de los garajes. Veras los sacos de arena con los que nos entrenamos cada dia durante dos horas, en el uso de la bayoneta.
Y Porta acaricio su bayoneta, que brillaba malevolamente en el extremo del canon de la carabina.
– Antes de que tuvieras tiempo de decir «?ay!», SS, el ultimo de nosotros enviaria tu fusil por los aires.
– Me haces estremecer -dijo el SS.
– ?Que gritabais? ?Hurra?
– ?Hurra? ?Idiota…! -se mofo Porta-. Esto solo lo grita la Infanteria de segundo orden. Y los Cazadores. Y tambien, naturalmente, tu birria de Compania.
– ?Llamas a los SS una birria de Compania?
– ?Tienes las orejas tapadas? ?O que te ocurre? ?No gritais «?hurra!» al atacar?
– Si, desde luego. -El SS vacilaba.
– Nosotros gritamos injurias ante las narices de Ivan.
»-
»-Mi coronel -le conteste-. Se trata de un error. He creido que el comandante era un oficial ruso.
»El muy cerdo se rio y rogo al buen Dios que enviara un diluvio de mierda, de rayos y truenos sobre mi pobre cabeza
»De regreso al cuartel tuve que hacer ocho horas de ejercicio a las ordenes del propio comandante, para que aprendiera a no equivocarme. Mas tarde, llegue a formar parte de su escolta personal.
– ?De veras liquidais a vuestros oficiales? -pregunto el SS, estremeciendose.
– A veces. Por ejemplo, la 2.? Compania, con su pandilla de hijos de perra, todos tiradores escogidos. Salieron de expedicion por el mar de Hielo, cuando estuvimos en Finlandia para ensenar a hacer la guerra a tus camaradas de alli. Cuando regresaron, once dias mas tarde, ya no tenia oficiales ni
– Esos de la segunda deben de ser tipos duros. ?Que tal es una compania