– Las bromas no forman parte de las opciones de un BMW. ?Oyes algun ruido de trafico?

– Ahora que lo dices, es verdad; no oigo nada.

– Y desde fuera tampoco pueden oir lo que tu dices. Y no es que digas mucho. Como de costumbre.

– Eso es lo que me ha mantenido con vida hasta ahora.

Dave se encogio de hombros y luego abrio la guantera. El detector de parasitos era una caja negra del tamano de un paquete de cigarrillos, con una antena corta.

– Ingenioso. Te tomas muy en serio eso de la vigilancia, ?no?

– Con mi clientela tengo que hacerlo.

– Consejero privado de Naked Tony Nudelli. Si, has llegado lejos desde que defendias a los tipos como yo, Jimmy. Lo que me intriga es por que hiciste el largo camino hasta la carcel para recogerme y llevarme a la ciudad. Podia haber cogido el autobus.

– Tony me pidio que me asegurara de que estabas bien. Y consejero privado es exagerar mucho, Dave. Haces que suene como si fuera Bobby Duvall. Pero, a diferencia del personaje ese que hacia en El Padrino…

– Tom Hagen.

– Eso, Hagen. A diferencia de el, yo tengo mas de un cliente. Tu, por ejemplo. Si alguna vez necesitas mi consejo para lo que sea…

– Bueno, gracias, Jimmy. Te lo agradezco.

– Bien, si no tienes ningun plan para hoy, esto es lo que haremos. Como te he dicho, Tony quiere que me asegure de que estas bien. Pasaremos por el despacho y te ensenare la liquidacion que he preparado; lo que he hecho con tu dinero y todo eso. Luego, si me lo permites, te hare unas cuantas sugerencias sobre lo que puedes hacer con el. Y luego podemos ir a comer algo. Aunque tengo que estar en los tribunales a las dos y media.

– Suena bien, Jimmy. Apetito, justamente, no me falta.

– ?Tienes hambre? ?Que te apetece? Solo tienes que decirmelo. Conozco un garito haitiano en la Segunda Avenida. Podriamos parar alli a desayunar, si quieres.

– Ya he desayunado, gracias. Y no es de comida de lo que tengo hambre, Jimmy. Suena un poco cursi, pero es de vida de lo que tengo hambre, ?sabes? De vida.

Siguieron por el paseo maritimo de North Bay, dieron la vuelta al moderno edificio donde Figaro & August tenia sus oficinas y entraron en el aparcamiento subterraneo. Figaro se dirigio hacia el ascensor.

– ?Sabes? Ayer por la manana -dijo-, la recepcionista del despacho recibio una entrega a mi nombre mientras yo estaba reunido con un cliente.

Figaro empezo a reirse entre dientes, mientras subian.

– No es que eso tenga nada que ver con lo que hablabamos antes. Bueno, ella y mi secretaria desenvuelven el paquete y casi se desmayan cuando vieron lo que era. Porque los presos no son los unicos que leen el New Yorker. Bueno, a ellas lo que hay dentro del paquete les parece un abrigo de hormigon. Y el albaran de entrega dice que es de alguien llamado Salvatore Galeria. Asi que piensan que es un mensaje de la Mafia, algo parecido a «Luca Brazzi duerme con los peces», etcetera, etcetera. Solo que no es un mensaje de la Mafia en absoluto. Es una escultura que compre en una galeria de South Beach la semana pasada. Salvatore Galeria, en la avenida Lincoln. Me costo 10.000 dolares. La compre para que diera conversacion. Pense que les gustaria a mis clientes. Para entretener a los chicos listos como tu mientras yo voy a orinar.

– Eso se llama tener un sentido del humor muy negro, Jimmy.

– A Smithy -es la recepcionista- la tuvimos que enviar a casa en un taxi, se puso mala al ver lo que, creia ella, era una amenaza contra mi vida. Bastante conmovedor cuando lo piensas. Quiero decir, es como si realmente le importara lo que me pueda pasar.

– Explicado asi, es algo dificil de creer.

Los dos hombres salieron del ascensor y siguieron por el silencioso corredor hasta las oficinas. El despacho de Figaro estaba situado en una parte del edificio que hacia esquina y tenia una ventana corrida que ofrecia una vista panoramica del puente Brickell y de las siluetas parecidas a estanterias de los edificios del centro recortandose contra el horizonte. Como vivienda hubiera resultado un espacio generoso, pero como despacho para un solo hombre, era apabullante. Los ojos de Dave recorrieron los paneles de roble que recubrian las paredes, los sofas de piel color crema, el escritorio del tamano de un trasatlantico, los horribles cuadros y el abrigo de hormigon, y se dio cuenta de que todo le gustaba mucho, excepto, quizas, el sentido del humor de Figaro y su gusto artistico. El despacho de Figaro le hacia sentirse casi agorafobico. Se miro los pies. Estaba sobre un suelo de parque en el extremo de una enorme alfombra de color arena. En el parque habia una placa de bronce con una inscripcion que no se molesto en inclinarse para leer.

– ?Que es esto? ?La primera base? Joder, Jimmy, podrias jugar un partido de beisbol aqui.

– Es verdad, tu no habias estado en estas oficinas, ?no?

– Te deben ir bien los negocios.

– A los abogados siempre les van bien los negocios.

Figaro le indico con un gesto un sofa, echo una ojeada a las notas que habia en un extremo del escritorio de nogal de su socio y espero a que Carol llegara hasta el, salvando la distancia, para darle la carpeta que le traia.

– ?Es la carpeta del senor Delano? -pregunto Figaro.

– Si.

Carol la dejo frente a el en el escritorio y echo una mirada al hombre que estaba sentado en el sofa. Estaba acostumbrada a ver aparecer todo tipo de personajes -era la palabra menos ofensiva que se le ocurria para describirlos- en el despacho de su jefe. En su mayoria eran historiales delictivos andantes, caras toscas con trajes caros, matones con camisas y corbatas tan chillonas como un Carnaval. El personaje del sofa parecia un poco diferente de los demas. Con sus pendientes de oro, barba y bigote al estilo del Caballero Risueno y un tupe del tamano del de Elvis, parecia un pirata que hubiera tomado prestada alguna ropa despues de alcanzar la playa a nado. Pero tenia una sonrisa bonita y abierta y unos ojos aun mas bonitos.

– ?Cafe? -le pregunto Carol a Figaro.

– ?Dave?

– No, gracias.

Devolviendole la sonrisa mientras salia del despacho, Carol decidio que con un corte de pelo, un afeitado y otra ropa, pareceria mas joven y menos alguien que va camino de la camara de gas. Guapo, eso es lo que pareceria. La puerta se cerro tras ella y supo que la sensacion que habia sentido en el trasero, cubierto por la ajustada falda, procedia de aquellos grandes ojos castanos.

Figaro se sento delante de Dave y deslizo hacia el una hoja de papel a traves de la mesa de cafe de cristal. Este todavia recorria la sala con los ojos y no hizo movimiento alguno para mirar el papel.

– ?Un puro?

Dave sacudio la cabeza.

– Me dan dolor de garganta. Pero me iria bien un cigarrillo.

Figaro escogio un puro de la caja de Cohibas que estaba en la mesa -un regalo de Tony- y luego fue a buscar un cigarrillo para Dave en una caja de plata que estaba encima de su escritorio.

– Fue una decision acertada, Dave -dijo a traves de una burbuja de humo azul-. Mantener la boca cerrada.

Dave fumaba en silencio. Habia sido el consejo de Figaro y el error de Figaro, asi que dejo que siguiera hablando.

– Fue mala suerte que el Gran Jurado decidiera que tu silencio te hacia complice de lo que habia pasado. Puede que el juez tuviera en cuenta tu anterior condena. Pero, aun asi, cinco anos por algo con lo que no tuviste nada que ver… me parecio realmente excesivo.

– ?Y si a ti te pescan por algo, Jimmy? Aunque sea por algo con lo que no tienes nada que ver. Si te piden que delates a uno de tus clientes. Quizas a tu cliente mas importante. ?Que harias?

– Supongo que tener la boca cerrada.

– Justo. No es que puedas escoger, ?sabes? Estarias muerto para mucho mas de cinco anos, dejame que te lo diga. Eso es un gran consuelo cuando estas en la trena. No pasa un dia en que no te digas: esto es el infierno, pero podria ser peor. Podria estar cumpliendo condena en el fondo del oceano dentro del abrigo de 10.000 dolares de Jimmy.

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