rapidamente indicios susceptibles de identificar al maniaco homicida, entre otros un panuelo de papel. El analisis del ADN realizado en el plazo mas breve dio el nombre del presunto asesino. Se trataria de Armel Guillaume Francois Louvois, veintinueve anos, joyero. El hombre estaba fichado por un delito de agresion sexual colectiva a dos menores cometido hace doce anos con otros tres complices.

Adamsberg se interrumpio para contestar al telefono.

– Si, Lavoisier. Si, me alegro yo tambien de volver a hablar con usted. No, muchos problemas. ?Se recupera? Un momento.

Adamsberg aparto el aparato para comunicar la informacion a Danglard.

– Un hijo de puta ha intentado envenenar a Emile, inflamacion, 40,2 °C de temperatura. Lavoisier, pongo el altavoz para mi colega.

– Lo siento, el tipo entro con bata blanca y mascarilla, uno no puede estar en todo. Tenemos diecisiete servicios en Urgencias y no hay presupuesto. He puesto a dos enfermeros para que se turnen delante de su puerta. Emile teme morir, y la verdad es que es posible. Tiene dos mensajes para usted. ?Tiene para apuntar?

– Ya esta -dijo Adamsberg alcanzando una esquina del periodico.

– Primero, la palabra cifrada esta tambien en una postal. No se nada mas, no he insistido, esta exhausto.

– ?A que hora lo intoxicaron?

– Todo iba bien al despertarse. La enfermera me llamo a las dos y media, la fiebre habia empezado hacia las doce. Segundo mensaje: Cuidado, el perro.

– ?Cuidado con que?

– Es alergico al pimiento. Espero que sepa usted de que habla, parece importarle mucho. Debe de ser la continuacion del mensaje cifrado, porque no veo por que se va a dar pimiento a un perro.

– ?Que palabra cifrada? -pregunto Danglard cuando Adamsberg hubo colgado.

– Un mensaje de amor escrito en ruso. Kiss Love. Vaudel amaba a una anciana alemana.

– ?Para que escribir Kiss Love en ruso?

– No lo se, Danglard -dijo Adamsberg prosiguiendo la lectura de su articulo.

Quedo demostrado que Louvois no habia participado en las violaciones, pero el juez le impuso una pena de prision condicional de nueve meses por participacion en ataque violento y por delito de no asistencia a personas en peligro. Desde entonces, Armel Louvois no habia dado que hablar, al menos oficialmente. El arresto del presunto criminal seria inminente.

– Inminente -repitio Adamsberg echando una ojeada a sus relojes-. Hace rato que esta lejos, Louvois. Pero mantenemos la vigilancia, no todo el mundo sigue las noticias.

Adamsberg dio instrucciones desde el cafe: Voisenet y Kernorkian con la familia del artista que pinto a su protectora; Retancourt, Mordent y Noel de vigilancia en el domicilio de Louvois; previamente, avisar al inspector de division Weill, le horrorizaba ver a la pasma invadir su esfera privada, seria capaz de echarlo todo a perder; Froissy y Mercadet con las lineas telefonicas y la conexion a Internet de Louvois; Justin y Lamarre con su vehiculo, si es que tenia vehiculo; agitar a los policias de Avinon, comprobar la presencia en la ciudad de Pierre Vaudel hijo y de su mujer. Mantener los controles en estaciones y aeropuertos, difundir el retrato.

Mientras hablaba, Adamsberg veia a Danglard dirigirle senas expresivas, que el no entendia. Sin duda porque era incapaz de hacer dos cosas a la vez, como hablar y ver, ver y escuchar, escuchar y escribir. Dibujar era lo unico que podia llevar a cabo como labor de fondo sin alterar sus otras actividades.

– ?Lanzamos el interrogatorio a los vecinos del edificio de Louvois? -pregunto Maurel.

– Si, pero tenemos a Weill en pleno sector. Primero preguntele a el y concentrese en la vigilancia. Louvois podria no haberse enterado de nada, podria volver. Busque donde trabaja. Taller, tienda, que se yo.

Danglard habia escrito cinco palabras en el periodico y se lo ensenaba al comisario: «Mordent no. Permute con Mercadet». Adamsberg se encogio de hombros.

– Rectificacion -dijo-. Mordent con Froissy y Mercadet a vigilar. Si se queda dormido, quedaran dos hombres, de los cuales una es Retancourt, o sea que son siete.

– ?Por que me hace cambiar a Mordent? -pregunto Adamsberg metiendose el aparato en el bolsillo.

– Mermado, no me fio -dijo Danglard.

– Un tipo mermado puede concentrarse en vigilar. De todos modos, Louvois ya no esta alli.

– Es distinto. Ha habido una filtracion.

– Hable con claridad, comandante, asuma sus segundas intenciones. Mordent lleva veintisiete anos en el cuerpo, lo ha hecho y visto todo. Ni en Niza se dejo corromper.

– Lo se.

– Entonces no veo, Danglard, francamente. Acaba de decirme que la filtracion viene de alguna conversacion. Imprudencia, no traicion.

– Siempre digo lo mejor, pero constantemente creo lo peor. Ayer por la manana le dio problemas, provoco la huida de Emile.

– La cabeza de Mordent viaja a kilometros de aqui mientras su hija se golpea la suya contra las paredes de Fresnes. Es inevitable que cometa errores, hace demasiado o demasiado poco, muerde, pierde los papeles. Hay que dirigirlo, eso es todo.

– Hizo fracasar la comprobacion de coartada en Avinon.

– ?Y que, Danglard?

– Pues que van dos faltas profesionales y no de las menores: una evasion de sospechoso y una negligencia de principiante con la coartada. Responsable legal: usted. En este punto alguien podria sostener que en menos de dos dias usted se ha cargado el funcionamiento de la investigacion. Con Brezillon encima, por menos que eso a usted se le cae el pelo. Y ahora esta catastrofe, esta filtracion a la prensa, y el asesino fugado. Si alguien quisiera expulsarlo del circuito, no lo haria de otra manera.

No, Danglard. ?Mordent saboteando la investigacion? ?Mordent que quiere que se me caiga el pelo? No. ?Y para que?

– Porque podria averiguar la verdad. Y podria molestar.

– ?A quien? ?Molestar a Mordent?

– No. Arriba.

Adamsberg miro el indice de Danglard firmemente apuntado hacia el techo, hacia la esfera de los poderosos, que Danglard resumia en la palabra «arriba», que significaba igualmente «abajo», en las cavernas.

– Alguien de arriba -prosiguio Danglard sin quitar el dedo del techo- no tiene intencion de permitir que el caso de Garches llegue a buen puerto. Ni que usted siga existiendo.

– ?Y Mordent lo ayudaria? Impensable.

– Altamente pensable desde que su hija esta en manos de la justicia. Arriba, un caso de asesinato se borra sin dificultad. Mordent les da razones para eliminarlo a usted, y el recupera a su hija, libre. No olvide que la juzgan dentro de dos semanas.

Adamsberg chasqueo la lengua.

– No tiene el perfil.

– No hay perfil que valga cuando se tiene a un hijo en peligro. Se nota que no tiene crios.

– No me provoque, Danglard.

– Me refiero a un crio de quien uno se ocupa de verdad -dijo secamente Danglard, volviendo al frente, reavivando el gran antagonismo que los oponia. Danglard a un lado de la linea, protegiendo a Camille y a su nino de la vida, muy laxa, de Adamsberg; y Adamsberg al otro lado, viviendo en funcion de sus deseos, sembrando sin pensar demasiadas calamidades, en opinion del comandante, en la vida de los demas.

– Me ocupo de Tom -dijo Adamsberg cerrando el puno-. Cuido de el, lo saco de paseo, le cuento cuentos.

– ?Donde esta ahora mismo?

– No es asunto suyo, y me esta hinchando las narices. Esta de vacaciones con su madre.

– Si, pero ?donde?

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