Eso no se tiene de pie.

– Diran que no tiene nada que ver. Diran que Emile se limito a copiar el modus del caso austriaco, por falta de imaginacion.

Adamsberg tendio el brazo y bebio un trago del vaso de Danglard. Sin Danglard y su logica tallada como cristal de roca, no habria visto venir el golpe.

– Me voy a Londres -anuncio Danglard-. Podemos pillarlo por los zapatos.

– Usted no se va a ninguna parte, comandante. Me voy yo. Y necesito un hombre al mando de la Brigada. Arregle sus asuntos con Stock por telefono y video.

– No. Delegue en Retancourt.

– No tiene grado, y no puedo hacerlo. Bastante lio tenemos ya.

– ?Adonde va?

– Usted lo ha dicho: podemos pillarlo por los zapatos.

Adamsberg le paso una postal. Un bonito pueblo colorido resaltaba sobre un fondo de colinas y un cielo azul. La volvio, lado cruz. Arriba, a la izquierda, en letras de imprenta: КИСЛОВА.

– A Kisilova, el pueblo del demonio. Que rondaba la linde del bosque. Eso es lo que significa ese КИСЛОВА, ?no?

– Si, Kiseljevo en su ortografia original. Pero ya hemos hablado del tema. Veinte anos despues, nadie recordara el paso del Cortapies.

– No es lo que yo espero. Voy alli a buscar el negro tunel que va desde Vaudel hasta este pueblo. Hay que encontrarlo, Danglard, hundirse alli, extirpar la historia, arrancarla de raiz.

– ?Cuando se va?

– Dentro de cuatro horas. No quedaban plazas de avion. Vuelo hasta Venecia, y luego voy en tren hasta Belgrado. He reservado dos plazas. La embajada me busca un traductor.

Danglard sacudio la cabeza, hostil.

– Estara usted demasiado expuesto. Me voy con usted.

– Ni hablar. No solo esta el problema de la Brigada. Si quieren hundirme y usted esta conmigo, lo pondran en la misma balsa. Y si me meten en chirona, solo usted podra sacarme de alli. Tardara diez anos, asi que aguante. Mientras tanto, mantengase alejado de mi. No quiero contaminar ni a usted ni al resto de la Brigada.

– Para traductor, el biznieto de Slavko podria servir. Vladislav Moldovan. Trabaja como interprete para los institutos de investigacion. Tiene tan buen caracter como su abuelo. Si le digo que es por Slavko, se las arreglara para estar libre. ?A que hora sale el Venecia-Belgrado?

– A las nueve y treinta y dos de la noche. Paso por casa a coger una bolsa y mis relojes. Me molesta no llevar hora.

– ?Que mas da? Si sus relojes nunca estan en hora.

– Eso es porque los pongo en hora basandome en Lucio. El mea en el arbol mas o menos cada hora y media. Pero claro, no es exacto.

– Pues hagalo al reves, pongalos en hora consultando un reloj de pared, y asi sabra la hora exacta de las meadas de Lucio.

Adamsberg lo miro un tanto sorprendido.

– No quiero saber a que hora mea Lucio. ?Como quiere que me importe eso?

Danglard hizo un gesto que significaba «dejemoslo» y paso al comisario otra carpeta, verde manzana.

– Es el ultimo informe de Radstock. Tendra tiempo de leerlo en el tren. Ademas estan los interrogatorios a lord Clyde-Fox y unas informaciones inconsistentes sobre su amigo cubano, o supuesto amigo cubano. Han afinado los analisis. Todos los zapatos son franceses, salvo los de mi tio.

– O del primo de su tio, un kisslover, un kisiloviano.

– Un kiseljeviano.

– ?Como atravesaron la Mancha esos zapatos?

– En barco clandestino. No hay otro modo.

– Eso es tomarse mucha molestia.

– Que vale la pena. Highgate es un sitio importante. Algunos de esos zapatos, al menos cuatro pares, no tienen mas de doce anos, pero Radstock tiene problemas para datar los demas. Doce anos es lo que corresponderia al tiempo de accion del Zerquetscher suponiendo que empezara su colecta a la edad de diecisiete anos. Muy joven para introducirse en los establecimientos de pompas funebres para cortar pies. Cronologicamente hablando, cuadra, abarca la expansion del movimiento artistico gotico, heavy metal, encajes y terror, anticristo y lentejuelas, zombis en chaqueta de gala. Eso puede producir una impregnacion favorable.

– ?Como dice, Danglard?

– El movimiento gotico -repitio Danglard-. ?No ha oido nunca hablar de eso?

– ?Del gotico medieval?

– Del gotico de los anos 1990 hasta ahora. ?No ve de que le hablo? Los jovenes que llevan camisetas con calaveras o esqueletos sanguinolentos.

– Lo veo muy bien -dijo Adamsberg, con el atuendo de Zerk solidamente enganchado a una estrella de su memoria-. ?Stock tiene problemas con los demas pares de zapatos?

– Si -dijo Danglard rascandose la barbilla, bien afeitada en un lado, mal en el otro.

– ?Por que se afeita solo un lado? -pregunto Adamsberg interrumpiendose a si mismo.

Danglard se puso rigido y se fue hasta la ventana para examinarse en el cristal.

– La bombilla del cuarto de bano se ha fundido. No veo nada en el angulo izquierdo. Convendria que lo arreglara.

Abstract, penso Adamsberg. Danglard la esperaba.

– ?Tenemos aqui bombillas de bayoneta de sesenta vatios?

– Ya ira a mirar, comandante. El tiempo pasa -senalo Adamsberg dandose golpecitos en la muneca.

– Es usted el que me interrumpe. Hay pies que no cuadran con un tiempo de solo doce anos. Dos pertenecen a mujeres con las unas pintadas, una moda anterior a 1990. La composicion de la laca de unas indicaria mas bien el periodo 1972-1976.

– ?Stock esta seguro?

– Casi, esta profundizando los analisis. Hay un par masculino de piel de avestruz, raro y caro, hecho cuando el Zerquetscher tenia solo diez anos. En ese supuesto seria un crio asombrosamente precoz. Peor aun, algunos pares podrian tener veinte o treinta anos. Ya se que me va a decir -bloqueo Danglard levantando su vaso a modo de muralla-. En su maldito pueblo de Caldhez, los chavales hacian explotar los sapos desde que nacian. Pero hay un margen.

– No, no iba a hablar de los sapos.

La idea de los sapos que los ninos hacian explotar en un inmundo estallido de sangre y entranas haciendolos fumar un cigarrillo devolvio la mano de Adamsberg al paquete de Zerk.

– Ha vuelto en serio -comento Danglard al verlo fumar su tercer pitillo.

– Es por sus sapos.

– Siempre es por algo. Yo dejo el vino blanco. Se acabo. Este es mi ultimo vaso.

Adamsberg se quedo mudo de sorpresa. Que Danglard estuviera enamorado, estaba claro; que fuera correspondido, era de esperar; pero que eso le hiciera dejar el vino, no podia creerselo.

– Me paso al tinto -prosiguio el comandante-. Es mas vulgar pero menos acido. El blanco me arruina el estomago.

– Buena idea -aprobo Danglard, curiosamente tranquilizado ante la idea de que nada cambia en este mundo, al menos en Danglard.

El periodo ya era suficientemente convulso.

– ?La cajetilla la ha comprado usted? -pregunto Danglard senalando los cigarrillos-. ?Ingleses? Eleccion refinada.

– El atracador de esta manana se los dejo en casa. O sea que o bien Zerk era un nino tan precoz que ya sabia cortar pies a los dos anos, o bien un mentor lo llevaba a esas expediciones morbosas que Zerk continuo despues. Podria ser que actuara bajo influencia desde la infancia.

– Manipulado.

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