gusto. «Adelante, purga, existe, es tu dia.» Nunca habia oido eso. Me encantaron esas tres palabras: adelante, purga, existe.

– ?De donde sacaste la camiseta?

– El fue a comprarmela, dijo que no resultaria convincente con mi vieja camisa. Pase la noche en su casa, pero estaba demasiado nervioso para dormir, lo iba preparando todo mentalmente. Me habia dado medicinas.

– ?Excitantes?

– No lo se, no lo pregunte. Una pastilla por la noche y dos por la manana, antes de ir a verte. Ya estaba quedando como nuevo. Y el monton de desechos lo veia como si lo tuviera delante. A medida que pasaban las horas, la sensacion iba aumentando. Podria haberte matado. Y tu tambien -anadio en un tono repentinamente casi identico al del Zerk gotico.

La mirada del joven se escapo. Cogio un cigarrillo, y Adamsberg se lo encendio.

– ?Me habrias gaseado de verdad con ese puto frasco?

– ?A ti que te parecia que era?

– Un puto veneno.

– Acido nitrocitraminico.

– Si.

– Pero, aparte de eso, ?que parecia?

Zerk soplo el humo.

– No se. Una muestra de perfume.

– Eso es lo que era.

– No te creo -susurro Zerk-. Lo dices porque ahora te da verguenza. Estabas en tu despacho. No creo que guardes muestras de perfume en tu despacho.

– Me encerraste olvidando que los maderos tenemos ganzua. Fui a buscar la muestra al cuarto de bano. El acido nitrocitraminico no existe. Puedes comprobarlo.

– Joder -dijo Zerk aspirando cafe.

– Lo que si es verdad, en cambio, es que no hay que meterse tanto la pistola en el pantalon.

– Lo entiendo.

– ?Tienes sarna, tuberculosis, un solo rinon?

– No. Tuve tina una vez.

– Sigue.

– El gato bajo las cajas me distrajo. O el viejo con su historia del brazo. Tuve un bajon de repente, como si se me hubiera pasado la mona. Estaba un poco hasta las pelotas de gritar. Pero queria gritar de todos modos. Queria gritar hasta que cayeras de rodillas, hasta que me suplicaras. Josselin me habia dicho que, si no gritaba, estaba perdido. Que, si no te tumbaba, estaba perdido. Que me quedaria para toda la vida con mi monton de desechos. Y es verdad que estaba bien despues, no me arrepentia.

– Pero acabaste pillado.

– Si, joder, como el gato bajo las cajas. Espere un desmentido de lo del ADN. U otra llamada del tipo desconocido. Pero nada.

– ?Pensaste en una trampa de Josselin?

– No. Me escondia el, al fin y al cabo. Estaba en una habitacion al fondo de su piso, con ordenes de no moverme de alli, por los pacientes.

– Despues de verme, si hubieras salido de esa habitacion entre las nueve y las doce, me habrias encontrado en su casa. Habia ido a hablar con el. Supongo que a Josselin le habra hecho gracia la situacion. Con los dos en casa, los dos manipulados por el. Pero el caso es que me curo y me quito los acufenos. Lo echaremos de menos, Zerk, tiene los dedos de oro.

– No, yo no lo echare de menos.

– ?Y luego, ese dia?

– Vino a buscarme a la hora de comer, me hizo contarle todo, queria todos los detalles, las frases que yo habia dicho, se divirtio de lo lindo, parecia alegrarse por mi. Me hizo quitarme la camiseta y preparo una buena comida para celebrarlo. Para lo del ADN, dijo que era un error de analisis y que habia que dar tiempo a la pasma para darse cuenta. Pero luego lo crei cada vez menos. Tenia ganas de llamar a Louis, pero no podia usar mi movil. Estaba el fijo de Josselin. Pero si la pasma se enteraba de que Louis era mi tio, lo iban a vigilar. Empece a pensar que alguien me estaba pudriendo la vida. El fue quien me robo el panuelo, ?eh?

– Facilmente. Y los pelos de tu perra. Tournesol. Los encontraron en el sillon de Garches. El sillon donde te clavo ayer. Me pregunte como habia podido recoger esos pelos. ?Habia ido a tu casa?

– Nunca.

– Cuando te trataba, ?te desvestias?

– Solo dejaba los zapatos en la sala de espera.

– ?Nada mas? Piensa.

– No. Si. Dos veces me pidio que me quitara el pantalon para comprobar mis rodillas.

– ?Recientemente?

– Hace unos dos meses.

– Fue entonces cuando te cogio el panuelo y los pelos de perro. ?No se te ocurrio?

– No. Hacia cuatro anos que Josselin me ayudaba. ?Por que iba a pensar mal de el? Estaba de mi lado, el y sus putas manos de oro. Me hizo creer que me apreciaba, pero la verdad es que encontraba que yo era un cretino. A nadie le importa que vivas o mueras, eso me dijo anoche.

– Losa sreca, Zerk, asumio el destino de Arnold Paole.

– No lo asumio, eso tambien era verdad. Es descendiente de ese Arnold Paole. Me lo dijo en el coche cuando me llevaba a la casa. Y no bromeaba.

– Lo se. Es un Paole autentico en linea paterna directa. Quiero decir que esta tan enfermo como su antepasado, el que comia tierra del cementerio para protegerse de Peter Plogojowitz. ?Que mas te dijo?

– Que yo iba a morir, pero que con mi muerte contribuia a su obra de erradicacion de los malditos y que era una buena muerte para un tipo como yo que no servia para nada. Explico que una familia inmunda infectaba la suya desde hacia trescientos anos y que tenia que acabar con ella. Dijo que habia nacido con dos dientes, que esa era la prueba del mal que habia en el por culpa de esos otros. Pero habia momentos en que no se le entendia. Hablaba demasiado rapido, tuve miedo de que se saliera de la carretera.

Zerk se interrumpio para acabar su cafe frio.

– Hablo de su madre. Lo abandono porque era un Paole, y se dio cuenta porque vio que ya tenia dientes al nacer. Grito que era un «dentudo» y dejo al bebe alli, en el hospital, «como se deshace uno de un ser abyecto». Y entonces lloro, lloro de verdad. Lo veia en el retrovisor. El no reprochaba nada a su madre. Decia: «?Que iba a hacer una madre con una criatura? Una criatura no es un nino». Entonces pense que se ablandaba, que iba a soltarme, y suplique. Pero se puso a gritar de nuevo, y el coche dio bandazos. Maldita sea, tuve miedo. Y siguio contandome su calvario de criatura.

– ?Fue adoptado por los Josselin?

– Si. Y a los nueve anos abrio el cajon de su padre. Encontro su expediente. Se entero de que era adoptado, del abandono de su madre y de por que lo habia hecho. Era un Paole, del linaje de los vampiros condenados. Es lo que dice. Un ano despues, los padres se sintieron sobrepasados por el asunto. El crio lo destrozaba todo, tapizaba las paredes con su mierda. Me lo conto asi, sin sentir verguenza, como una de las pruebas de su maldicion.

– Un dia de noviembre, sus padres lo llevaron a un establecimiento para que lo examinaran. Dijeron que volverian, pero no volvieron.

– Segundo abandono, vida jodida -dijo Adamsberg.

– Una especie de plog, ?no?

– Si, se puede ver asi.

– Luego se caso con «una mujer fea pero muy solida», y empezo a cortar los pies de los que lo amenazaban. Gente que habia nacido con un diente. Un poco a tientas al principio, el mismo lo reconocio. «Estaba empezando, seguramente corte pies de seres inofensivos, que me perdonen. No les hice dano, ya estaban muertos.» Y muy pronto su mujer se fue. Un ser sin corazon, al fin y al cabo, detestable, dijo.

Вы читаете Un lugar incierto
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату