– Los hombres deben dormir -dijo Hunter, y bajo.
Inmediatamente cayo en un sueno inquieto y atormentado en su camarote caluroso y mal ventilado. Sono que su galeon volcaba en la Boca del Dragon, donde las aguas eran mas profundas que en ningun otro lugar de los mares occidentales. Se hundia en un agua azul, despues negra…
Se desperto con un sobresalto, al oir los gritos de una mujer. Corrio al puente. Era la hora del crepusculo, y la brisa era muy ligera; las velas de El Trinidad se agitaban y reflejaban la luz rojiza del atardecer. Lazue estaba al timon; habia relevado a Enders. Le senalo el mar.
– Mirad alli.
Hunter miro. A babor se veia una agitacion bajo la superficie y un objeto fosforescente, azul verdoso y brillante, que se dirigia hacia ellos.
– El Dragon -dijo Lazue-. El Dragon lleva siguiendonos una hora.
Hunter observo la escena. La bestia reluciente se habia acercado y se movia al lado del galeon, reduciendo la velocidad para adaptarse a la de El Trinidad. Era enorme: un gigantesco saco de carne brillante con largos tentaculos en la parte trasera.
– ?No! -grito Lazue, mientras se le escapaba el timon de las manos. El galeon se balanceo violentamente-. ?Nos ataca!
Hunter agarro el timon con ambas manos. Pero una fuerza mas poderosa se habia apoderado de el y lo controlaba. Cayo hacia atras contra la regala; se quedo sin respiracion y jadeo. Los gritos de Lazue atrajeron a los marineros a cubierta. Se pusieron a gritar «?Kraken! ?Kraken!» con voz aterrada.
Hunter se puso de pie justo cuando un tentaculo viscoso se deslizo por encima de la borda y se enrollo en su cintura. Unas ventosas afiladas y cornudas le desgarraron la ropa y le arrastraron hacia la borda. Sintio la frialdad de la carne de la bestia. Se sobrepuso a la repulsion y clavo el punal en el tentaculo que lo retenia. Una fuerza sobrehumana lo levanto en el aire. Clavo el punal una y otra vez en la carne. Vio como fluia una especie de sangre verde por sus piernas.
Entonces, bruscamente, los tentaculos soltaron la presa y Hunter cayo sobre cubierta. Cuando se puso de pie vio tentaculos por todas partes, deslizandose por la popa del barco y reptando por la cubierta. Un marinero, al que habia atrapado y levantado en el aire, se debatio inutilmente hasta que aquella bestia, casi con desprecio, lo echo al mar.
Enders grito:
– ?Bajad a las cubiertas inferiores! ?Cubiertas inferiores!
Hunter oyo salvas de mosquetes que partian del centro del galeon. Algunos marineros disparaban desde el parapeto.
Hunter fue a popa y observo la terrible escena. El cuerpo bulboso de la bestia estaba justo delante de el y sus numerosos tentaculos agarraban el galeon por una docena de lugares, azotandolo, y reptaban por todas partes. El cuerpo del animal parecia aun mas fosforescente en la creciente oscuridad. Los tentaculos verdes de la bestia se estaban introduciendo por las ventanas de los camarotes de popa.
De repente, Hunter se acordo de lady Sarah y bajo corriendo. La encontro en su camarote, todavia conmocionada.
– Vamos, senora…
En aquel momento, las ventanas plomadas se rompieron y un enorme tentaculo, grueso como el tronco de un arbol, se introdujo en el camarote. Se enrollo alrededor de un canon y tiro de el; el canon se desprendio de sus fijaciones y rodo por la estancia. En los puntos donde las ventosas cornudas de la bestia lo habian tocado, el reluciente metal amarillo estaba profundamente rayado.
Lady Sarah grito.
Hunter encontro un hacha y ataco el tentaculo en movimiento. Un liquido verdoso sanguinolento y nauseabundo le mancho la cara. El tentaculo se retiro, pero volvio, enrollandose como un latigo verde brillante alrededor de su pierna y lanzandolo contra el suelo. Lo arrastro hacia la ventana. Hunter clavo el hacha en el suelo para tener un punto de apoyo; el hacha se desprendio y lady Sarah grito otra vez mientras Hunter salio despedido por el cristal ya roto de la ventana, al exterior, sobre la popa del barco.
Estuvo un momento dando vueltas en el aire, adelante y atras, colgando del tentaculo que le agarraba la pierna, como una muneca en manos de una nina. Despues golpeo contra la popa de El Trinidad, pero logro agarrarse a la barandilla de los camarotes de popa con el brazo dolorido. Con el otro utilizo el hacha para cortar el tentaculo, que finalmente lo solto.
Hunter quedo libre un momento, muy cerca de la bestia, que se revolvia en el agua por debajo de el. Su tamano le dejo petrificado. Parecia que estuviera devorando su barco, agarrando la popa con sus multiples tentaculos. El aire relucia con la luz verdosa que desprendia la bestia.
Justo debajo de el, vio un ojo enorme, de un metro y medio de diametro, mas grande que una mesa. El ojo no parpadeo; no tenia expresion; la pupila negra, rodeada de carne verde y reluciente, parecia vigilar a Hunter con indiferencia. Mas a popa, el cuerpo de la bestia tenia la forma de una espada con dos lobulos planos. Pero fueron los tentaculos los que llamaron la atencion del capitan.
Otro tentaculo repto hacia el; Hunter vio ventosas del tamano de platos, rodeados de cuernos. Le succionaron la carne, pero el se retorcio para esquivarlas, todavia colgado precariamente de la barandilla del camarote de popa.
Por encima de el, los marineros disparaban al animal. Enders grito:
– ?No dispareis! ?Es el capitan!
Entonces, de un plumazo, uno de los gruesos tentaculos obligo a Hunter a soltar la barandilla y le hizo caer al agua, justo encima del animal.
Momentaneamente, se debatio y giro en el agua verde reluciente; despues recupero el equilibrio. ?Estaba de pie sobre la bestia! Era resbalosa y viscosa; parecia que estuviera pisando una bolsa de agua. La piel del animal, que Hunter tocaba cada vez que caia de cuatro patas, era fria y aspera. La carne de la bestia palpitaba y cambiaba de posicion debajo de el.
Hunter se arrastro hacia arriba, salpicando agua, hasta que llego al ojo. Visto tan de cerca, era un ojo enorme, un amplio agujero en la claridad verdosa.
Hunter no dudo; levanto el hacha y la clavo en el globo protuberante del ojo. El hacha reboto sobre la superficie convexa; volvio a golpear una vez mas, y otra. Por fin, la hoja de metal se hundio. Un chorro de agua clara salio disparado hacia lo alto como un geiser. La carne alrededor del ojo parecio contraerse.
De repente, el mar se volvio de un blanco lechoso. Hunter perdio pie cuando la bestia se sumergio y se encontro nadando libremente en el mar. Pidio ayuda. Le lanzaron un cabo y el lo agarro justo cuando el monstruo volvia a salir a la superficie. El impacto lo catapulto fuera del agua, sobre el liquido blanco y turbio. Volvio a caer como un saco sobre la piel del monstruo.
En aquel momento, Enders y el Moro saltaron por la borda con arpones en la mano. Cuando los hundieron con fuerza en el cuerpo de la bestia, unas columnas de sangre verdosa se elevaron en el aire. El agua succiono con violencia y el animal desaparecio. Se sumergio en las profundidades del mar.
Hunter, Enders y el Moro se mantuvieron a flote en el agua agitada.
– Gracias -jadeo Hunter.
– No me deis las gracias -dijo Enders, senalando al Moro con la cabeza-. El bastardo negro me ha empujado.
Bassa sonrio, sin lengua.
Por encima de ellos vieron que El Trinidad viraba para recogerlos.
Una cosa es segura dijo Enders mientras los tres hombres se mantenian a flote-: cuando lleguemos a Port Royal nadie nos creera.
Les lanzaron cuerdas y los izaron, goteando, tosiendo y agotados, a cubierta.
SEXTA PARTE. Port Royal
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