La luz del amanecer iba impregnando el cielo mientras Flora bajaba la cuesta conTourniquet torturandole los oidos, y se reflejaba en las pocas ventanas que aun quedaban enteras de las fachadas de los edificios. Hasta hacia unos anos la zona habia estado cercada, como si fuera, desde el punto de vista formal, un terreno en construccion, pero despues de que los habitantes de Heden abrieran por enesima vez nuevos accesos, las autoridades ya no se habian molestado en arreglarlo. Una buena parte de la valla habia desaparecido para dedicarla a otros usos y el resto estaba tirado por el suelo, esparcido entre la hierba.

Al mismo tiempo se dieron por vencidos los limpiadores de las pintadas, de modo que la parte baja de las fachadas era una amalgama de zarzas y de autenticas obras de arte.

El pleito sobre quien debia hacerse cargo de la demolicion de Heden llevaba ya cinco anos en los tribunales, y no habria ningun responsable mientras no hubiera una sentencia firme. Heden era la verguenza de la capital; un proyecto de construccion fracasado y envuelto en turbios avatares, donde ahora se daban cita quienes no tenian otro sitio adonde ir. De vez en cuando pasaba por alli la policia y hacia un poco de limpieza, pero como no habia recursos para hacerse cargo de lo que encontraban, preferian hacer la vista gorda.

Flora paso de la hierba al asfalto. El letrero de la fachada mas proxima decia que se encontraba en la calle Ekvatorvagen. Un grafiti rodeaba el letrero de manera que parecia que un demonio, desnudo y sonriente, con rastas y un enorme organo genital, sostenia el cartel en la mano.

Flora apago el walkman entre Tourniquet y Angel with Scabbed Wings. Para meter todo el disco habia tenido que quitar algunos temas, y la eleccion habia sido sencilla. Se quito los auriculares de las orejas y oriento hacia el silencio sus timpanos anestesiados por la musica, reprendiendose a si misma porque empezaba a encogersele el estomago de miedo…

«Vaya pija de mierda».

… pero los unicos ruidos que se oian eran los de las personas. No habia dado tiempo a plantar arboles ni arbustos, y por eso no habia ningun pajaro, ningun susurro de hojas. Solo personas: sus voces, sus gritos. Dejo la calle Ekvatorvagen con paso rapido, continuo a lo largo de la calle Latitudvagen y entro en el patio de Peter.

Los cristales rotos crujian bajo sus pies y el ruido rebotaba entre las desnudas paredes de cemento. Todas las construcciones a su alrededor eran edificios de tres plantas, y en el patio destacaba uno grande en el centro. Segun Peter, estaba pensado instalar alli la lavanderia, la sala de reuniones y el cuarto de recogida de basuras de toda la parcela, pero no habia agua con la que lavar, ni pasaba nadie a recoger la basura, y la gente no tenia ganas de reuniones.

Flora se movia con cuidado sobre las bolsas de plastico y los cartones esparcidos por el suelo, pero no podia evitar los cristales y alguien advirtio su presencia. Alguien, que estaba sentado contra la puerta de hierro de la lavanderia, se levanto y avanzo hacia ella. La muchacha siguio adelante, acelerando el paso.

– Eh, tu… chica…

El tipo se coloco delante de ella en el estrecho camino. Ella miro a su alrededor. No habia nadie mas por alli cerca. El hombre le sacaba la cabeza, tenia un acento finlandes muy marcado y desprendia un olor que ella no pudo reconocer. Cuando el levanto la mano y Flora vio la botella, entonces reconocio el olor: alcohol de quemar. El hombre le alargo la botella; una botella de refresco con algo dentro, quiza un trozo de pan, metido en el cuello de la botella a modo de filtro.

– Oye, Pippi Calzaslargas, ?quieres un trago?

Flora meneo la cabeza.

– No. Gracias, ahora no me apetece.

Al oir aquella voz tan clara al hombre le dio por pensar en otra cosa, o esa impresion dio, pues se inclino y observo la cara de Flora. Ella se quedo paralizada.

– No me jodas… -dijo el hombre-. Pero si eres… una cria. ?Que has venido a hacer aqui?

– A ver a un amigo.

– Ah, bueno.

El desconocido se quedo tambaleandose, como pensandoselo. Con mucho cuidado dejo la botella en el suelo justo a su lado. La muchacha registraba hasta el mas minimo movimiento, dispuesta a salir corriendo si era necesario. El hombre extendio los brazos.

– ?Me das un abrazo?

Ella no se movio. El hombre no parecia malo, la verdad, solo miserable. Pero solo en las peliculas infantiles los malos parecen malos. Llevaba los ultimos botones de la camisa desabrochados, quiza perdidos, dejando al descubierto la barriga blanca. Su cara parecia demasiado pequena, con aquel cuerpo tan hinchado, e incluso bajo aquella luz tenue se le notaban los vasos capilares en las mejillas, en la nariz. El hombre dejo caer los brazos y dijo:

– Tengo una hija… tenia una hija… vive, pero… tendra la misma edad que tu, creo yo. -Se quedo pensandolo-. Trece anos. Llevo ocho anos sin verla. Kajsa. Asi es como se llama. -Hizo un gesto senalando el bolsillo de su pantalon-. Tenia una foto, pero…

El hombre dejo caer los hombros y Flora penso que iba a empezar a llorar. Cuando ella siguio andando, el se quedo murmurando algo para si mismo.

La ventana de Peter se hallaba a ras del suelo y estaba entera. Como su vivienda inicialmente estaba pensada como el cuarto de las bicicletas, y de hecho ahora tambien funcionaba como tal, la ventana era de vidrio reforzado y hacia falta cierto empeno para romperla. Flora se agacho y llamo.

Oyo pasos que se arrastraban detras de ella, se volvio y vio al finlandes abalanzandose sobre ella. Llevaba de nuevo los brazos extendidos y a Flora se le paso por la cabeza una imagen propia del mismo Manson…

«Pollo broiler crucificado».

… despues, el finlandes puso morritos y dijo con voz de bebe:

– Entonces, ?vas a darme un abrazo pequenito?

Flora se levanto y se escabullo del alcance de sus manos. El tipo siguio con los brazos extendidos y la mirada perruna. Ella entorno los ojos y ladeo la cabeza.

– ?Acaso no te das cuenta de lo asqueroso que eres?

Al otro lado de la ventana se encendio una linterna y Flora oyo la voz de Peter.

– ?Quien es?

Sin apartar la mirada del finlandes, Flora respondio:

– Soy yo.

Flora bajo la corta rampa de las bicicletas y se detuvo frente a una puerta de hierro cerrada, decorada con un grafiti que representaba un paisaje estival. Era una de las pocas puertas de la zona con cerradura, porque Peter la habia puesto. Se oyo un chirrido y se abrio la puerta. Peter sujetaba con una mano el ligero saco de dormir en el que iba envuelto, en la otra llevaba la linterna.

– Pasa.

Ella echo una ultima mirada al finlandes, que seguia alli tambaleandose, con las manos aun extendidas hacia la noche y los recuerdos. Cuando Peter cerro la puerta y la luz de la linterna envolvio el cuarto, Flora podria haberse encontrado en cualquier zona habitada. Las bicicletas estaban muy bien colocadas a lo largo de la pared mas grande, mientras que uno de los muros menores estaba reservado para el motocarro de Peter.

Peter siguio hasta la otra pared corta, un tabique de separacion que el mismo habia construido, y abrio la puerta disimulada con la misma pintura del muro. Asi habia conseguido evitar la expulsion cada vez que la policia aparecia por alli, ya que en sus registros someros no habian descubierto ese escondite.

La habitacion situada detras de la pared solo tenia seis metros cuadrados y en ella solo habia espacio para la cama, que Peter habia encontrado en un contenedor y se habia traido a casa en la

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