Magnus se acurruco junto a el y juntos vieron un documental sobre el mundo del circo. David se levanto cuando estuvo listo el cafe, pese a las protestas de su hijo. Eva estaba delante de la cocina moviendo uno de los mandos.

– Que raro. No se puede apagar.

La luz indicadora de que la cocina estaba encendida se resistia a apagarse. El giro algunos mandos al azar, pero no paso nada. La placa sobre la que habia estado burbujeando la cafetera se habia puesto al rojo vivo. No fueron capaces de hacer nada al respecto en aquel momento, asi que David se puso a leer su texto mientras tomaban el cafe con mucho azucar y fumaban un cigarrillo. A Eva le parecio divertido.

– ?Puedo hacerlo? -pregunto David.

– Ni lo dudes.

– ?No te parece que es…?

– ?Que?

– Bueno… arrogante. Esta claro que tienen razon.

– ?Y que tiene eso que ver?

– No, nada. Gracias.

Ya llevaban casados diez anos, y apenas pasaba un dia sin que David mirara a Eva y pensara: «Joder, que suerte he tenido». Por supuesto que habia dias malos, y tambien semanas sin espacio para la alegria, pero, incluso entonces, por debajo del fango, habia una placa en la que estaba grabado: «Joder, que suerte». Aunque el no pudiera verla justo entonces, acababa subiendo de nuevo a la superficie.

Ella trabajaba como redactora e ilustradora de libros divulgativos infantiles en Hippogriff, una pequena editorial. Habia escrito e ilustrado dos cuentos de Bruno, un castor dado a la filosofia y a la construccion de cosas. No habian sido grandes exitos, pero como dijo Eva una vez haciendo una mueca: «Parece que agradan a la clase media-alta y a los arquitectos. Que les gusten a sus hijos ya es mas discutible». David encontraba bastante mas divertidos los libros de Eva que sus monologos.

– ?Mama! ?Papa! No se apaga.

Magnus estaba delante del televisor moviendo el mando a distancia. Su padre apreto el boton de apagado del aparato, pero la pantalla siguio encendida. Lo mismo que con la cocina, pero aqui al menos habia un enchufe a mano, asi que David tiro de el mientras la presentadora anunciaba el espacio informativo Rapport. Por un instante fue como intentar separar un trozo de metal de un iman; la clavija tiraba del enchufe. Saltaron chispas y a traves de sus dedos se propago un ligero cosquilleo, tras el cual la presentadora desaparecio en la oscuridad.

David levanto el enchufe.

– ?Lo habeis visto? Ha sido como un… cortocircuito. Ahora habran saltado todos los fusibles.

Pulso el interruptor de la lampara del techo. Se encendio y ya no se pudo apagar.

El nino dio saltos en el sofa.

– ?Vamos! ?La partida continua!

* * *

Dejaron que Magnus ganara al Monopoli, y mientras el contaba su dinero, su padre cogio los zapatos, la camisa de salir a escena y el periodico. Cuando fue a ver a Eva, estaba moviendo la cocina hacia delante.

– No -pidio el-. Deja eso.

Eva se pillo un dedo y solto un taco.

– ?Joder…! No podemos dejarla asi. Voy a irme a casa de mi padre. Que mierda… -Ella tiro de la cocina, pero se habia quedado encajada entre los armarios.

– Oye -le dijo David-, ?cuantas veces nos la hemos dejado encendida al ir a acostarnos sin que haya pasado nada?

– Si, si, pero salir de casa y dejarla… -Eva le dio una patada a la puerta del horno-. No hemos limpiado ahi atras en varios anos. Que mierda de cocina. Joder, como me duele la cabeza.

– Eva, ?es eso lo que quieres hacer justo ahora? ?Limpiar detras de la cocina?

Ella dejo caer las manos, meneo la cabeza y se echo a reir.

– No, pero se me ha metido entre ceja y ceja… Tendra que quedarse asi por el momento.

A pesar de todo, hizo un ultimo intento, con la desesperacion de un animal enjaulado, pero fue en vano. Entonces alzo las manos y se dio por vencida. Magnus entro en la cocina con su dinero.

– 90.400 -anuncio, apretando los ojos-. Me duele mucho la cabeza. Esta tonta.

A modo de brindis antes de separarse, se tomaron cada uno un analgesico y un vaso de agua, brindaron y tragaron.

* * *

El pequeno iba a dormir en casa de la madre de David, Eva iba a Jarfalla a visitar a su padre, pero pensaba volver a casa por la noche. Levantaron a Magnus entre los dos y se besaron los tres.

– No te pases con el Cartoon Network en casa de la abuela -le advirtio su padre.

– ?Eh? -replico Magnus-. Ya no lo miro.

– Que bien -exclamo Eva-. Sera embus…

– Veo Disney Channel. Es mucho mejor.

David y Eva se besaron una vez mas, haciendose el uno al otro un guino en alusion a lo que les esperaba despues, por la noche, cuando estuvieran los dos solos. Luego, Eva cogio a su hijo de la mano y se fueron; alzaron la mano una vez mas. David seguia en la acera viendo como se alejaban.

«Si no pudiera volver a verlos nunca mas…».

Le abrumo su temor habitual. Dios habia sido muy generoso con el, se habia producido un error, habia recibido mas de lo que se merecia. Ahora le despojarian de todo. Eva y Magnus desaparecieron al doblar la esquina y un impulso le insto a correr tras ellos, detenerlos y decirles: «Venid, vamos a casa. Vamos a verShrek, a jugar al Monopoli, no debemos separarnos».

Era el temor de siempre, pero mas intenso de lo normal. No obstante, se contuvo, dio media vuelta y camino hacia la calle de Sankt Erik mientras iba repitiendo en voz baja el nuevo texto para memorizarlo.

«?Como surge una imagen como esta? Las dos mujeres estan indignadas, ?y que hacen? Pues entran en la tienda de bebidas alcoholicas y compran una caja de vodka, y luego un monton de revistas porno. Cuando llevaban alli dos horas tirando vodka, acerto a pasar por alli Putte Merkert, fotografo del periodico vespertino Aftonbladet.

»-Oye -les dice Putte Merkert-, ?que estais haciendo?

»-Ya lo ves, estamos aqui echando vodka encima de esta revista porno - contestan ellas.

»'Vaya', piensa el fotografo. 'Ahi tengo la oportunidad de una exclusiva'.

No. El fotografo, no. Convenia mas hablar todo el tiempo de Putte Merkert.

«Vaya», piensa Putte Merkert. «Ahi tengo la oportunidad de una exclusiva».

David advirtio algo extrano al llegar a la mitad del puente y se detuvo.

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