pantalla. Con todo en silencio llegaba el sonido del atico, donde habian empezado a cantar una antigua cancion protesta, polifonica. Al terminar la melodia se oyeron voces y risas.

Se echo hacia atras y se tumbo en el suelo.

«Yo se», penso ella, «yo se lo que falta: la muerte. La muerte no existe ni puede existir para ellos. Para mi lo es todo».

Se rio de si misma.

«Bueno, Flora. Tampoco hace falta que exageres».

Viktor salio de su habitacion sin mas ropa que los calzoncillos, parecia tan delgado y fragil que a su hermana de pronto le invadio la ternura.

– Flora -le pregunto-. ?Tu crees que son peligrosos como los de la pelicula?

Ella dio unas palmaditas en el suelo a su lado, para indicarle que se acercara y se sentara. El se sento y doblo las rodillas debajo de la barbilla como si tuviera frio.

– La pelicula no es de verdad -le explico ella-. ?Crees tu que existe un basilisco como el que sale en Harry Potter? -Viktor nego con la cabeza-. Bien. ?Crees que existen… crees que existen elfos y hobbits en la realidad, como en El senor de los anillos?

Viktor dudo un instante, pero luego sacudio la cabeza y adujo:

– No, pero hay enanos.

– Si -admitio su hermana-, pero no van por ahi con hachas, ?a que no? No. Los zombis de esa pelicula son como el basilisco y Gollum. Son inventados, y nada mas. No es asi en la realidad.

– ?Como es en la realidad, entonces?

– En la realidad… -Flora miraba la pantalla negra del televisor-. En la realidad son buenos. No quieren hacer ningun dano.

– ?Seguro?

– Seguro. Ahora, acuestate.

Svarvargatan, 22:15

El reloj de la mesilla marcaba las 22:15 cuando sono el telefono. Magnus llevaba durmiendo un buen rato y David libero el brazo que tenia medio dormido, salio a la cocina y contesto.

– Si, soy David Zetterberg.

– Si, hola. Me llamo Gustav Mahler. Espero no haberte llamado demasiado tarde. Me han dicho que me estabas buscando.

– No, esta… bien. -David vio la botella y la copa, se sirvio-. Si te soy sincero… - Dio un buen trago-. El caso es que no se por que te he buscado.

– Bueno -dijo Mahler-. Eso tambien puede pasar. Salud.

Sono un tintineo en el otro extremo de la linea y David alzo su copa y dijo:

– Salud. -Y bebio otro trago.

Se quedaron unos segundos en silencio.

– ?Que tal va? -pregunto Mahler.

David se lo conto todo. Seria por el vino, por la angustia contenida o algo en la voz de Mahler, pero el bloqueo salto. Sin preocuparse de si el desconocido que escuchaba al otro lado estaba o no interesado, le hablo del accidente, de que ella se habia despertado, de Magnus, de la visita al Instituto de Medicina Forense, de la sensacion que tenia de haberse quedado descolgado de la vida, de su amor por Eva. Al menos estuvo hablando diez minutos, y lo dejo porque tenia la boca seca y necesitaba mas vino.

– La muerte tiene la capacidad de aislarnos de los demas -afirmo el periodista mientras Zetterberg se servia mas bebida.

– Si -coincidio David-. Tendras que disculparme, no se por que… no he hablado con nadie de… -El humorista se detuvo con la copa a mitad de camino hacia la boca. Un chorro frio le cayo en el estomago, dejo la copa con tanto impetu que el vino salpico-. ?No pensaras escribir nada de esto?

– Puedo…

– ?Oye! No puedes escribir nada de esto, hay muchas personas que…

Fue haciendo la lista mentalmente: su madre, el padre de Eva, sus colegas, los companeros de clase de Magnus, sus padres… y toda la gente que se iba a enterar de mas cosas de las que el queria que supieran.

– David -dijo Mahler-, te prometo que no escribire ni una palabra sin que tu le des el visto bueno.

– ?Seguro?

– Si, seguro. Solo estamos hablando. Mejor dicho: tu hablas y yo escucho.

El humorista se rio, fue una risa corta que llego en forma de resoplido y le lleno la nariz de mocos, viejas lagrimas. Paso el dedo por el vino que habia salpicado y dibujo un signo de interrogacion.

– ?Y tu? -le pregunto-. ?Por que te interesa este tema? ?Es un interes puramente… periodistico?

Se hizo un silencio al otro lado. David penso incluso que se habia cortado la comunicacion, antes de que el periodista contestara:

– No. Es mas… personal.

David bebio mas vino mientras esperaba. Estaba empezando a subirsele a la cabeza. Noto con alivio que la existencia empezaba a perder sus contornos, que los pensamientos fluian mas despacio. A diferencia de lo que habia sentido todo el dia, ahora experimentaba una sensacion que le permitia relajarse. Habia una persona al otro lado de la linea telefonica. El estaba flotando, pero no estaba solo. Temio que la conversacion fuera a terminar.

– ?Personal?

– Si. Tu has confiado en mi. Yo voy a confiar en ti. Y… en caso de que seamos de esos, pues los dos tendremos pillado al otro. Yo tengo en casa a mi nieto, que es… -David oyo que su interlocutor daba un trago a lo que estuviera bebiendo-. Mi nieto estaba muerto hasta ayer por la noche. Enterrado.

– ?Le tienes escondido?

– Si. Solo lo sabes tu y otras dos personas mas. Se encuentra en muy mal estado. Si te he llamado ha sido sobre todo porque he pensado que a lo mejor… tu sabias algo.

– ?De… de que?

Mahler suspiro.

– Si, no se. Como estabas presente cuando ella se desperto, pues… no se. Si paso algo que… me pueda servir de ayuda.

David repaso mentalmente lo ocurrido en el hospital. Queria sinceramente ayudar a Mahler.

– Ella hablaba -le dijo.

– ?De verdad? ?Que decia?

– No, no dijo nada que… era como si las palabras fueran nuevas para ella, como si estuviera probandolas. -David la oyo de nuevo; la voz metalica y aspera de Eva-. Fue… fue bastante duro.

– Si -dijo Mahler-. Pero ?no era como si ella… recordara algo?

Sin pensar en ello, David habia apartado de su consciencia aquel momento en el hospital. No habia querido reconocerlo. Ahora sabia por que.

– No -contesto David, y se le saltaron las lagrimas-. Era como si estuviera completamente… vacia -contesto, aclarandose la voz-. Creo que tengo… bueno…

– Lo comprendo -dijo Mahler-. Apunta mi numero de telefono por si… por si pasa algo.

Colgaron y el humorista permanecio sentado junto a la mesa de la cocina, acabo el vino restante y dedico veinte minutos a no pensar en la voz de Eva, ni en su ojo en el hospital. Cuando fue a

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