bombona grande de propano. Sobre la encimera habia un deposito de agua con su grifo. Mahler lo levanto. Estaba vacio. Se dio una palmada en la cabeza.
– Agua -dijo-. Se me ha olvidado el agua.
Anna estaba a punto de entrar en la otra estancia para acostar a su hijo, pero en ese momento se detuvo y senalo al redivivo con un gesto de la cabeza.
– A ver, eso es algo que no entiendo. ?Por que no le damos agua del mar y ya esta?
– Si -admitio Mahler-. Seguro que podemos hacerlo. Pero ?y nosotros? Nosotros no podemos beber agua del mar.
– ?No hay ni una gota de agua potable?
Mahler inspecciono la cocina mientras Anna acostaba a Elias. Hallo la mayor parte de las cosas que habia esperado encontrar y por eso no se habia molestado en traer: platos, cubiertos, dos canas de pescar y una red, pero nada de agua. Finalmente abrio el frigorifico, tambien conectado a una bombona de gas, y encontro un frasco de
La bombona del hornillo, sin embargo, solto un fuerte silbido y Mahler la volvio a cerrar de inmediato.
«Agua».
Lo habia olvidado por la misma razon que lo necesitaban: era algo esencial. Siempre habia agua. No existia una casa sueca sin su pozo o uno en las inmediaciones.
Menos en el archipielago, claro.
Se quedo parado en mitad de la cocina y vio delante de el la imagen de un trol asando un pescado en el fuego. Penso que el habia tenido de pequeno un cuadro casi igual encima de la cama. Aunque no lo habia tenido. Esos troles fueron pintados muchos anos despues de su infancia.
Mahler recorrio la cocina con la vista una vez mas, pero no aparecio agua por ningun sitio.
Anna habia tumbado a Elias en una de las camas y estaba ahora inclinada sobre ella observando el cuadro de la pared. La pintura representaba a unos troles que estaban asando pescado en el fuego.
– Mira -dijo ella-. Yo tenia una casi exactamente igual.
– Encima de la cama cuando eras pequena -coincidio Mahler.
– Si. ?Y como lo sabes, si no estabas nunca en casa con mama y conmigo?
Gustav se sento en una silla.
– Lo he oido -respondio-. De vez en cuando oigo.
– ?Oyes… a Elias? -Ella senalo al nino.
– No, eso es… -se interrumpio-. ?Tu le oyes?
– Si.
– ?Por que no me has dicho nada?
– Te lo he dicho.
– No lo has hecho.
– Si, claro que si, pero tu no has querido escuchar.
– Si tu hubieras dicho claramente que…
– Fijate como hablas -le dijo Anna-. Ni siquiera ahora, cuando te estoy diciendo que si, que puedo oir a Elias, que se lo que se mueve dentro de su cabeza, ni siquiera ahora eres capaz de preguntar que es lo que piensa, sino que solo estas tratando de pillarme.
Mahler miro a su nieto, intento no pensar en nada, ser receptivo, y convertirse en una pizarra limpia sobre la que pudiera escribir Elias. Le zumbaba la cabeza, centellearon algunos fragmentos de imagenes, desaparecieron antes de que el pudiera captarlos y podian muy bien ser sus propios pensamientos. Se levanto, abrio la cesta frigorifica y saco un carton de leche, bebio un poco directamente del envase. Sentia todo el tiempo los ojos de Anna encima de el. Le tendio el carton de leche a ella, penso: «?Quieres?».
Anna nego meneando la cabeza. Gustav se limpio la boca con la mano y devolvio otra vez el envase a su sitio.
– ?Que dice, entonces?
A ella se le dibujo una sonrisa en las comisuras de los labios.
– Nada que tu quieras oir.
– ?Que quieres decir?
– Solo que habla conmigo, me dice cosas que no quiere que tu sepas y por eso no pienso contartelas, ?entendido?
– Esto es una estupidez.
– Tal vez, pero es asi.
Mahler dio unos pasos por la habitacion, cogio el libro de visitas que estaba sobre la comoda y echo un vistazo a los elogios hechos a la casa y los agradecimientos por dejarles quedarse en ella. Se pregunto si escribirian algo ellos antes de marcharse. Se dio la vuelta.
– Te lo estas inventando -dijo-. No figura en ningun sitio… No he oido nada acerca de que los muertos pudieran… contactar con los vivos. Eso es algo que tu simplemente te imaginas.
– Tal vez no hayan querido revelarlo.
– Si, pero entonces, ?que es lo que dice?
– Como te he dicho…
Anna estaba sentada en el borde de la cama y le observo con una mirada que a el le parecio… compasiva. La ira se fue apoderando de el. Aquello no era justo. Era el quien habia salvado a Elias, era el quien habia trabajado todo el tiempo para que las cosas pudieran mejorar, mientras que Anna solo… habia estado vegetando. Mahler avanzo un paso hacia ella y levanto el dedo indice.
– Tu no vas a…
Elias se irguio en la cama, mirandole fijamente. Mahler vacilo y dio un paso atras. Anna no se movio.
«?Que es esto…?».
Un estallido en las sienes, como si se le hubiera roto algun vaso sanguineo, le hizo tambalearse y a punto estuvo de resbalarse en la alfombra. Se apoyo en la comoda, y lo que temia que se iba a convertir en un dolor de cabeza insoportable cedio inmediatamente hasta desaparecer. En un acto reflejo levanto las manos y dijo:
– No voy a… no voy a… -Sin saber que era lo que no iba a hacer.
Anna y Elias permanecieron sentados el uno al lado del otro, mirandole. Un malestar intenso se apodero de el y retrocedio hasta abandonar la habitacion con las manos en alto en ademan de proteccion, y continuo hasta salir y caminar sobre las rocas.
«?Que es lo que pasa?».
Se alejo de la casita todo lo posible. Le dolian los pies por el peso de su voluminoso cuerpo contra la piedra. Se refugio del viento al abrigo de una roca desde donde no podian verle desde la casa, y se sento a contemplar el mar, encima del cual unas pocas gaviotas planeaban sin botin alguno por el que zambullirse. Tenia la cabeza apoyada entre las manos.
«Estoy… excluido».
Ellos no querian que estuviera con ellos. ?Que habia hecho el? Era como si Anna solo hubiera estado esperando su momento antes de dejar caer la bomba y darle a entender que no le querian. Habia aprovechado ahora que estaban aqui y no habia ninguna posibilidad de escapar.
Recogio un guijarro, lo lanzo contra una gaviota y erro el tiro varios metros. A lo lejos, una vela blanca se recorto en el horizonte como una aleta de tiburon. Golpeo una piedra con la palma de la mano.
«Ya pueden arreglarselas ellos solos. Que lo intenten».
Interrumpio aquel pensamiento, trato de borrarlo. ?Podian oirle?