primos.
«Veintinueve, treinta y uno… treinta y siete…». Habian obrado asi para demostrar que lo tenian todo bajo control. «Treinta y nueve, no…».
– ?Atencion!
Resono una voz reconocible a traves de la niebla de pensamientos. Abrio los ojos, levanto la cabeza y vio a su abuela por primera vez desde hacia cuatro dias. Hagar se encontraba justo detras de ella.
Flora se quedo tan desconcertada que descuido el control extrasensorial y se vio invadida por una ola de pensamientos incoherentes y asustados que ahogaron el sonido de la voz de su abuela. Entendio algo de «almas» antes de que su abuela fuera alejada del escenario. Flora echo a correr hacia alli.
Un vigilante sujetaba por los hombros a Elvy, pero la solto cuando se acerco Flora. Aquel dirigia ahora su atencion hacia el hombre vestido de traje situado junto al equipo de sonido. El vigilante alzo el dedo hacia el hombre, hacia el amplificador:
– … no toques eso, joder. Tu te quedas aqui.
– ?Abuela!
Elvy alzo la vista y Flora se sobresalto. La anciana habia envejecido varios anos desde la ultima vez que se vieron. Tenia la cara gris, hundida, y unas ojeras oscuras bajo los ojos, como si llevara varias noches sin dormir. Los brazos que estrecharon a Flora parecian languidos, debiles.
– Abuela, ?que tal estas?
– Ah, bien.
– Pues no tienes muy buen aspecto.
Elvy se paso los dedos por la cicatriz de la frente.
– Quiza es que estoy un poco… cansada.
El vigilante empujo al joven hasta donde se encontraba Elvy.
– Ya os estais marchando de aqui, ahora mismo -ordeno.
A su alrededor se habia congregado un grupo de personas, sobre todo senoras mayores que se acercaban a Elvy, le daban palmaditas y susurraban algo entre ellas.
– Abuela, ?que estais haciendo aqui? -le pregunto Flora.
– Hola. -El hombre joven le tendio la mano y Flora se la estrecho-. Entonces, ?tu eres Flora?
La muchacha asintio retirando la mano. No podia leerle el pensamiento a traves de aquel murmullo, lo cual era una sensacion extrana y desagradable. Hagar llego junto a Flora y le dio unas palmaditas en el brazo.
– Hola, pequena, querida. ?Que tal?
– Bueno, bien -contesto Flora, e hizo un gesto hacia el escenario-. ?Que es esto?
– ?Que? Huy, perdona. -Hagar se toco detras de la oreja-. Asi. ?Que decias?
– Preguntaba que estabais haciendo.
El hombre respondio en lugar de Hagar.
– Tu abuela -empezo en un tono que daba a entender que Flora deberia sentirse orgullosa de ser la nieta de Elvy- ha recibido el anuncio de que hay que salvar a los hombres. Es urgente. Hay que hacerlo ahora. Nosotros somos sus colaboradores en esa lucha. ?Eres creyente?
Flora nego con la cabeza y el hombre se echo a reir.
– Esto raya en lo comico, ?no? Segun tengo entendido, tu deberias haber sido la primera en haber corrido a ayudarla despues de lo que vivisteis aquella tarde en el jardin.
Flora se quedo muy afectada al comprobar que aquel desconocido estaba al tanto de un acontecimiento que ella misma no habia compartido con nadie. Elvy estaba ocupada con los parabienes de sus ancianas companeras, y Flora comprendio enseguida que el aspecto agotado de su abuela estaba causado por esas manos serviciales que, en realidad, le estaban sorbiendo la vida.
– ?Abuela? ?Que clase de
– Tu abuela… -empezo el hombre, pero Flora le ignoro y se dirigio a Elvy, le puso la mano en el brazo. Quiza guardara relacion con la proximidad de los redivivos, pero la muchacha recibio en su mente una imagen de trazos bien definidos: una mujer en la pantalla de un televisor, rodeada de luz.
«Su unica salvacion es acercarse a mi…».
El televisor se apago, la imagen desaparecio y Flora miro en el interior de los cansados ojos de su abuela.
– ?Que significa eso?
– Lo ignoro. Solo se que debo hacer algo. No se.
– No lo vas a aguantar. Ya lo veo.
Elvy entorno los ojos y sonrio.
– Seguro que aguanto.
– ?Por que no contestas mis llamadas?
– Voy a hacerlo. Perdona.
Una de las ancianas se acerco y le paso a Elvy la mano por la espalda.
– Vamos ya, querida. Tendremos que pensar en otra cosa.
Elvy sonrio agotada y dejo que se la llevaran.
– Abuela, he pensado entrar a ver al abuelo -grito Flora.
Elvy se volvio.
– Muy bien, hazlo. Saludale de mi parte.
Su nieta se quedo alli con los brazos caidos a los lados y sin saber que hacer. Cuando todo esto hubiera terminado, cuando hubiera visto lo que habia que ver, iria a casa de Elvy y… ?la liberaria? No sabia, haria algo. Pero ahora no. Ahora tenia que ver.
Se coloco en la fila e intento recordar la imagen que Elvy le habia enviado. No lo entendia. ?Era un programa de television? Le parecio que conocia vagamente a aquella mujer, pero no podia situarla.
«Debe de ser una actriz», aventuro la chica para sus adentros.
Era imposible pensar con claridad si tenia alrededor a todas aquellas personas. Se vio obligada a colocar sus propios pensamientos dentro de una urna impenetrable que flotaba de aca para alla movida por las corrientes ajenas, pero seguia sin poder concentrarse.
Delante de ella habia un nino de la mano de un adulto. A su lado se encontraba un senor mayor que se removia inquieto. La imagen de un conejo relampagueo en la cabeza de Flora sin que ella comprendiera por que. El animal brinco unos instantes en la corriente, y desaparecio, arrastrado por una riada de ataudes, tierra, ojos vacios y sentimientos de culpa.
«Su unica salvacion es acercarse a mi».
«Si», penso Flora. La gente necesitaba algun tipo de ayuda, eso era evidente. Ahora ya se hallaba casi delante de las verjas y a simple vista percibio que las personas mas cercanas se volvian cada vez mas firmes y decididas y tambien sus infructuosos intentos de neutralizar el panico. Avanzaron como ninos dirigiendose por primera vez al tunel del terror: ?que es lo que hay en realidad ahi dentro?
Alguien le dio un empujon en la espalda, Flora oyo la voz de una mujer:
– Lennart, ?que ocurre?
– No, no se… no se si yo… voy a poder con esto -contesto el hombre con voz pastosa.
Flora se volvio y vio al hombre sujetado por una mujer. El tenia la cara sombria