John Ajvide Lindqvist

Dejame entrar

Para Mia, mi Mia

El Lugar

Blackeberg.

Puede que pienses en trufas de coco, tal vez en drogas. «Una vida ordenada». Te imaginas una estacion de metro, extrarradio. Despues no hay mucho mas que pensar. Sin duda vive gente alli, como en otros sitios. Para eso se construyo, para que la gente tuviera algun sitio donde vivir.

No se trata de un espacio que se haya desarrollado de forma natural, no. Aqui estuvo todo desde el principio planificado al milimetro. La gente tuvo que instalarse en lo que habia. Edificios de hormigon en colores ocres esparcidos por el verde.

Cuando esta historia tiene lugar, Blackeberg lleva treinta anos existiendo como poblacion. Podria uno imaginarse un cierto espiritu pionero al estilo del Mayflower; un territorio desconocido. Si. Imaginarse las casas deshabitadas esperando a sus inquilinos.

?Y ahi vienen ellos!

Cruzando el puente de Traneberg con el sol en los ojos y suenos en la mirada. Corre el ano 1952. Las madres llevan a sus hijos en brazos, en cochecitos de bebe o de la mano. Los padres no llevan consigo azadas ni palas, sino electrodomesticos y muebles funcionales. Puede que vayan cantando algo. La Internacional tal vez. O Vayamos a Jerusalen, segun la forma de ser de cada uno.

Esto es grande. Es nuevo. Es moderno.

Pero no sucedio realmente asi.

Llegaron en el metro. O en coches, camiones de mudanzas. Uno a uno. Entraron en los pisos recien construidos llevando consigo sus enseres. Organizaron sus cosas en cajones y repisas de medidas estandarizadas, colocaron sus muebles en fila sobre los suelos de linoleo y compraron otros nuevos para rellenar los huecos.

Cuando terminaron, alzaron la vista y vieron la tierra que les habia sido dada. Salieron de sus portales y se encontraron con que todo el terreno estaba ya repartido. No podian hacer mas que adaptarse a lo que habia.

Habia un centro. Habia amplios parques para los ninos. Habia extensas zonas verdes alrededor de las casas. Habia zonas peatonales.

– Es un buen lugar -se decian entre ellos alrededor de la mesa de la cocina unos meses despues de la mudanza.

– Hemos llegado a un buen sitio.

Solo faltaba unacosa. Una historia. En la escuela, los ninos no podian hacer un trabajo especial sobre la historia de Blackeberg, porque no la tenia. Bueno, algo habia acerca de un molino. Un rey de la pasta de tabaco. Algunos curiosos edificios antiguos a orillas del lago. Pero de todo aquello hacia mucho tiempo y no guardaba relacion alguna con el presente.

Donde ahora se alzaban edificios de tres alturas, antes no habia mas que bosque.

Los misterios del pasado no estaban a su alcance; no tenian ni siquiera una iglesia. Una poblacion de diez mil habitantes, sin iglesia.

Eso ya dice bastante de la modernidad y racionalidad del lugar. Bastante de lo ajenos que eran a las calamidades y al terror de la historia.

Lo cual explica en parte lo desprevenidos que estaban.

Nadie vio como se mudaron.

Cuando en diciembre la policia por fin localizo al transportista que habia hecho la mudanza, este no tenia mucho que contar. En su diario de 1981 solo decia:

«18 de octubre: Norrkoping-Blackeberg (Estocolmo)».

Recordaba que se trataba de un hombre y su hija, una chica guapa.

– Si, por cierto. No traian casi nada. Un sofa, una butaca, alguna cama. Una mudanza facil, visto asi, y que… si, querian que se hiciera por la noche. Les dije que seria mas caro con la tarifa nocturna y demas. No hubo objeciones. Solo que condujeramos de noche. Eso era lo importante. ?Es que ha pasado algo?

El camionero supo lo que habia ocurrido, quienes eran los que habian viajado en su camion. Con los ojos muy abiertos, miro lo que habia escrito en su diario:

– No me jodas…

Hizo un gesto con la boca como si sintiera asco al mirar sus propias letras:

«18 de octubre: Norrkoping-Blackeberg (Estocolmo)». Era el quien los habia llevado alli. Al hombre y a la chica. No pensaba contarselo a nadie. Nunca.

Primera Parte

Dichoso aquel que tiene un amigo asi

Los lios del amor os dan preocupacion, ?chicos!

Siw Malmkvist, Los lios del amor

I never wanted to kill.

I am not naturally evil.

Such things I do Just to make myself

More attractive to you. Have I failed?

Morrissey, Last of the Famous International Playboys

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