dias? ?Tendria amigos?
Probablemente no.
– Esta noche.
– ?Que has hecho?
– Me he lavado.
– No sueles hacerlo.
– Hakan, esta noche tienes que…
– No, he dicho.
– Por favor.
– No se trata de… Otra cosa, lo que sea. Dilo. Lo hare. Coge de
– No lo hagas.
– ?Por que no? Es preferible esto. ?Por que te has lavado? Hueles a… jabon.
– ?Que quieres que haga?
– No puedo.
– No.
– ?Que piensas hacer?
– Ir yo misma.
– ?Necesitas lavarte para eso?
– Hakan…
– Yo te ayudo con cualquier
– Si, si. Esta bien.
– Perdona.
– Si.
– Ve con cuidado. Yo iba con cuidado.
Oskar estaba mirando la fotocopia que acababa de completar, los deberes del fin de semana. No le decian nada aquellos nombres, no eran mas que un monton de letras. Habia cierta satisfaccion en abrir el atlas y ver que realmente existian ciudades y rios justo en el sitio donde aparecian marcados en la fotocopia, pero…
Si, se lo iba a aprender de memoria y su madre se lo iba a preguntar. Podria senalar los puntos y decir esas palabras extranas. Chungking, Phnom Penh. Su madre quedaria impresionada. Y, claro, algo divertido si que eran todos esos nombres raros de sitios lejanos, pero…
?Por que?
En cuanto les dieron fotocopias con la geografia de Suecia se habia aprendido todo de memoria. Se le daba bien eso. ?Pero ahora? Intento acordarse del nombre de
Era algo asi. Atran, quiza. Si. ?Pero donde estaba? Ni idea. Y la misma suerte iban a correr Chungking y Rangoon en unos anos. No tenia sentido.
Lo cierto era que aquellos sitios no existian. Y si existian… el no iba a ir nunca alli. ?Chungking? ?Que iba a hacer el en Chungking? No era mas que una superficie grande, blanca y un punto pequeno.
Observo las lineas rectas en las que se balanceaba su escritura desgarbada. Era la escuela. Nada mas. Asi era la escuela. Le decian a uno que hiciera un monton de cosas, y uno las hacia. Esos sitios los habian creado para que los profesores pudieran repartir fotocopias. No
La unica diferencia seria que la senorita diria que estaba
– Mira, se llama Chungking, no Tjippiflax.
Floja demostracion. Alguien se habria inventado tambien lo que ponia en el atlas. No por eso tenia que ser cierto. A lo mejor la tierra era en realidad plana, pero por alguna razon se mantenia en secreto.
Oskar se levanto de la mesa. La fotocopia estaba lista, rellenada con letras que la senorita daria por buenas. Eso era todo.
Eran mas de las siete, a lo mejor la chica ya habia salido. Acerco la cara a la ventana y puso las manos alrededor para poder ver fuera en la oscuridad. Si, claro que habia algo que se movia abajo, en el parque.
Salio al pasillo. Su madre estaba sentada haciendo punto, o ganchillo, en el cuarto de estar.
– Salgo un rato.
– ?Pero vas a salir ahora otra vez? Te iba a preguntar los deberes.
– Si. Lo hacemos luego.
– Era Asia, ?no?
– ?Que?
– La fotocopia que tenias. Que era de Asia, ?verdad?
– Si, eso creo. Chungking.
– ?Eso donde esta? ?En China?
– No se.
– ?No
– Luego vengo.
– Bueno. Ten cuidado. ?Tienes el gorro?
– Que si.
Oskar se metio el gorro en el bolsillo de la cazadora y salio. Cuando se iba acercando al parque sus ojos ya se habian acostumbrado a la oscuridad y vio que la chica estaba sentada en lo alto de la escalera del tobogan. Se acerco y se quedo debajo de ella con las manos en los bolsillos.
Hoy parecia distinta. Seguia con el jersey de color rosa -?es que no tenia otro?-, pero el pelo no lo tenia tan enredado. Caia liso, negro, siguiendo la forma de la cabeza.
– Hei.
– Hola.
– Hola.
Nunca mas en toda su vida iba a decir «hei» a alguien. Sonaba tan increiblemente ridiculo. La chica se levanto.
– Sube.
– De acuerdo.
Oskar trepo por la escalera y se coloco a su lado, respiro discretamente por la nariz. Ya no olia mal.
– ?Huelo mejor?
Oskar se puso totalmente rojo. La chica sonrio y le dio algo. Su