– ?Un madero?

– Daig me dijo que era uno de esos palos de madera que usan en los barcos.

– ?Una cabilla?

Deog se encogio de hombros y explico:

– No se muy bien que es, pero esa es la palabra que uso.

– Proseguid.

– Me dijo que saltaba a la vista que el hombre estaba muerto, asi que dejo alli el cuerpo y echo a correr tras los pasos que huian. Pero no tardo en darse cuenta de que la noche habia encubierto al culpable, asi que volvio adonde estaba el cuerpo…

– ?Os dijo en que direccion iban los pasos que oyo? ?Hacia la entrada de la abadia quiza?

Deog reflexiono antes de responder:

– No creo que fuera hacia la entrada de la abadia, porque dijo que los pasos se desvanecieron en la oscuridad. Y durante la noche suele haber dos antorchas encendidas a las puertas de la abadia. Y si el culpable hubiera corrido hacia alli, Daig lo habria visto con la luz.

– ?Dos antorchas encendidas, decis? -repitio Fidelma y guardo silencio unos instantes para asimilar la informacion-. ?Como lo sabeis?

– Me lo dijo Fainder.

Fidelma vacilo un momento y luego decidio no desviar la conversacion.

– De eso hablaremos luego. Continuad con la historia que os conto Daig.

– Bueno, regreso adonde estaba el cuerpo del marinero y dio la voz de alarma. Otro marinero del barco de Gabran se desperto y le dijo a Daig que aquel se hallaba en la posada La Montana Gualda y que la ultima vez que habia visto al muerto habia sido alli tambien. Al parecer este habia acudido a la posada a buscar dinero que Gabran le debia.

»Daig fue a la posada, donde encontro a Gabran. Habia estado bebiendo cosa mala, asi que tardo en comprender la situacion. Lassar, la duena de la posada, le dijo a Daig que el marinero se habia encontrado alli con Gabran y que habian discutido. Gabran le pago e hicieron las paces. El marinero se quedo un rato en la posada bebiendo y luego regreso al barco. Para entonces Lassar ya dormia, pues era tarde, pero se desperto cuando Daig aparecio preguntando por Gabran.

La mujer interrumpio la narracion y pregunto, extranada:

– ?Realmente os interesa, senora? Al obispo Forbassach le parecia irrelevante.

– Proseguid, Deog. ?Que mas os conto Daig?

– Gabran confirmo que acababa de pagar a aquel hombre un dinero que le debia.

– ?Dijo por que habian discutido?

– Tenia que ver con el dinero. Daig dijo que el motivo era una nimiedad. Que lo importante era que el marinero no llevaba el dinero encima despues de muerto. Cuando Gabran se entero de que faltaba el dinero, pregunto por una cadena de oro que su tripulante solia llevar al cuello. Pero tampoco estaba.

– Es decir, que no hallaron ni el dinero ni la cadena en el cuerpo.

– Eso es lo que escamo a Daig. Despues de intentar en vano ir tras los pasos que se desvanecieron en la oscuridad, decidio regresar y registro el cuerpo.

– ?Por que decis que le escamo? ?En que sentido?

Deog fruncio el ceno para hacer memoria de lo que Daig le habia contado.

– Dijo… aunque penso que podria estar equivocado… dijo…

– Tomaos tiempo -sugirio Fidelma al ver que dudaba, tratando de recordar.

– La primera vez que vio el cuerpo, antes de ponerse a perseguir los pasos, Daig estaba seguro de haberle visto una cadena de oro alrededor del cuello. Le parecio ver un destello a la luz de la antorcha.

– Pero la cadena habia desaparecido cuando regreso, ?a eso os referis?

– Eso es lo que le extrano: que al volver, el marinero ya no la tuviera.

– ?Se lo conto a alguien?

– Al obispo Forbassach.

– Ya. ?Y que sucedio? ?Que hizo Forbassach al respecto?

– Creo que no volvio a mencionarlo. Al fin y al cabo, Daig no estaba seguro del todo. Lassar confirmo que el hombre habia recibido el dinero de manos de Gabran y sabia que solia llevar una cadena de oro. Lo conocia, porque era un miembro de la tripulacion de Gabran que solia frecuentar la posada. Siempre se jactaba de que habia ganado la cadena de oro en una batalla contra los Ui Neill.

Fidelma guardo silencio un momento para ponderar la informacion.

– El asunto de la cadena de oro empezo a preocuparle -anadio Deog.

– ?Os conto Daig que pista siguio para llegar hasta el hermano Ibar?

– Lo cierto es que si, y le parecio una coincidencia asombrosa. Al dia siguiente, el mismo Gabran le conto que en la plaza del mercado se le habia acercado un monje con el proposito de venderle una cadena de oro, que el enseguida reconocio como la misma que solia llevar el tripulante hallado muerto.

– Yo diria que es una coincidencia muy extrana -comento Fidelma con sequedad.

– Pero las coincidencias se dan -respondio Deog.

– ?Sabia Gabran quien era el monje?

– Sabia que era un miembro de la comunidad de la abadia.

– ?Y dijo que le compro la cadena?

– Fingio estar interesado y acordo verse con el monje mas tarde. A continuacion lo siguio hasta la abadia. Pregunto a la rechtaire como se llamaba (Ibar, claro) y luego acudio a Daig y le conto toda la historia. Daig fue al monasterio y relato los hechos a la abadesa Fainder. Con la rechtaire, Daig registro la celda de Ibar y encontraron la cadena y un portamonedas bajo la cama de Ibar.

– ?Y luego? -inquirio Fidelma.

– Gabran identifico la cadena y dijo que el portamonedas se parecia mucho al que el le habia dado a su tripulante. Fainder hizo llamar al obispo Forbassach, y el hermano Ibar fue acusado oficialmente.

– Segun se me dijo, el nego la acusacion.

– Asi es. Nego que hubiera asesinado a aquel hombre, nego que intentara vender la cadena a Gabran y nego que supiera nada del dinero oculto bajo su cama. Llamo embustero a Gabran. Pero ante la evidencia solo podia sacarse una conclusion. Con todo, a Daig no dejaba de escamarle la coincidencia… pues, como vos misma habeis dicho, le parecia una coincidencia asombrosa. Tambien le preocupaba haber visto la cadena en el cuello del marinero justo despues del asesinato.

– Pero habeis dicho que el comunico al obispo Forbassach su recelo.

– Si.

– ?Y Daig no hizo nada al respecto? ?Nada comento con Gabran?

– Vos sois la dalaigh. Deberiais saber que Daig era un simple vigilante, y no un abogado dispuesto a hacer indagaciones. Se lo dijo a Forbassach y, de ahi en adelante, el asunto quedo en manos del obispo. Y este tuvo suficiente con las pruebas.

– ?Y en el juicio de Ibar no se hizo mencion de nada de esto?

– No que yo sepa. Mi querido Daig se ahogo antes del juicio, asi que tampoco pudo plantear sus dudas.

Fidelma se echo atras contra el respaldo para reflexionar sobre lo que Deog le habia relatado.

– En este caso, el obispo Forbassach vuelve a aparecer como juez y acusador. Es inconcebible.

– El obispo Forbassach es un buen hombre -protesto Deog.

Fidelma la miro con curiosidad y observo:

– Hay algo que me resulta fascinante. Para ser campesina y no vivir en Fearna, estais muy al corriente de cuanto se hace y deshace por alli, y parece que teneis un trato muy estrecho con personas influyentes.

Deog resoplo por la nariz con desden.

– ?Acaso Daig no era mi esposo? El me mantenia informada de lo que hacia en Fearna. ?Acaso lo que acabo de contar no responde a vuestras preguntas?

– Desde luego. Pero vos sabeis mas de lo que os contaba vuestro esposo. Me consta que recibis visitas del obispo Forbassach y la abadesa Fainder.

Deog se puso nerviosa de pronto.

– Asi que lo sabeis.

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