marinero en la plaza del mercado. Lo ironico del asunto es que trato de vendersela al propio Gabran; este llamo a Daig, tras lo cual se le detuvo, se le acuso, se le declaro culpable y se le colgo.

Aquella enumeracion consterno a Fidelma.

– Fue un movimiento necio por parte del hermano Ibar -reflexiono Fidelma en voz alta-. Me refiero al hecho de intentar vender la cadena de oro al capitan de la propia victima, ?no os parece? Pero si Gabran es tan conocido en la abadia por su comercio, ?no es extrano que Ibar no tuviera en cuenta que aquel podria reconocerle? Lo normal es que buscara un modo menos arriesgado de venderla.

– No me corresponde a mi adivinar que pasaba por la mente de Ibar.

– Como habeis senalado, Gabran mantiene actividades comerciales con la abadia desde hace bastante tiempo. ?Cuanto tiempo hacia que Ibar vivia aqui?

La abadesa se removio con incomodidad en su lugar y respondio:

– Creo que bastante tiempo. Al menos desde antes de que yo llegara.

– Entonces tengo razon al extranarme. ?Como respondio el hermano Ibar a la acusacion?

– Lo nego todo. Tanto el asesinato como el robo.

– Vaya. ?Que razones dio para justificar la posesion de la cadena?

– No me acuerdo, la verdad.

– ?Para que necesitaria el hermano Ibar dinero con tanta desesperacion? Si tenemos en cuenta que el mato y robo al marinero, claro.

La abadesa se encogio de hombros sin responder.

– ?Y que le sucedio a Daig? ?Como lo mataron?

– Ya os he dicho que fue un accidente. Se ahogo en el rio.

– ?No es extrano que un capitan de la guardia fluvial se ahogue?

– ?Que insinuais? -pregunto la abadesa Fainder.

– Solo estoy haciendo conjeturas. ?Como es posible que una persona lo bastante capacitada para ser capitan de la guardia en los muelles pueda sufrir semejante accidente?

– Estaba oscuro. Supongo que resbalo y cayo al agua y, al hacerlo, se golpeo contra un pilar de madera, perdio el conocimiento y se ahogo sin que nadie pudiera ayudarle.

– ?Hubo testigos del accidente?

– No que yo sepa.

– Entonces, ?quien os refirio esos detalles?

La abadesa Fainder fruncio el ceno con fastidio.

– El obispo Forbassach.

– De modo que tambien el se encargo de investigar esa muerte. ?Cuanto tiempo transcurrio entre el juicio del hermano Ibar y este accidente?

– ?Cuanto tiempo? Que recuerde, Daig murio antes del juicio.

Fidelma cerro los ojos un instante. Tenia que dejar de sorprenderse de las rarezas relacionadas con los hechos ocurridos en la abadia.

– ?Antes del juicio? De manera que Daig no pudo declarar en el juicio.

– Tampoco habria hecho falta. Gabran fue el testigo principal. Pudo identificar a la victima. Declaro acerca del dinero robado e identifico la cadena de oro que Ibar habia intentado venderle.

– Parece que las circunstancias fueron propicias. Gabran fue el unico que propuso el robo como movil para asesinar al marinero; fue el unico que afirmo que los objetos se habian robado y el unico que relaciono al hermano Ibar con el crimen. Y con la declaracion de un solo hombre colgaron al hermano Ibar. ?No os parece motivo de preocupacion?

– ?Por que deberia preocuparme? El obispo Forbassach no tuvo ningun problema para aceptar la declaracion de Gabran. Cuando Daig dijo que Ibar habia intentado vender la cadena de oro, se registro la celda de Ibar en la abadia. Y en ella encontraron la cadena y el dinero. Sea como fuere, el asunto de Ibar nada tiene que ver con el sajon, hermana. ?Que tratais de demostrar? Yo habria dicho que vuestro deber como dalaigh seria ahora ayudarnos a volver a capturar al sajon.

Fidelma se levanto inesperadamente.

– Mi deber como dalaigh es averiguar la verdad en este asunto.

– Habeis oido los hechos, y los hechos son diversos.

– La falsedad suele llegar mas lejos que la verdad -sentencio Fidelma, recordando el comentario de su mentor, el brehon Morann.

De lejos les llegaron los repiques de una campana, anunciando el angelus del mediodia.

La abadesa Fainder tambien se puso en pie.

– Tengo cosas que hacer -anuncio.

– Una ultima pregunta: ?donde se encuentra la camara del abad Noe?

– ?Noe? -La pregunta parecio sorprender a la abadesa Fainder-. Fearna ha dejado de ser la residencia principal del abad, aunque conserva aqui unas dependencias en el palacio del rey. Con todo, no lo encontrareis alli, porque partio de Fearna ayer por la manana, rumbo al norte. Y no espera regresar en mucho tiempo.

– ?Al norte? -Fidelma se mostro decepcionada-. ?Sabeis por que motivo se ha ido?

– Las actividades del obispo no son de mi incumbencia.

Fidelma inclino la cabeza y dejo a la abadesa en su camara. Al llegar al pequeno patio interior, una intuicion la llevo a detenerse en la sombra de un hueco de los muros de piedra. Instantes despues, la abadesa salio de su camara y cruzo a toda prisa el patio. Pero en vez de ir hacia la capilla en la que se estaban congregando los miembros de la comunidad para las oraciones del mediodia, salio por una puerta lateral.

Fidelma la siguio guardando la distancia. Al abrir las puertas de madera, descubrio que daban a otro patio interior, el mismo con salida al muelle. Entonces, al ver que la abadesa estaba en medio del patio subiendose a un caballo, se echo atras sin cerrar del todo la puerta. No habia nadie mas en los aledanos. La abadesa salio a caballo por la puerta. Fidelma estaba asombrada de que la abadesa abandonara la abadia mientras las campanas tocaban al angelus, llamando a la comunidad a rezar.

Se pregunto que podia ser tan importante para hacerla acudir.

Sin perder un instante, Fidelma cruzo el patio hasta la puerta que daba a los muelles y que habia quedado abierta. Miro por todas partes sin ver rastro alguno de la abadesa y el corcel. Esta debia de haber arrancado al galope para desaparecer tan deprisa. No obstante, para su sorpresa, de la penumbra de los muros de la abadia vio aparecer a Enda a caballo, al que echo a trotar sin prisas por la orilla del rio. Era evidente que estaba siguiendo a la abadesa.

Una amplia sonrisa se dibujo en su rostro. Casi habia olvidado que habia pedido a Dego y a Enda que trataran de averiguar adonde iba la abadesa en sus salidas a caballo, y que no habia revocado la orden. Al menos Enda la seguiria y resolveria el misterio.

Capitulo XI

En el abad Noe pensaba todavia Fidelma de regreso a La Montana Gualda. Le sorprendio que no hubiera mostrado interes en acudir a Fearna, dadas las circunstancias. Fidelma esperaba que, como abad y consejero espiritual de Fianamail, ocupara un lugar destacado en las medidas que se estaban tomando. Exceptuando el supuesto apoyo que concedia a la aplicacion de los Penitenciales, no habia ocupado un lugar destacado en ninguno de los acontecimientos posteriores.

Ahora bien, Fidelma no sabia por que el abad Noe estaba presente en sus pensamientos. Por lo poco que conocia del irascible abad, le sorprendio que hubiera nombrado a alguien para estar a cargo de su antigua abadia, a una persona que pretendia cambiar las leyes tradicionales. Segun recordaba, el abad Noe siempre habia apoyado el sistema legal de Fenechus. Aunque por experiencia tambien sabia que era un hombre taimado y dado a la intriga. No podia evitar, asi, pensar que podia tener un papel importante en aquel misterio.

Se sento en la sala principal de la posada cavilando sobre esto. Pero luego volvio a concentrarse en la desaparicion de Eadulf de la abadia. Escogio a conciencia la palabra «desaparicion», pues no se fiaba ni de Forbassach ni de la abadesa. ?Se habia fugado realmente? Demasiadas personas habian «desaparecido», todas

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