La abadesa Fainder no acabo la frase al recordar lo que habia dicho la nina sobre el estado de la ropa de Gabran.

– ?Que paso con el pedazo de tela que Gabran tenia en la mano, Fial? -pregunto Coba.

– El marinero se lo dio al clerigo. Dijo que podria darle buen uso cuando el clerigo regresara a la abadia.

– En otras palabras, pretendian usarlo para inculpar al hermano Eadulf -murmuro Fidelma-. Pero no adelantemos acontecimientos. Al llegar la abadesa, cundio el panico. Oyeron a Mel llamarla cuando se acerco al muelle. El que habia contratado a Gabran estaba acorralado en el barco. Ya no podian ocultar el crimen. Asi pues, se hizo imprescindible permitir que el jefe de Gabran se desvaneciera en la oscuridad y que nadie sospechara del capitan. A alguien se le ocurrio obligar a Fial a dar falso testimonio bajo la promesa de que seria liberada. ?Es asi?

Fial confirmo su conjetura.

– Yo me atuve a mi papel. Conte a todo el mundo lo que se me dijo que contara. Identifique al sajon por la tonsura fuera de lo corriente. Me dijeron que tendrian que encerrarme en un cuarto en la abadia por mi propia seguridad hasta despues del juicio. Luego pasaron los dias y, hace dos, un monje me dejo salir.

– ?Era la misma persona que estaba sentada junto al marinero en el barco y que os pidio que identificarais al sajon?

– No, era otro. A este no le habia visto nunca. Me llevo al barco de Gabran. Gabran estaba a bordo. No pude defenderme, pues me hallaba encadenada otra vez. Oi al hombre grande decirle a Gabran: «?Tienes que deshacerte de ella!». Es lo unico que dijo. Y Gabran dijo: «Asi se hara». El monje se marcho, Gabran me metio en la misma cabina pequena y oscura que habia compartido con Gormgilla. Me miro con una sonrisa y dijo: «Asi se hara, pero cuando yo lo decida».

Fial volvio a echarse a sollozar.

– He estado ahi abajo metida durante no se cuanto tiempo. Anoche Gabran bajo… y… me utilizo.

Fidelma rodeo a aquella criatura desconsolada con sus brazos y miro a Coba y dijo:

– Por desgracia, mi llegada a la abadia y mis investigaciones hicieron que se llevaran a esta pobre nina de alli y la devolvieran a Gabran.

La abadesa Fainder, que estaba palida como la cera, carraspeo con nerviosismo.

– ?Como podemos estar seguros de que dice la verdad? -pregunto-. Ha reconocido que ha mentido antes: podria estar haciendolo ahora. Es una historia demasiado grotesca para ser real.

– Demasiado grotesca para que se la invente una nina de trece anos -replico Fidelma con dureza, y volvio a dirigirse a Fial-. Solo unas preguntas mas, chiquilla. Mientras estabais encarcelada en la oscuridad del barco, no perdisteis el tiempo, ?verdad?

– ?Como lo sabeis? -le pregunto Fial, mirandola de manera inquisitiva.

– Os hicisteis con un pedazo de metal afilado y socavasteis la sujecion de la cadena a la que estaba atada a los tobillos.

– No se cuanto tarde en hacerlo. Una eternidad.

– Y cuando os liberasteis…

– Solo consegui liberar los tobillos. Aun llevaba grilletes en las munecas.

– Si, pero os las arreglasteis para subir por la escotilla que da a la cabina de Gabran. Porque la escotilla que daba a la cabina principal estaba cerrada con llave, claro.

– ?Asi que ella lo mato! -grito la abadesa Fainder al darse cuenta de adonde habia desembocado la historia-. Lo acuchillo en el momento en que yo subi a bordo. Claro… -dijo y dudo un instante- debia de estar matando a Gabran en ese mismo momento. Llame a la puerta de la cabina, y ella salio por la misma escotilla que habia entrado. Entonces, mientras yo estaba inclinada sobre el cuerpo, se escapo por la cabina y salto al agua. Y esa fue la zambullida que oi.

– Casi habeis acertado del todo, madre abadesa -reconocio Fidelma.

– ?Casi? -repitio la abadesa en un tono belicoso.

– Cuando Fial subio a la cabina, se encontro con que Gabran ya estaba muerto. Lo habian matado con un golpe de espada dado con una fuerza inconmensurable. ?Tengo razon, Fial? ?Prosigo?

La nina parecia deslumbrada por la aparente omnipresencia de Fidelma.

– Fial sabia donde Gabran guardaba las llaves, asi que ella misma abrio los grilletes de las munecas. Se disponia a marcharse cuando se apodero de ella un deseo de venganza. De venganza por el terrible dano que este animal le habia causado. Puede que fuera una reaccion adolescente instintiva. Tomo un punal que habia por alli y, agarrando a Gabran por el pelo (y con tal rabia que en parte se lo arranco de raiz), le asesto en pecho y brazos unas seis cuchilladas. Entonces la abadesa llamo a la puerta de la cabina. Fial solto el punal y el cuerpo. De hecho, este fue el ruido sordo que Fainder oyo.

Fial sabia que tenia que huir. La unica salida era por abajo, pero la puerta estaba cerrada. Cogio un juego de cuatro llaves que encontro en la cabina de Gabran. Sabia que una de ellas abriria la cerradura del habitaculo donde habia estado encerrada. Era su unica salida. Asi que se escabullo por el hueco. Y cuanto sucedio despues es evidente.

Fidelma hizo una pausa en el relato, tomo el rostro de la nina con ambas manos y lo levanto de manera que Fial no tuvo mas remedio que mirarla a los ojos.

– ?Fue asi, querida? ?Sucedio tal cual lo he contado?

Fial se echo a sollozar.

– Lo habria matado si hubiera podido. Le odiaba tanto… ?que me hizo! ?Que me hizo!

Fidelma abrazo a la nina para consolarla.

Coba se echo atras contra el respaldo, cerro los ojos y solto un largo suspiro.

– ?Lo he entendido bien? -pregunto-. Mientras la abadesa estaba en la cabina de Gabran, ?la nina consiguio subir a la cubierta y salto al rio? A esa altura la corriente es fuerte. ?Por que no fue directamente a la orilla?

– Eso me confundio a mi tambien -confeso Fidelma-. Pero no tuve en cuenta la influencia que puede llegar a tener el miedo en una persona para hacerla actuar sin pensar. La pobre Fial temia por su vida. No sabia donde estaba. Lo ultimo que queria era llamar la atencion bajando al embarcadero. No sabia si sus enemigos estarian alli. Es evidente que sabia nadar, y se decidio por esa via. Y luego, poco despues, en la orilla, cuando se encontro a Forbassach y a Mel…

– …y creyo que eramos parte de la conspiracion… -aporto Mel.

– «Conspiracion» es una palabra acertada, Mel, porque en esto aun quedan muchos misterios por resolver.

La abadesa Fainder resoplo con menosprecio.

– En eso teneis toda la razon, hermana -dijo-. Porque si Fial no ha matado a Gabran, y al final parece que aceptais que yo no lo hice, ?quien lo ha matado? -Sus ojos de pronto refulgieron-. ?O debemos sacar la conclusion de que vuestro sajon acudio a el buscando venganza?

Fidelma la fulmino con la mirada.

– Creo que el testimonio de esta pobre nina demuestra que el hermano Eadulf no es el culpable de la violacion y el asesinato de Gormgilla, ?y que otra mano ha movido esta atroz conspiracion!

– Aun asi, hermana -intervino Coba-, ?adonde nos conduce la historia? Decis que Gabran ha sido asesinado, pero ni a manos de Fial ni de la abadesa. No se me ocurre quien puede haberlo matado, ni si quiera por que motivo.

– Gabran no era mas que un instrumento. El era el medio utilizado para el trafico de seres humanos, el medio por el cual se transportaban hasta el puerto de mar. Gabran no tenia cerebro para planear y sostener este vil comercio. ?Acaso habeis olvidado ya lo que ha contado Fial? Ha mencionado a un clerigo encapuchado que le ordeno que identificara falsamente al hermano Eadulf.

Mel se froto la nuca y recordo:

– Tambien se ha referido a otro tripulante que lo ayudo mientras Gabran dormia la borrachera. ?Quien era ese otro tripulante? Tal vez el ataco a Gabran.

– No -nego Fidelma con un ademan impaciente-. Gabran lo ataco a el. Ese tripulante era el hombre al que mataron al dia siguiente, el mismo por cuya muerte ejecutaron injustamente al hermano Ibar.

– ?Estais diciendo que Ibar era inocente? -pregunto la abadesa Fainder, parpadeando varias veces.

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