– Pero ?como sabiais donde estaba? Porque ella no lo sabe.

– Nosotros tampoco lo sabiamos. Todavia no hemos visto a sor Fidelma. Hemos cabalgado toda la noche, y hace una hora tomamos el camino que cruza la montana como atajo hacia Fearna. El camino continuaba despues de la cabana de Fianamail, y hemos visto movimiento. Barran ha enviado a uno de sus hombres para averiguar si Fianamail estaba alli. Nos han dicho que el y el abad Noe habian cabalgado hasta aqui para colgar al forajido sajon. Y he pensado que solo podia tratarse de vos. Asi que hemos venido a galope tendido.

Eadulf se sintio debil cuando empezo a recuperarse.

– ?Quereis decir que por pura suerte no me he…? -Se estremecio con una sacudida al darse cuenta.

– Hemos llegado justo cuando ese grandullon de ahi -dijo, senalando al hermano Cett- le ha dado una patada a la banqueta sobre la que estabais. Ha sido providencial que mi espada estuviera bien afilada.

– ?Habeis cortado la soga en el momento en que he caido? -pregunto Eadulf con incredulidad.

– Asi es. La he cortado, y ni un solo segundo tarde, a Dios gracias.

El jefe brehon se acerco al lugar donde estaban.

– ?Sois vos aquel al que llaman hermano Eadulf de Seaxmund's Ham?

Eadulf miro a los ojos despiertos de Barran. Sintio la personalidad y la fuerza interior de aquel hombre, que debia de ser mas poderoso que el propio rey supremo, pues era la mayor autoridad juridica en el sistema legal de los cinco reinos de Eireann.

– El mismo -asintio Eadulf con voz queda.

– He oido hablar de vos, sajon. -La sonrisa de Barran era cordial-. He oido hablar de vos como buen amigo de Fidelma de Cashel. Ella ha mandado que vinieran a buscarme para juzgar vuestro caso.

– Os estoy agradecido, mi senor. Me presento ante vos, inocente de cuanto se me acusa.

– Eso lo veremos en su debido momento. ?Os encontrais lo suficientemente bien para viajar directamente a Fearna?

– Si.

Entonces intervino Aidan, el joven guerrero.

– Quiza no estaria de mas descansar un momento a fin de poder atender la herida que el hermano Eadulf presenta en el cuello. Se ha escapado por los pelos.

Desde su lugar, Barran miro la herida e inclino la cabeza con un gesto de asentimiento.

El hermano Martan aparecio a todo correr con una jarra de aguamiel.

– Yo tengo conocimientos sobre estas cosas, ilustre brehon. Aguamiel para el estomago y unguento para la herida.

Pusieron en pie la banqueta, un instrumento letal momentos antes, para que Eadulf tomara asiento. El hermano Martan se inclino sobre el y chasqueo la lengua varias veces, mostrando su solidaridad. Saco un tarro de balsamo de una bolsa de piel que llevaba a la cintura y empezo a dar suaves friegas con el unguento sobre la marca que habia dejado la soga. Al principio escocia tanto, que Eadulf hizo un gesto de dolor.

– Es un unguento a base de salvia y consuelda, hermano -explico el anciano monje-. Ahora escocera, pero despues notareis mejoria.

– Gracias, hermano -dijo Eadulf, haciendo un esfuerzo por sonreir a pesar del escozor-. Lamento haber traido problemas a vuestra tranquila comunidad.

El comentario hizo gracia al hermano Martan, que aseguro:

– La iglesia es el refugio para los problemas, deberia ser un lugar de intercambios… un lugar donde dejar los problemas y llenarse de paz.

Eadulf empezo a sentirse mas animado por primera vez en dias.

– Lo que no me importaria es cambiar mis problemas por una manzana. Este ahorcamiento me ha dado hambre, y aunque vuestra aguamiel es buena, no me acalla el hambre.

El hermano Martan se dio la vuelta y asi lo pidio a uno de los hermanos.

Fianamail contenia su ira, hasta que esta le pudo al ver que ofrecian aguamiel y una manzana a Eadulf.

– ?Vais a agasajar a este asesino mientras nosotros le esperamos de pie con este frio? -exigio a Barran-. ?Que sentido tiene untarle balsamo en la herida si vamos a colgarle luego?

– Me comere la manzana en el viaje -anuncio Eadulf a Barran, a la vez que se levantaba-. No tengo inconveniente en llegar cuanto antes, si con ello soy absuelto y nos acercamos mas a la verdad de este asunto. Si bien temo que para Fianamail llegar antes significa acelerar mi muerte.

Aidan ayudo a Eadulf a encaramarse a su caballo, para que montara atras. Muirecht y Conna no habian abierto la boca de miedo durante el desarrollo de aquellas tragicas circunstancias. Entonces, con Barran, Fianamail y el abad Noe a la cabeza, la columna de jinetes bajo por las faldas de la Montana Gualda cuando la escarcha blanca empezaba a derretirse visiblemente con el calor creciente del sol de la manana.

Capitulo XX

La gran sala del rey de Laigin estaba llena a rebosar. El centro de atencion era Barran, que se encontraba sentado con sus ricas vestiduras de oficio y sostenia el baston ornamentado, signo de que hablaba con absoluta autoridad, no solo como figura juridica, sino tambien como representante del rey supremo. A su lado, sentado en su silla de oficio, estaba sentado Fianamail, despatarrado, y mas que el rey de Laigin, parecia un jovenzuelo malhumorado. A diferencia de Barran, este apenas merecia la atencion del publico, ya que el jefe brehon rezumaba toda la autoridad en la sala solo con su porte y actitud naturales.

A los lados de la sala habia varios escribas concentrados en las tablillas de arcilla sobre las que tomarian notas antes de transcribir sobre papel de vitela los informes definitivos del juicio. Entre los asistentes habia brehons y aprendices, asi como titulados, todos ellos decididos a asimilar la sabiduria del jefe brehon. En cuanto habia corrido la voz de que Barran presidiria el juicio, todos cuantos habian podido intentaron entrar en la sala del rey para escuchar tan importante sentencia.

En el angulo derecho de la sala estaba sentado el obispo Forbassach; a su lado estaban el abad Noe, la abadesa Fainder, sor Etromma y otros miembros destacados de la comunidad de la abadia, entre ellos el hermano Cett y el medico, el hermano Miach.

En el angulo contrario, a la izquierda de la sala, Fidelma se hallaba sentada con Eadulf a su lado. Detras de ella se sentaban sus fieles companeros: Dego, Enda y Aidan.

Mel y sus guerreros estaban a cargo de la seguridad de la sala, si bien Fidelma reparo en que los guerreros fianna que habian acompanado a Barran desde Tara se habian posicionado estrategicamente entre la concurrencia.

Era mediodia, y aquella manana ya habian sucedido muchas cosas. Barran habia presidido varias vistas privadas. Por fin, habia llegado el momento de analizar publicamente los hechos.

Barran miro al jefe de los escribas y le hizo una discreta senal con la cabeza. El hombre se puso en pie y golpeo el suelo tres veces con el baston de oficio.

– Queda convocada esta sesion para escuchar los alegatos y los fallos definitivos en cuanto concierne a la muerte de Gormgilla, de un marinero desconocido, de Daig (guerrero de Laigin), del hermano Ibar (monje de Fearna) y de Gabran (mercader de Cam Eolaing).

Barran dio comienzo al juicio sin mas preambulo.

– Tengo ante mi un alegato de la dalaigh Fidelma de Cashel en el que vindica al hermano Eadulf de Seaxmund's Ham, embajador sajon en nuestro pais. Fidelma de Cashel solicita que se anulen la condena de los tribunales de Laigin, la sentencia, asi como cualquier infraccion posterior de las leyes de Laigin cometida en los intentos de demostrar su inocencia, y que asimismo sean suprimidos de las actas de este reino. Sus argumentos son que Eadulf es inocente de todos estos cargos y las acciones posteriores fueron actos de injusticia. El antedicho Eadulf actuo en defensa de su vida y, al hacerlo, actuo legalmente.

Barran miro al obispo Forbassach y pregunto:

– ?Que decis en respuesta a esta alegacion, brehon de Laigin?

El obispo Forbassach se levanto. Estaba ligeramente palido, y reflejaba su contrariedad en el semblante. Ya habia pasado varias horas en compania de Barran y Fidelma aquella manana. Carraspeo antes de decir con calma:

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