– Tal privilegio se concede a pocos forasteros. No obstante, es cierto que, dado que hablaba nuestra lengua y al parecer poseia ciertos conocimientos juridicos, se le permitio llevar su propia defensa. Recibio el mismo tratamiento que damos a cualquier religioso errante.
– ?De modo que Eadulf de Seaxmund's Ham no menciono su cargo? -pregunto Fidelma, que empezaba a ver un atisbo de esperanza.
Fianamail se la quedo mirando sin comprender adonde queria ir a parar.
– Ese hombre es un monje, un
– Es
El joven rey se mostro ligeramente desconcertado. El no era
– ?Y por que el sajon esta bajo la proteccion de la casa real de vuestro hermano?
Fidelma percibio cierta vacilacion en su arrogancia juvenil.
– Es facil. Teodoro de Canterbury, arzobispo y consejero de todos los reinos sajones, envio a Eadulf como emisario personal a mi hermano. Por consiguiente, su precio de honor es de ocho
– Sin embargo, ha cometido un asesinato -protesto Fianamail.
– Eso han declarado vuestros tribunales -concedio Fidelma-. Pero deben investigarse las circunstancias. ?Acaso el
Fianamail se mostraba claramente atonito por el despliegue de conocimientos tecnicos. No tenia capacidad para discutir con ella, y asi lo reconocio.
– No dispongo de la misma competencia juridica que vos, Fidelma de Cashel. Debo consultar al respecto.
– En tal caso, haced venir a vuestro
Moviendo la cabeza, Fianamail se puso en pie y se acerco a la mesa para servirse una copa de vino.
– No esta aqui en este momento. No le espero hasta manana.
– En tal caso debeis emitir la sentencia sin el, Fianamail. No os he mentido sobre lo que dice la ley. Juro sobre mi honor como
Fianamail trataba de discernir cual era el mejor modo de proceder. Levanto las manos con impotencia y las dejo caer a ambos lados.
– ?Que buscais, Fidelma? -pregunto tras vacilar unos momentos-. ?Sugeris que reclamais inmunidad para el sajon? Porque no lo aceptare. Cometio un crimen detestable. ?Que quereis?
– En ultima instancia, os rogaria que volvierais a aplicar las leyes de nuestro pais -respondio Fidelma-. Los Penitenciales extranjeros no caben en nuestra mentalidad. Matar por venganza no se corresponde a nuestra ley…
Fianamail levanto una mano para detener su elocuencia.
– He dado mi palabra al abad Noe, mi consejero espiritual, y al obispo Forbassach, mi
Fidelma noto que se le aceleraba el pulso al percibir una brecha en su determinacion.
– Os pido que difirais la ejecucion a fin de poder investigar los hechos de este caso y corroborar que se ha observado la ley.
– Yo no puedo anular la sentencia de mi
– Concededme un tiempo limitado para investigar este crimen del que acusais al hermano Eadulf y permitidme analizar los hechos basados en un posible alegato de que actuo bajo proteccion, como
Empleo el termino legal
Fianamail volvio a tomar asiento. Sopeso la cuestion con el gesto torcido. Era evidente que le inquietaba acceder a su peticion, mas se mostraba incapaz de encontrar motivos para rebatir sus argumentos.
– No deseo volver a renir con tu hermano otra vez -reconocio al fin-. Ni quiero hacer nada que contradiga los protocolos y la justicia de mi reino. -Callo un momento y se froto la barbilla con un gesto de arrepentimiento-. Os concedere tiempo para que investigueis el crimen del que han acusado al sajon. Si hallais alguna irregularidad en la conducta y la sentencia de nuestros tribunales, no me opondre al derecho de apelacion.
Fidelma contuvo un suspiro de alivio.
– Es cuanto os pido. Mas para ello necesitare vuestra autorizacion.
– Mandare que me traigan pluma y vitela y os la dare por escrito -accedio, inclinandose hacia delante para sacudir una campanilla de plata.
– Bien -agradecio Fidelma, sintiendo un tremendo alivio-. ?Cuanto tiempo me dareis para la investigacion?
En ese momento entro un criado, y Fianamail le ordeno que trajera los utensilios de escritura. Los ojos del joven rey eran frios.
– ?Cuanto tiempo? Pues hasta manana al mediodia, a la hora senalada para la ejecucion del sajon.
El alivio momentaneo se desvanecio al darse cuenta de las limitaciones que le imponia Fianamail.
– ?Ya esta! -anadio este con una sonrisa-. No podeis acusarme de desobedecer las costumbres de nuestro pais. Os he concedido tiempo para preparar la apelacion. Eso queriais, ?no?
El criado regreso con los utensilios de escritura y el rey garabateo con rapidez sobre el papel de vitela. Fidelma tardo en recuperar la voz.
– ?No me concedeis mas que veinticuatro horas? ?Que clase de justicia es esta? -dijo despacio, tratando de contener la rabia.
– Sea la clase de justicia que sea, sigue siendo justicia -respondio Fianamail en un tono que denotaba su animo vengativo-. Nada mas os debo.
Fidelma guardo silencio unos instantes, tratando de pensar en algo mas que pedirle. Sin embargo, se dio cuenta de que no podia pedirle nada mas. El joven poseia el poder y ella carecia de un arbitrio superior para hacer desaparecer su animo de venganza.
– Muy bien -dijo al fin-. Si encuentro razones para una apelacion, ?detendreis la ejecucion hasta la llegada de Barran, vuestro jefe
Fianamail resoplo ligeramente y respondio:
–
– Eso se da por supuesto. ?Me permitireis, ademas, indagar sin impedimentos ni obstaculos durante las proximas veinticuatro horas?
– Queda explicito en la autorizacion -respondio el rey, entregandole el papel.
Antes de cogerlo, Fidelma le pidio:
– En tal caso debeis anadir vuestro sello para que conste que actuo con vuestro consentimiento y autorizacion.