Fidelma parpadeo ante la vehemencia de la joven y luego trato de sacar algo en claro.
– Pero si es una version modificada del Salmo 69 -observo.
– ?Pero surtio efecto! ?Surtio efecto! ?Mi maldicion surtio efecto! -exclamo con una nota de histeria-. Debio de subir a cubierta al poco rato, y la mano vengadora de Dios se la llevo.
– No lo creo -respondio Fidelma con sequedad-. Si intervino alguna mano, fue humana.
Sor Gorman se la quedo mirando y luego tuvo un cambio brusco de animo. En sus ojos habia recelo.
– ?Que quereis decir? Todo el mundo ha dicho que una ola la arrastro al mar, ?no?
Fidelma advirtio que habia hablado mas de la cuenta.
– Simplemente quiero decir que no ocurrio a causa de tu maldicion ni tu invocacion.
Sor Gorman se paro a pensar un momento.
– Pero una maldicion es algo terrible, y yo debo expiar mi pecado. Sin embargo, no puedo hacerlo perdonando a sor Muirgel, ni sintiendome culpable.
– Decidme una cosa solamente, sor Gorman -pidio Fidelma, que empezaba a aborrecer el egocentrismo de la muchacha, asi como su empeno en autoinculparse por la muerte de sor Muirgel-. Habeis dicho que salisteis de vuestro camarote sobre la medianoche.
La joven asintio con la cabeza.
– Lo compartis con sor Ainder, ?cierto?
– Asi es.
– ?Os vio salir del camarote?
– Concilio el sueno en el acto. Suele dormir como un leno. No creo que me viera salir.
– ?La tormenta ya se habia desatado?
– Si.
– Vuestro camarote esta junto a las escaleras, o como se llamen. Si lo he entendido bien, descendisteis por ellas hasta su camarote, ?y no os cruzasteis ni visteis a nadie?
Sor Gorman movio la cabeza y confirmo lo dicho:
– No habia nadie por alli a esa hora, y la tormenta era muy fuerte.
– Entonces, repito, si lo he entendido bien, os quedasteis frente a la puerta: no llegasteis a entrar en el camarote, sino que permanecisteis fuera maldiciendola. ?Y nadie os oyo?
– En ese momento la tormenta arreciaba. Dudo que nadie hubiera podido oirme aun estando a mi lado.
Fidelma la miraba sin convencerse de aquellas palabras. Parecia una version muy extrana pero, por otra parte, la verdad solia ser lo increible, y la mentira lo plausible.
– ?Cuanto tiempo estuvisteis frente a la puerta del camarote echando esa maldicion? -quiso saber.
– No estoy segura. Unos momentos. Un cuarto de hora quiza. No lo se.
– ?Que hicisteis tras echar la maldicion?
– Regrese a mi camarote. Sor Ainder aun dormia y la tormenta seguia rugiendo. Me tumbe en la cama, pero no me dormi hasta que la tormenta no amaino.
– ?Oisteis algo en el pasillo?
– Me parecio oir un portazo en el camarote de enfrente. Empezaba a adormecerme y el golpe me desperto.
– ?Como ibais a oirlo con el estruendo de la tormenta? Acabais de decir que nadie os habria oido a vos. ?Como ibais a oir entonces una puerta cerrandose?
Sor Gorman apreto las mandibulas con pugnacidad.
– La oi porque fue despues de que la tormenta empezara a amainar.
– De acuerdo. Solo quiero asegurarme de que he entendido bien los hechos. Y la puerta del camarote a la que os referis, la que oisteis cerrar de un golpe, ?decis que era la del camarote frente al vuestro?
– Es el que comparten Cian y Bairne.
– Vaya. Y luego os volvisteis a dormir.
Sor Gorman parecia muy inquieta.
– Mi maldicion la mato. Supongo que merezco un castigo.
Fidelma se puso en pie y se quedo mirando con lastima a la joven. Sor Gorman era decididamente inestable y, desde luego, precisaba la ayuda de su alma amiga, el companero que todos tenian, encargado de escuchar los problemas y hablar de ellos. Todas las personas de las iglesias de los Cinco Reinos escogian para ello a un
– Quiza no conozcais el antiguo proverbio que dice: «Jamas un millar de maldiciones rasgaron una camisa» -dijo Fidelma para tranquilizar a la chica.
Esta alzo la cabeza para decirle:
– He maldecido a sor Muirgel y he causado su muerte. Ahora yo debo ser condenada.
Empezo a mecer el cuerpo adelante y atras, rodeandose los hombros con los brazos y cantando con voz suave:
Fidelma dejo a aquel ser desequilibrado salmodiando solo y salio de alli algo ahuyentada. ?A cual de todas las religiosas dificiles debia acudir para pedir que se ocuparan de ella? La joven