que se trata de una comprobacion rutinaria para alguien de la seccion de Asesoria Legal. Hable con algun funcionario de bajo nivel dentro del FBI. ?Tiene un lapiz? Bien, digales que pregunten si dos agentes especiales del FBI en California, uno llamado Parkhill y el otro llamado Naughton, entrevistaron la semana pasada al asambleista del estado Yurkovich. -Le deletreo este ultimo apellido.- Digales despues que pregunten si un agente especial apellidado Lindenmeyer entrevisto… -Se percato entonces de que no conocia el nombre de la amiga del asambleista Tobias.-Mmm, entrevisto a alguien de Sacramento en el transcurso de una investigacion sobre un comite de la Asamblea del estado del que forma parte el asambleista Tobias. Estoy en el hotel. Llameme en seguida.

Mientras esperaba, estuvo paseando un rato por el salon del bungalow y despues tomo una copia de su discurso y modifico algunas frases del mismo. Al cabo de un cuarto de hora sono el telefono y era Marion.

– Es muy raro, senor Collins -dijo la secretaria. En el FBI dicen que entre los agentes que tienen en California no hay ninguno que se llame Parkhill, Naughton o Lindenmeyer. Es mas, que no tienen a ningun agente con esos apellidos en ningun lugar del pais.

El esfuerzo habia resultado inutil, al igual que buena parte de todo lo demas. No habia ningun agente apellidado Parkhill, Naughton o Lindenmeyer. Y, sin embargo, el asambleista Yurkovich habia sido entrevistado por Parkhill y Naughton y la amiga de Tobias lo habia sido por Lindenmeyer. Ello podia significar que tanto Yurkovich como Tobias habian entendido mal los apellidos. Imposible. O que ambos le habian mentido. Absurdo. O podia significar tambien otra cosa, igualmente improbable pero mucho mas siniestra.

Podia significar que el FBI poseia un cuerpo especial de agentes -un cuerpo secreto, los nombres de cuyos agentes no figuraran en nomina- utilizado para intimidar a los legisladores de California.

Collins reflexiono acerca de esta posibilidad. Collins solia ser una persona de mentalidad positiva y realista, poco dada a las fantasias y a los melodramas. Normalmente, hubiera rechazado esta posibilidad de existencia de un cuerpo secreto considerandola demasiado siniestra como para ser tomada en serio… de no haber sido por una cosa.

Su predecesor en el cargo habia reservado sus ultimas palabras para advertirle a proposito de un terrible peligro… un peligro llamado Documento R. Si se podia aceptar como un hecho la existencia de un documento susceptible de poner en peligro… ?que?, ?la seguridad del pais?, bien, pues si asi fuera, tambien se podia aceptar la posibilidad de unos desconocidos agentes del FBI que estuvieran amenazando a los asambleistas de California, del mismo modo que uno bien conocido habia amenazado al padre Dubinski.

A Collins no le gustaba el asunto. Mientras se dirigia al dormitorio para cambiarse de ropa antes de salir a grabar el programa de television con Pierce y a pronunciar su discurso ante la ANA, penso que no le gustaba nada la idea de haber sido elevado a una posicion en la que se suponia que tenia que saberlo todo acerca de la delincuencia del pais. Y, sin embargo, estaban teniendo lugar a su alrededor ciertas actividades, actividades que tenian toda la apariencia de delitos, y sobre los cuales no sabia apenas nada. Y todo ello, en una u otra forma, se habia debido a la atmosfera creada por la Enmienda XXXV. Santo cielo, penso, ?que iba a ocurrir caso de que la enmienda acabara convirtiendose en una de las leyes del pais?

Acababa de terminar de cambiarse cuando empezo a sonar el telefono del salon. Se dirigio a toda prisa hacia el mismo y lo levanto a la quinta llamada.

Escucho la voz de Ed Schrader desde Washington.

– Chris, le llamo a proposito del encargo que me hizo anoche.

Casi habia olvidado su llamada a Schrader la noche anterior. Habia sido acerca de las instalaciones del lago Tule que su hijo le habia mostrado, acerca de la construccion de una nueva rama del Proyecto Sanguine de la Marina. Le habia pedido a Schrader que le confirmara la existencia de aquellas instalaciones de la Marina con el unico fin de poder demostrarle a Josh que se habia equivocado con su mania de los campos de internamiento y hacer asi que el muchacho recapacitara.

– Si, Ed. ?Que ha averiguado usted?

– Lo he averiguado a traves de autorizadas fuentes del Pentagono. El Proyecto Sanguine de la Marina, o MBF, tal como ellos lo llaman, concluyo por completo hace tres anos. En la actualidad no se estan construyendo nuevas instalaciones ni se esta reconstruyendo ninguna. No disponen de ninguna instalacion en las proximidades del lago Tule.

Collins no podia dar credito a lo que estaba escuchando.

– ?Me esta usted diciendo que la Marina no posee ningun proyecto con base en el lago Tule?

– Ninguno en absoluto.

– Pero si el encargado de las obras me dijo… Bueno, no importa. De cualquier modo, que demonios, algo estan construyendo alli. Y es un proyecto gubernamental. Estan construyendo algo.

– Pues no es nada de lo que le han dicho, desde luego.

– No… no, supongo que no -dijo Collins lentamente. Muchas gracias, Ed.

Por primera vez reconocio la posibilidad de que su hijo Josh pudiera estar en lo cierto.

Y de que Keefe, Yurkovich y Tobias tambien pudieran llevar razon.

En el transcurso de los veinte minutos que duro el trayecto hasta los estudios de la cadena de television, Collins fue pasando revista a las cada vez mas abrumadoras pruebas de aquel siniestro plan. El Documento R, peligro que era necesario dar a conocer.

Estadisticas criminales falseadas en California. Un campo secreto de internamiento en el lago Tule.

Pero, en ultimo extremo, lo que mas le habia inquietado habia sido el mas insignificante de todos aquellos acontecimientos.

Recordo al fotografo apostado frente a su bungalow con el fin de fotografiarle en compania de la prostituta que habian introducido en su habitacion. Aquello no habia sido el producto de unos rumores. Aquello lo habia podido comprobar directamente.

Experimentaba una viva sensacion de recelo y desconfianza hacia quienes le rodeaban, hacia los defensores de la Enmienda XXXV y hacia la enmienda propiamente dicha. Y, por encima de todo, no le apetecia lo mas minimo verse obligado a defender la enmienda a traves de la television nacional. Le repugnaba el papel que tenia que interpretar. Hubiera querido dar media vuelta y echar a correr.

Pero ya era demasiado tarde. Habian llegado al boulevard Beverly y ya se divisaba el edificio de los estudios.

Collins se encontraba sentado en un sillon de la sala de maquillaje, con una especie de babero ajustado al cuello y contemplandose reflejado en el espejo mientras el maquillador aplicaba una ligera capa de polvos marrones sobre sus curtidas facciones.

A traves del espejo pudo ver tambien a la productora de «En busca de la verdad», una elegante joven llamada Monica Evans, en el momento en que esta volvio a aparecer por la puerta.

– ?Que tal va eso, senor secretario de Justicia? -le pregunto ella.

– Creo que ya estoy casi listo -repuso Collins.

– Solo unos minutos, Monica, y lo tendras a tu disposicion -prometio el maquillador.

– Espero que no se produzcan retrasos -dijo Collins-. En cuanto acabe la grabacion tengo que dirigirme al hotel Century Plaza a pronunciar un discurso ante la Asociacion de Abogacia. Tendre el tiempo muy justo.

– Saldra de aqui con tiempo mas que suficiente -le aseguro Monica Evans-. Tony Pierce se encuentra ya en el estudio con Brant Vanbrugh, nuestro moderador. Ya estan maquillados. Podremos empezar en cuanto usted este listo.

Collins experimento un ligero alivio. Le hubiera fastidiado tener que permanecer en aquella sala de maquillaje en compania de Tony Pierce y verse obligado a conversar con el antes de que se iniciara el programa. Bastante le molestaba tener que discutir con Pierce ante las camaras. Una conversacion particular con el le hubiera resultado insoportable.

– Le esperare en el pasillo para acompanarle al estudio -le dijo Monica Evans saliendo.

Collins siguio estudiandose en el espejo, y no se mostro nada satisfecho de su aspecto. A pesar de los cosmeticos, las cremas y los polvos que llenaban una por una todas las arrugas y grietas de sus facciones, parecia un cadaver al que un empleado de pompas funebres estuviera intentando acondicionar para que resultara mas presentable.

?Por que, se pregunto, habia acudido alli a defender una bomba que haria saltar en pedazos la Ley de Derechos de la Constitucion? ?Que le habia inducido a ponerse de la parte de unos antiliberales como el presidente Wadsworth y Vernon T. Tynan? ?Como era posible que se hubiera convertido en el paladin de aquella

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