humo y parecio como si se tranquilizara.
– Bueno, Don -prosiguio Tynan-, ?que tal estamos?
– Menuda pregunta -repuso Radenbaugh con un grunido.
– ?Tan mal se esta aqui? -pregunto Tynan en tono solicito-. Pensaba que le habian puesto en la biblioteca de la prision.
– Estoy en la carcel -dijo Radenbaugh amargamente-. Estoy en la carcel, encerrado como una bestia, y soy inocente.
– Si, lo se -dijo Tynan-. Supongo que aqui jamas se puede estar bien.
– Es horrible -dijo Radenbaugh-. Hay de todo para proteger de nosotros a los de fuera: puertas correderas de acero, triples cerrojos, detectores en los muros de hormigon… Pero no hay nada para protegernos a nosotros de los de dentro: agresiones, acuchillamientos, violaciones, venta de droga… Los esbirros… me parece que ya estoy empezando a hablar como todos los demas, los guardianes procuran ser a cual mas duro. Comida pesima, ninguna posibilidad de realizar ejercicio y una celda que mideun metro ochenta por tres metros. ?Le gustaria pasarse los mejores anos de su vida en un planeta de metro ochenta por tres metros? El gran acontecimiento consiste en que le corten a uno el cabello. O tal vez en recibir una carta de la propia hija. Es asqueroso. Sobre todo cuando uno es inocente. No abrigo ninguna esperanza.
Radenbaugh se sumio en un enfurecido silencio, inhalando y exhalando el humo del cigarrillo.
Tynan le estudio en la oscuridad.
– Si, la falta de esperanza… me imagino que debe de ser lo peor -dijo en tono comprensivo-. Lastima que muriera Noah Baxter. Creo que era su penultima esperanza de salir de aqui. Lastima.
Radenbaugh levanto subitamente la mirada.
– ?Mi penultima esperanza? -repitio.
– Si, porque yo soy la ultima, Don.
– ?Usted? -pregunto Radenbaugh mirando fijamente a Tynan.
– Yo -dijo Tynan asintiendo-. Si, yo. He venido aqui para ofrecerle un trato, Don. Estrictamente entre nosotros. Puedo ofrecerle lo que usted anhela. La libertad. Y usted puede ofrecerme algo que yo necesito. Dinero. ?Esta dispuesto a escucharme?
Radenbaugh no contesto pero estaba escuchando.
– Muy bien -prosiguio Tynan-, permitame que se lo explique todo rapidamente. Usted posee un millon de dolares en efectivo, guardado en algun lugar de Florida. No discutamos acerca de si lo tiene o no. He revisado detalladamente el expediente. Un testigo fidedigno juro que habia abandonado usted Washington con el dinero. Tenia que entregarlo en Miami pero jamas lo entrego. Sabia que le habian descubierto y no lo entrego. Cuando le detuvieron, ya no lo tenia en su poder.
– Tal vez jamas tuviera aquel dinero -dijo Radenbaugh pausadamente-. Es posible que yo dijera la verdad.
– Tal vez -dijo Tynan en tono condescendiente-. Pero tal vez no. Quiza lo oculto usted. Para cuando lo necesitara. Supongamos esto ultimo. Que usted lo oculto. Si estoy en lo cierto, tiene usted un precioso millon de dolares en efectivo en algun lugar de Florida. Y no esta percibiendo usted por el ni un centimo de interes. Y debiera percibirlo. Debiera reportarle a usted alguna ventaja, no dentro de doce anos sino a partir de hoy mismo, de este momento. ?Que se puede comprar con ese dinero? ?Que es lo que usted mas desea del mundo? ?La libertad? Usted mismo lo ha dicho, la carcel es un lugar horrible y asqueroso. Quiere usted salir. Yo no puedo lograr que sea usted inocente si el tribunal le declaro culpable. Pero puedo convertirle en un hombre libre. ?Quiere seguir escuchandome?
Radenbaugh se inclino hacia la portezuela, bajo el cristal de la ventanilla unos centimetros y arrojo al exterior la colilla del cigarrillo. Despues se reclino de nuevo en su asiento y volvio la cabeza hacia Tynan.
– Prosiga -dijo.
– Ese millon de dolares -dijo Tynan-. Necesito parte del mismo. No soy un cerdo. Podria pedirselo todo, y tal vez lo consiguiera. Pero no lo hago; quiero tan solo una parte, digamos que para una inversion. A cambio, le conseguire rebajar la pena de quince anos a los que usted ya ha cumplido hasta esta noche o hasta algunas noche mas a partir de esta noche. No sera facil pero lo podre conseguir. Por su parte, tendria usted que trasladarse a Miami, sacar el dinero y entregar una parte del mismo a un intermediario. Le entregaria usted setecientos cincuenta mil dolares al intermediario y se quedaria con los doscientos cincuenta mil restantes para empezar una nueva vida. Y nuestro trato habriaconcluido satisfactoriamente. ?Que le parece? -Tynan miro a Radenbaugh, pero este no contesto. Permanecia mirando fijamente hacia adelante, con los labios fruncidos y las facciones en tension.- De acuerdo, me imagino que deseara usted conocer algunos detalles -prosiguio Tynan-. Hay un detalle que tiene que conocer y al que debera usted atenerse, ya que, de otro modo, el trato no se podria cerrar. Le he dicho que esto no seria facil y no lo es. No esta en mi mano concederle la libertad bajo palabra o la libertad incondicional. Nadie puede hacerlo a excepcion de los miembros de la junta de libertad bajo palabra, y da la casualidad de que me consta que estos no tienen la menor intencion de concederle la libertad antes de que haya usted cumplido los doce anos de condena restantes. Yo no puedo sacar a Donald Radenbaugh de la penitenciaria federal de Lewisburg. Pero puedo sacarle a
Radenbaugh miro al director.
– Es complicado pero podre conseguirlo -prosiguio Tynan-. Para protegernos a ambos, tendria usted que adoptar una nueva identidad el dia en que fuera liberado. No es sencillo, pero puede hacerse. Ya se ha hecho con exito en otras ocasiones. Desde 1970, por lo menos quinientos informadores y testigos del gobierno, complices que habian declarado para evitar el castigo, han obtenido nuevas identidades por orden del jefe de Informacion Criminal del Departamento de Justicia y han sido secretamente trasladados de lugar. El sistema ha dado resultado en todaslas ocasiones, y tambien lo podra dar en esta. Solo que esta vez no podre hacerlo a traves del Departamento de Justicia. Tendre que apanarmelas yo solo. -Tynan espero la reaccion de Radenbaugh. Al ver que no se producia ninguna, prosiguio:- Ante todo, nos librariamos de Donald Radenbaugh. Es absolutamente necesario para que la operacion alcance el resultado apetecido. El director de la prision Jenkins comunicaria que usted habia muerto; que habia muerto de un ataque al corazon, o bien apunalado. Lo mas probable es que se dijera que habia fallecido usted por causas naturales. Menos jaleo. A continuacion, le pondriamos en libertad. Nos librariamos de sus huellas dactilares, le confeririamos otro aspecto, le facilitariamos una identidad totalmente nueva, un nuevo nombre, documentos en regla, desde el certificado de nacimiento a la tarjeta de la Seguridad Social, la tarjeta de credito, el permiso de conducir y todo lo que hiciera falta para respaldar su nuevo nombre. A partir de la siguiente semana, gozaria usted de plena libertad, se sentiria vivo y con un buen monton de billetes de banco en su poder. Pero, recuerdelo, Radenbaugh ya no existiria. Se que tiene usted una hija y otros parientes y amigos. Todos ellos tendrian que llorar su muerte. Jamas podrian conocer la verdad. Comprendo que tal vez se le antoje muy duro, pero forma parte del precio que debe usted pagar por el trato… eso y los setecientos cincuenta mil dolares. -Tynan se detuvo y miro con aire distraido a traves de la ventanilla del automovil, antes de volverse de nuevo hacia Radenbaugh.- Bien, pues eso es todo -dijo tratando de distinguir las manecillas de su reloj de pulsera-. Se nos esta acabando el tiempo, Don. Ha escuchado usted mi primera y ultima oferta. Tiene que decidir si o no. Si desea decir que no y prefiere seguir pudriendose en la carcel durante otros doce anos, y tiene la suerte de evitar que le acuchillen y, al final, sale convertido en un viejo, alla usted, quedese con todo el dinero y conserve su verdadero nombre. Si opta por decir que si, ya no habra prision, sera usted libre, conservara una sustanciosa cantidad de dinero y podra empezar una nueva vida bajo otra identidad. Elija usted. -Tynan guardo silencio para que sus palabras causaran el efecto apetecido. A los pocos momentos, anadio con energia:- Sea cual fuere su respuesta, ha de ser esta misma noche. Mejor dicho, los proximos cinco minutos. Si dice que no, abra la portezuela del automovil, descienda y Jenkins le estara esperando con las esposas para conducirle de nuevo a su celda. Si dice que si, y bastara con que pronuncie esta palabra, les dare ciertas instrucciones a usted y al director, hara usted lo que se le diga y dentro de una semana podra entrar en posesion de un cuarto de millon de dolares y una vida libre. Cuando abandone la prision, le bastara con seguir las sencillas instrucciones que encontrara en el bolsillo de su traje nuevo, junto con un pasaje de avion a Miami y una reserva de hotel. -Tynan se detuvo.- Bueno, Don, de usted depende -dijo en tono suave-. ?Que decide?
Chris Collins no visito la penitenciaria federal de Lewisburg hasta cinco dias mas tarde.
Tras su regreso a Washington desde Los Angeles, Collins habia acudido a entrevistarse con el presidente Wardsworth para informarle acerca de su visita a California. La entrevista habia sido muy breve, pues Collins