No entendia, y por tanto no sabia que decir.
– Si Dios le ha dado una vida mejor -anadio lentamente-, yo no quiero inmiscuirme en su felicidad.
Se me ocurrio que Herr Anders pensaba estar adquiriendo mentalidad religiosa.
Guarde silencio por un momento. El marido de mi perdida amiga me miro extranamente; una mirada de aprension que se convirtio en animosidad aparecio en su rostro.
– Me esta escondiendo algo -dijo amargamente, y se apoyo contra la pared (no tenia sillas en la habitacion y no me atrevi a invitarlo a que se sentara en el suelo), y espero mi respuesta.
Decidi contarle una parte de la verdad.
– Si, estoy escondiendo algo. Por mi voluntad, le diria todo, pero estoy convencido de que su esposa no lo desea asi. De lo contrario, ?por que no le ha dicho ella misma donde esta?
– Expliqueme -dijo.
– ?Tiene la impresion -empece con cautela- de que su esposa nunca demostro ninguno de los sintomas normales de vocacion religiosa?
– ?Por que me pregunta esto? Debo creer que si los tuvo, pero tambien que fui demasiado ciego para verlo. Posiblemente usted ignora que ella esta en un convento y, a proposito, no quisiera que este hecho fuera divulgado. Sin duda estaba muy molesta y descontenta, especialmente en los ultimos dos anos de nuestra vida en comun. Y este es un signo de que estaba a punto de tomar una gran decision. -Su mirada se hizo agresiva-. ?Por que? ?Cree que uno puede ser devoto sin tener vocacion para ello? ?Sospecha que hay alguna insinceridad en la vida de mi mujer? ?Es esto lo que trata de decirme?
– No -replique-. No creo que haya ninguna insinceridad, pero hablo de algunos gustos, ciertas inclinaciones e ideas que usted quizas no conoce…
– Tenga la bondad de hablar claramente -exclamo-. ?Que ha hecho ella? ?No pienso responsabilizarme por ninguna de sus idioteces o extravagancias!
– No, no -dije, tajantemente-. No lo comprende. Pero, ?como puede pensar eso? Se que no me he expresado con claridad. Lo que quiero decir es que…
– Si no habla claro, le…
Estaba enrojeciendo y agarraba su sombrero con fuerza.
– ?Le dijo a que convento se ha retirado? -pregunte.
– No.
– ?Y por que se lo imagina? -pregunte cautelosamente.
– ?No imagino nada! ?Que quiere usted de mi? -En su imaginacion -prosegui-, ?ve desnudas celdas encaladas, crucifijos, oraciones a las cinco de la madrugada, una superiora severa, una campana que suena en cuanto los visitantes piden ser recibidos? -Lanzo un rugido de rabia, de modo que termine rapidamente-. Bien, pues no es asi -dije-. Como usted sabe, Frau Anders no es particularmente catolica. Si esta en un convento, es un convento del Islam.
– ?Como,
– No.
– ?Paganismo! ?Dios mio! ?Por que no se conforma con el ateismo? ?Para cualquier otra persona es suficiente! ?Hubiera podido seguir siendo judia perfectamente!
Mi descontento crecia ante su indignacion. ?Que hombre tan aburrido! Sin embargo, me senti inclinado a facilitarle el conocimiento de la verdad, si Frau Anders lo queria asi.
– ?Quiere que le de su direccion? -dije poco despues-. Tengo la direccion del ultimo lugar donde la vi.
– No se si ahora quiero saber… Si, demela, tal vez le escriba. Parece poco importante, ya -continuo murmurando-. ?Si supiera lo mucho que la he admirado!
A pesar de toda su pomposidad, parecia terriblemente afectado cuando se levanto y se puso el sombrero. Alcance mi maleta, tome la direccion del mercader y se la copie.
– Solo una palabra -dije, mientras aguardaba en la puerta-. ?Ha sido usted feliz sin ella? Puede hablar sinceramente conmigo.
– ?Insolente! Ya se lo que ha sido usted para ella -me miro desafiante y empezo a reir violentamente hasta que las lagrimas brotaron de sus ojos-. Nunca he sido feliz. ?Nunca! ?Nunca! ?Nunca!
Despues supe, por Lucrecia, que Herr Anders escribio a su esposa, a la direccion que le di, pidiendo la anulacion de su matrimonio, y que ella le contesto concediendosela. Tambien supe, poco despues, que el se habia casado. A menudo me he puesto a pensar si ahora seria feliz, pues no creo que exista quien no pueda ser feliz de alguna manera. ?Era feliz, Frau Anders? Me inclinaba a pensar que si. Por lo menos estaba viva, sana y deseando estar donde estaba. Debo confesar que sin saber nada mas de su suerte, la envidiaba. Habia logrado su libertad, que coincidio con la satisfaccion de su fantasia, mientras yo permanecia encadenado a la interpretacion de la mia. Mientras Frau Anders estaba lejos, en el desierto, divirtiendose con su amigo moro, yo estaba en mi habitacion, con una oreja sobre la almohada, atento a mis suenos.
Frau Anders queria ser liberada, de modo que yo la habia arrancado de su vieja vida, confinandola en la nueva. Yo tambien queria liberarme confinandome. Por eso disfrutaba con mi trabajo en el cine. Actuar en las peliculas me daba la sensacion de estar absolutamente utilizado, desplegado, sabia que este era el modelo de mi salvacion. Pero mis necesidades eran tales que un cambio externo de vida -la eleccion de una mujer dominadora, o una vocacion absorbente- no bastaba. La esclavitud debia ser interna. ?Eran mis suenos, entonces, la autoridad que buscaba? Habia tratado de obedecerlos, pero sus dictados eran muy contradictorios.
A mi alrededor veia a mis amigos expresando preferencias, eligiendo posibilidades. Hasta Herr Anders vio el final del juego y se protegio a si mismo. Yo no estaba por encima de la eleccion de felicidad, por la que podia hasta sacrificar algunas de las peticiones de mis suenos.
Esta es la unica manera de explicar una relacion que inicie aquel ano, con una inteligente joven llamada Monica. Algunos amigos nos habian presentado con la esperanza de que llegariamos a comprendernos, porque (aparte del trabajo en el cine, que mis amigos creian con razon que ejecutaba con espiritu amateur) tenia aun la injustificada reputacion de ser un hombre de ideas, en pocas palabras, un escritor que, por las razones que fuera, no escribia. Y Monica era una persona apreciativa y literaria. Creo que nuestros amigos pensaron tambien que Monica ejerceria una buena influencia sobre mi, pues tenia un caracter seguro y un sentido de la vida generoso y nada complicado. Provenia de una familia pobre y decente, con muchos hijos; su padre era funcionario del ministerio de finanzas, y su madre, maestra; habia crecido en la capital y no conocia mas vida que la de los largos bulevares, abarrotados apartamentos con olores de cocina, butacas de gallinero en el teatro, oficinas regidas por hombres malhumorados en mangas de camisa, sentados frente a sus maquinas de escribir, y empleados de gruesas medias que andaban de arriba para abajo, revolviendo archivos. Por profesion, tenia la de funcionaria de buenas causas. Habia estado empleada durante varios anos en un semanario de izquierdas de corto tiraje. Ahora trabajaba en una organizacion dedicada a la emancipacion de los pueblos coloniales, para la que escribia articulos, organizaba la correspondencia y pronunciaba discursos. Pronto observe que las opiniones politicas radicales de Monica no habian minado su fe en las instituciones oficiales. El matrimonio, el servicio social, las cortes, la prensa, las escuelas, el ejercito, no la desilusionaban seriamente, nunca se le ocurrio que su pasion por la justicia no podria transmitirse mediante las lineas de comunicacion establecidas y a traves de las instituciones oficiales, que no consideraba malas, sino mal orientadas. Como recordara el lector, era una decada en que el descontento politico, entre los europeos, asumia frecuentemente formas de compromiso mucho mas radicales que las que pretendian realmente; sin embargo, hay que senalar que Monica, a pesar de su temperamento moralizante, no se afilio a ningun partido politico donde, por lo menos durante un tiempo, hubiese sido mucho mas feliz, es decir, mucho mas racionalmente utilizada. Al principio me parecio encantadora la intransigencia de Monica, pero pronto empece a sospechar que su actitud respondia mas a confusion que a integridad. Los mismos rasgos aparecian en sus habitos personales, que eran una mezcla de conciencia burguesa y mal gusto proletario. Sus pasiones privadas eran los ninos, la
No quiero parecer paternalista cuando hablo de Monica, pues no lo era ni tenia derecho a serlo. La
