– Su coartada es una mierda, Sean. Sus historias tienen tantos agujeros que si fueran una barca, ya estarian en el fondo del oceano. Tu mismo has dicho que su esposa estaba asustada. Enfadada no, asustada.

– De acuerdo. Es obvio que me estaba ocultando algo.

– ?De verdad crees que estaba dormida cuando Dave regreso a casa?

Sean conocia a Dave desde que eran ninos. Le habia visto subir a aquel coche, con lagrimas en los ojos. Le habia visto en la oscuridad y en la lejania del asiento trasero mientras el coche doblaba la esquina. Deseaba darse con la cabeza en la pared hasta borrar las malditas imagenes de su cerebro.

– No -respondio-. Creo que ella sabe a que hora regreso. Y ahora que nos ha oido hablar, tambien sabe que Dave se encontraba en el Last Drop esa misma noche. Tal vez le rondaran por la cabeza un monton de cosas que no encajaban y ahora esta atando cabos.

– ? Y por eso esta tan asustada?

– Podria ser. No lo se -Sean pego una patada a una piedra del suelo-. Creo que…

– ?Que?

– Que tenemos mucha informacion que no encaja, que hay algo que no sabemos.

– ? De verdad crees que Boyle no lo hizo?

– No lo descarto del todo. Si por un segundo pudiera imaginarme un motivo, le creeria capaz de haberlo hecho.

Whitey se echo hacia atras, levanto el talon y lo apoyo en la parte inferior de la farola. Miro a Sean de la misma manera que solia mirar a los testigos que creia incapaces de soportar la presion del tribunal.

– De acuerdo, el hecho de que no tenga ningun motivo para haberlo hecho tambien me preocupa a mi. Pero no mucho, Sean. No mucho. Creo que hay algo que no sabemos que le relaciona con este caso. Si no fuera asi, ?por que cono iba a mentirnos?

– ?Venga, hombre! -exclamo Sean-. Son gajes del oficio. La gente nos miente sencillamente para ver que pasa. Por la noche, en las calles adyacentes al Last Drop, pasa de todo: suele haber prostitutas, travestidos, y malditos ninos que siguen sus pasos. Es posible que Dave se lo estuviera pasando de maravilla en el coche y que no quiera que su mujer se entere. Quiza tenga una amante. ? Quien sabe? Sin embargo, de momento no hay nada que lo pueda relacionar, en lo mas minimo, con el asesinato de Katherine Marcus.

– Nada, a excepcion de un monton de mentiras y de mi intuicion que me dice que el tipo es culpable.

– ?Tu intuicion! -exclamo Sean.

– Sean -insistio Whitey, empezando a contar con los dedos-, nos mintio sobre la hora en que se marcho del McGills; nos mintio sobre la hora en que regreso a casa. Estaba aparcado delante del Last Drop cuando la victima se marcho. Estuvo en dos de los bares en los que estuvo la victima; ademas, esta intentando ocultar esa informacion. Tiene la mano lastimada y la historia que cuenta sobre el motivo no se aguanta por ninguna parte. Conocia a la victima, y hemos llegado a la conclusion de que nuestro sospechoso debia de conocerla. Tiene el perfil -de pies a cabeza- del tipico asesino: es blanco, ronda los treinta y cinco anos, tiene un empleo mal pagado y, basandome en lo que tu mismo me contaste, abusaron de el cuando era nino. ?Por quien me tafias? En teoria, ya deberia estar en la carcel.

– Tu mismo lo acabas de decir. Abusaron de el sexualmente, pero nadie agredio sexualmente a Katherine Marcus. No tiene ningun sentido, sargento.

– Tal vez se masturbara delante de ella.

– No habia ni rastro de semen en el escenario del crimen.

– Llovio.

– En el lugar en que encontraron el cuerpo, no. En los asesinatos en serie no premeditados, el semen esta presente en el 99,99 por ciento de los casos. ? Lo ha estado en el caso que nos ocupa?

Whitey bajo la cabeza y empezo a golpear la farola con la palma de la mano.

– Eras amigo del padre de la victima y del sospechoso en potencia cuando…

– ?Venga, hombre!

– … erais ninos. Eso te pone en un compromiso, y no me lo niegues. Tienes que asumir tus responsabilidades.

– ?Que tengo que asumir, que? -Sean bajo la voz y aparto la mano del pecho-. Mira, no estoy de acuerdo contigo por lo que respecta al perfil del asesino. No te estoy diciendo que si encontramos algo mas que simples incoherencias en su historia no vaya a estar contigo para arrestarle. Sabes que lo estare. No obstante, si vas al fiscal del distrito con lo que tenemos ahora, ?que va a hacer?

Whitey empezo a golpear la farola con mas fuerza.

– De verdad -insistio Sean-. ?Que crees que puede hacer? Whitey se paso los brazos por detras de la cabeza y bostezo con violencia. Se volvio hacia Sean y, mirandole con el entrecejo fruncido, le dijo:

– Entendido, pero -levanto un dedo-, pero quiero que sepas, maldito abogado defensor de los pobres, que pienso encontrar el palo con el que la golpearon, o la pistola, o ropa con rastros de sangre. No se muy bien lo que vaya encontrar, pero puedes estar seguro de que voy a encontrar algo. y cuando lo haga, encarcelare a tu amigo.

– No es amigo mio -replico Sean-. y si resulta que tienes razon, sere el primero en esposarle.

Whitey se aparto de la farola y se dirigio hacia Sean.

– No te comprometas con esto, Devine. Si lo haces, acabaras comprometiendome a mi, y te hundire. ?Te destinare a la maldita zona de los Berkshires, para que te encargues de controlar un radar desde una jodida motonieve!

Sean se paso ambas manos por el rostro y por el pelo, con la intencion de librarse del cansancio que sentia.

– Los de Balistica ya deben de haber vuelto -advirtio. Whitey se aparto un poco de el y anuncio:

– Si, me voy hacia alli ahora mismo. Ademas, seguro que los resultados del laboratorio de las huellas dactilares ya estan en el ordenador. Voy a echarles un vistazo, espero que tengamos suerte. ?Llevas el movil?

Sean se toco el bolsillo y respondio: -Si.

– Te llamare mas tarde.

Whitey se alejo de Sean y bajo por la calle Crescent en direccion al coche patrulla. Sean tuvo la sensacion de que le habia fallado a su jefe, y, de repente, el periodo de prueba le parecio mucho mas real de lo que habia parecido aquella misma manana.

Empezo a subir por la calle Buckingham para regresar a casa de Jimmy en el preciso instante en que Dave y Michael bajaban las escaleras de la puerta principal.

– ?Te vas a casa?

Dave se detuvo y le contesto:

– Si. No me puedo creer que Celeste aun no haya vuelto con el coche.

– Seguro que esta bien -le aseguro Sean.

– Si, claro -contesto Dave-. El unico problema es que tendre que volver a casa a pie.

Sean se rio y le pregunto:

– ?A cuanta distancia esta tu casa? ? A unas cinco manzanas?

– Casi a seis, si uno lo cuenta bien -respondio Dave.

– Mas vale que os vayais -advirtio Sean-, mientras aun quede un poco de luz. Que vaya bien, Michael.

– ?Adios! -contesto Michael.

– ?Cuidate! -exclamo Dave, y dejaron a Sean junto a las escaleras.

Dave andaba con dificultad debido, con toda probabilidad, a las cervezas que se habria bebido de un trago en casa de Jimmy. Sean empezo a pensar: «Si de verdad lo hiciste, Dave, mas te valdria dejar de beber ahora mismo, porque si Whitey y yo decidimos ir a por ti, vas a necesitar todas las celulas de tu cerebro. ?Hasta la ultima!».

El Pen Channel se veia plateado a aquella hora de la noche; aunque el sol ya se habia puesto, todavia quedaba un poco de luz en el cielo. Sin embargo, las cimas de los arboles del parque se habian vuelto negras y, desde alli, la pantalla del autocine tan solo era una penosa sombra. Celeste estaba sentada dentro del coche en la zona de Shawmut, contemplando el canal, el parque y el barrio de East Bucky que se alzaba, cual vertedero de basuras, detras de el. Las marismas quedaban casi ocultas por el parque, a excepcion de algunos campanarios y de los tejados mas altos. No obstante, las casas de la colina se elevaban por encima de las marismas y lo

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