Habia oido hablar de todos los avances que se habian llevado a cabo en las tecnicas relacionadas con el ADN. Encontrarian la sangre de Katie en la ropa de Dave y le arrestarian.
– ?Venga! -insistio Dave-. ?Hablemos, carino! ?Aclaremos las cosas! Te lo digo en serio. Me gustaria disipar tus temores.
– No estoy asustada.
– Pues lo parece.
– No lo estoy.
– De acuerdo -quito los pies de encima de la mesa-. Cuentame lo que te preocupa, cielo.
– Estas borracho.
Dave asintio con la cabeza y anadio:
– Es verdad; sin embargo, eso no quiere decir que no pueda mantener una conversacion.
En la television, el vampiro decapitaba de nuevo a otra persona, esta vez un cura.
– Sean no me pregunto nada -repuso Celeste-. Les oi hablar mientras tu ibas a por los cigarrillos de Annabeth. No se que les has contado, Dave, pero no se lo creen. Saben que estuviste en el Last Drop cuando estaban a punto de cerrar.
– ?Que mas?
– Alguien vio nuestro coche en el aparcamiento a la hora en que Katie se marcho. Tampoco se creen la historia de como te lastimaste la mano.
Dave alzo la mano, la flexiono y dijo:
– ?Eso es todo?
– Es todo lo que oi.
– ?Y eso que te ha hecho pensar?
Estuvo a punto de tocarle otra vez. Durante un momento, la amenaza parecia haberle abandonado el cuerpo y haber sido sustituida por una sensacion de derrota. Lo notaba en sus hombros, en su espalda, y queria alargar los brazos y tocarle, pero se refreno.
– Dave, cuentales lo del atracador.
– El atracador.
– Si. Tal vez te lleven a los tribunales. ?Y que? Eso es preferible a que te acusen de asesinato.
«Ahora es el momento -penso-. Di que no lo hiciste. Di que nunca viste a Katie salir del Last Drop. Dilo, Dave.»
– Ya veo como te funciona la mente -espeto Dave-. De verdad que si. Regrese a casa cubierto de sangre el mismo dia que Katie fue asesinada. Por lo tanto, debo de haberla matado.
– ?Y bien? -dijo Celeste de repente.
Dave dejo la cerveza sobre la mesa y empezo a reirse. Levantaba los pies del suelo, se apoyaba en los cojines del sofa y no paraba de reirse. Se reia como si le hubiera dado un ataque, cada vez que cogia aire para respirar se convertia en una sonora carcajada. Se reia tanto que las lagrimas le saltaban de los ojos y la parte superior del cuerpo le temblaba.
– Yo… yo… yo… -era incapaz de decirlo.
La risa se lo impedia. Las ganas de reirse no le abandonaban y un torrente de lagrimas le caia por las mejillas y por la boca abierta, burbujeando sobre sus labios.
Era oficial: Celeste no habia estado tan asustada en toda su vida.
– ?Ja, ja, ja, Henry! -exclamo, riendose con menos intensidad.
– ?Que?
– Henry -repitio-. Henry y George, Celeste. Asi se llamaban.
?No te parece divertido? y dejame que te diga que George era curioso a mas no poder. Henry, en cambio, era muy soso.
– ?De que estas hablando?
– De Henry y de George -respondio alegremente-. Te estoy hablando de Henry y de George. Me llevaron a dar una vuelta. Una vuelta que duro cuatro dias. Y me encerraron en un sotano con suelo de piedra y tan solo un saco de dormir viejo y agujereado. Y Celeste, te puedo asegurar que se lo pasaron muy bien. Entonces no fue nadie a ayudar al pobre Dave. Nadie hizo ningun esfuerzo por rescatar a Dave. Dave tuvo que imaginarse que aquello le estaba pasando a otra persona. Tuvo que hacerse tan fuerte mentalmente que el cerebro se le partio en dos. Eso es lo que hizo Dave: morir. No tengo ni idea de quien diablos es el nino que salio de aquel sotano; bueno, de hecho, soy yo, pero no cabe ninguna duda de que no es Dave. Dave esta muerto.
Celeste se quedo sin habla. En ocho anos, Dave nunca habia hablado de lo que todo el mundo sabia que le habia sucedido. Lo unico que le habia contado es que se encontraba jugando con Jimmy y Sean cuando se lo llevaron, y que habia conseguido escapar. Nunca le habia explicado nada mas ni habia oido pronunciar los nombres de esos tipos. Jamas le habia dicho lo del saco de dormir. Era la primera vez que oia todo aquello. Era como si en ese preciso momento se despertaran del sueno que habia sido su matrimonio para enfrentarse, en contra de su voluntad, con todos los razonamientos, medias mentiras, deseos ocultos y personalidades secretas sobre las que lo habian construido. Observando como se desmoronaba al darse cuenta de la aplastante verdad de que nunca se habian conocido, que tan solo habian esperado llegar a conseguirlo algun dia.
– La cuestion -dijo Dave- es que es lo mismo que te estaba diciendo sobre los vampiros, Celeste. Es lo mismo. Se trata de lo mismo, joder.
– ?El que? -susurro ella.
– Que no te puedes librar de eso. Una vez que esta dentro, sigue ahi para siempre -miraba la mesita de nuevo y Celeste sentia como se iba alejando de ella.
Le acaricio el brazo y le pregunto:
– Dave, ?que es de lo que no te puedes librar? ?A que te refieres con lo de lo mismo?
Dave le miro la mano como si estuviera a punto de clavarle los dientes con un grunido y de arrancarsela de la muneca, y respondio:
– Ya no soy capaz de controlar mi mente, Celeste. Te advierto que ya no puedo fiarme de mi propia mente.
Aparto la mano y el sintio un hormigueo alli donde Celeste le habia tocado.
Dave, vacilante, se puso en pie. Inclino la cabeza y la miro como si no estuviera seguro de quien era y de como habia ido a parar hasta su sofa. Se volvio hacia el televisor en el momento que James Woods disparaba la ballesta al pecho de alguien; luego, susurro:
– Cargatelos a todos, asesino. Cargatelos a todos.
Se volvio hacia Celeste, le dedico una mueca de borracho y le anuncio:
– Voy a salir.
– Muy bien -respondio ella.
– Voy a salir para pensar un rato.
– ?Si, claro! -exclamo ella.
– Cuando consiga aclararme las ideas volvere a sentirme bien. Solo necesito pensar un poco.
Celeste no pregunto que era lo que necesitaba aclarar.
– Entonces, hasta luego -dijo, y se encamino hacia la puerta principal. La abrio y ya habia cruzado el umbral cuando Celeste vio que asia la puerta con la mano y que asomaba la cabeza.
– A proposito, ya me he encargado de la basura -apunto, mirandola fijamente desde la puerta.
– ?Que?
– De la bolsa de basura -respondio el-. De la bolsa donde metiste la ropa y todo lo demas. Hace un rato que me he deshecho de ella.
– ?Ah! -exclamo, y volvio a tener ganas de vomitar.
– ?Hasta luego!
– Si -asintio Celeste mientras el desaparecia de su vista-. ?Ya nos veremos!
Presto atencion a sus pisadas hasta que llego al rellano de la planta baja. Oyo como crujia la puerta principal al abrirse y como Dave salia al porche y bajaba los escalones. Se asomo a la escalera que conducia al dormitorio de Michael y oyo que dormia profundamente. Despues, se dirigio al cuarto de bano y vomito.
No sabia donde habia aparcado Celeste el coche y era incapaz de encontrarlo. A veces, especialmente