Celeste nego con la cabeza.
– De cuando estaba de pie junto a las escaleras de la calle Sydney. ?Te acuerdas de cuando ibamos alli a ver las peliculas del autocine y a fumar canutos?
Celeste sonrio y comento:
– Por aquel entonces salias con…
– ?No me lo digas!
– …Jessica Lutzen y su extraordinario cuerpo, y yo salia con Duckie Coopero
– Si, con el Pato Donald -anadio Jimmy-. ?Que habra sido de el?
– Me contaron que se enrolo en la Marina, que pillo una extrana enfermedad cutanea en el extranjero, y que ahora vive en California.
– ?Aja!
Jimmy alzo la barbilla, recordando el pasado, y de repente Celeste vio que hacia lo mismo que dieciocho anos atras, cuando su pelo era mas rubio y el estaba mas loco; Jimmy solia subirse a los postes telefonicos en dias de tormenta, mientras las chicas le observaban y rezaban para que no se cayera. Pero incluso en los momentos mas enloquecidos, habia esa tranquilidad, esas pausas repentinas de reflexion, esa sensacion que emanaba de el, incluso de nino, de que lo examinaba todo con mucho cuidado, a excepcion de su propia piel.
Se volvio y le dio una palmadita en la rodilla con la mano.
– ?Que te pasa, cielo? Pareces un poco…
– Puedes decirlo.
– Bueno, pareces un poco cansada, eso es todo. -Se apoyo en el escalon y suspiro-. Supongo que todos lo estamos, ?no?
– Ayer pase la noche en un motel, con Michael. Jimmy se quedo mirando al frente y respondio:
– De acuerdo.
– No lo se, Jimmy. Creo que he hecho bien en dejar a Dave.
Noto que le cambiaba el rostro y que se le desencajaba la mandibula, y de repente Celeste tuvo la sensacion de que Jimmy sabia lo que estaba a punto de decirle.
– Has dejado a Dave -constato Jimmy con un tono de voz monotono y mirando la avenida.
– Eso es. Ultimamente se comporta de un modo muy raro. No es el mismo, y ha empezado a asustarme.
Entonces Jimmy se volvio hacia ella y le dedico una sonrisa tan fria que podria haberla golpeado con la mano. En sus ojos, veia de nuevo al chico que se habia subido a los postes telefonicos bajo la lluvia.
– ?Por que no empiezas desde el principio? -sugirio Jimmy-. Desde el momento en que Dave empezo a comportarse de manera extrana.
– ?Que sabes, Jimmy? -le pregunto.
– ?De que?
– Sabes algo. No pareces sorprendido.
La fea sonrisa se desvanecio y Jimmy se inclino hacia delante, con las manos entrelazadas en su regazo.
– Se que la policia se lo ha llevado esta manana. Se que tiene un coche extranjero con una abolladura en la parte delantera. Se que la historia que me conto de como se habia hecho dano en la mano no coincidia con la que le habia contado a la policia. Se que vio a Katie la noche en que murio, pero que no me lo conto hasta despues de que la policia le interrogara acerca de ello. -Separo las manos y las estiro-. No se lo que significa con exactitud, pero si, esta empezando a preocuparme.
Celeste sintio una punzada repentina de lastima por su marido, y se lo imagino en alguna sala de interrogatorios de la policia, tal vez esposado a una mesa, con una luz desagradable iluminandole el palido rostro. Despues vio al Dave que habia asomado la cabeza por la puerta esa noche, alterado y enloquecido, y la sensacion de miedo anulo la de lastima. Respiro profundamente y lo solto:
– A las tres de la madrugada del domingo, Dave regreso a casa cubierto de sangre ajena.
Estaba fuera. Las palabras habian salido de su boca y habian quedado suspendidas en el aire. Formaron un muro delante de ella y de Jimmy, y de el broto luego un techo y otro muro a sus espaldas; de repente se vieron atrapados en una celda diminuta creada por una unica frase. El ruido de la avenida se atenuo y la brisa desaparecio, y lo unico que Celeste podia oler era la colonia de Jimmy y el sol calido de mayo que les calentaba los pies.
Cuando Jimmy hablo, parecia que alguien le estrujara la garganta con las manos.
– ?Que sucedio, segun el?
Ella se lo conto. Le explico todo lo que sabia, incluso las locuras de vampiros de la noche anterior. Se lo conto, y se percato de que cada palabra que brotaba de su boca se convertia en una palabra mas de la que el queria huir. Le quemaban. Le atravesaban la piel como dardos. Torcia la boca y los ojos ante ellas, y se le tenso tanto la piel del rostro que Celeste podia ver su esqueleto debajo, y la temperatura de su cuerpo descendio al imaginarselo en un ataud, con las unas largas y afiladas, la mandibula deshecha y un musgo largo y suelto en vez de pelo.
Cuando las lagrimas empezaron a rodarle en silencio por las mejillas, reprimio el deseo de apretarle la cara contra su cuello y sentir como aquel liquido le entraba por la blusa y le bajaba por la espalda.
Siguio hablando, porque sabia que si se paraba no podria volver a empezar y no podia parar porque tenia que contar a alguien por que se habia ido, por que habia abandonado a un hombre al que habia prometido ayudar tanto en los buenos momentos como en los malos, al hombre que era el padre de su hijo, que le contaba chistes, que le acariciaba la mano y que le ofrecia su pecho para que se durmiera sobre el. Un hombre que nunca se habia quejado y que nunca le habia pegado, y que habia sido un padre maravilloso y un buen marido. Necesitaba contar a alguien lo confusa que estaba al ver que aquel hombre habia desaparecido, como si la mascara que habia llevado por rostro le hubiera caido al suelo, dejando ante ella un monstruo de mirada lasciva.
Acabo su explicacion diciendo:
– Todavia no se lo que hizo, Jimmy. Aun no se de quien era la sangre. De verdad que no lo se. Como minimo, no de forma concluyente. Pero estoy muy asustada.
Jimmy se dio la vuelta en el escalon y apoyo la parte superior del cuerpo en la barandilla de hierro forjado. Las lagrimas se le habian secado sobre la piel, y su boca formaba un ovalo de disgusto. Miro a Celeste con una mirada tan penetrante que la atraveso y bajo por la avenida, para quedarse clavada en algo que estaba a manzanas de distancia y que nadie mas podia ver.
– Jimmy… -dijo Celeste, pero este le hizo un gesto con la mano para indicarle que se callara y cerro los ojos con fuerza. Bajo la cabeza e inspiro aire por la boca.
La celda que les rodeaba se evaporo, y Celeste saludo a Joan Hamilton cuando esta paso por delante y les echo una mirada compasiva, aunque un tanto sospechosa, antes de alejarse taconeando por la acera. Los sonidos de la avenida regresaron con sus pitidos, el chirriar de las puertas y las voces distantes.
Cuando Celeste se volvio de nuevo hacia Jimmy, no pudo apartar la mirada de el. Tenia los ojos despejados, la boca cerrada y se habia llevado las rodillas a la altura del pecho. Tenia los brazos apoyados en las piernas y Celeste sintio que emanaba una inteligencia cruel y beligerante; la mente le habia empezado a funcionar con mucha mas rapidez y originalidad de la que la mayoria de la gente seria capaz en toda su vida.
– ?La ropa que llevaba ha desaparecido? -pregunto.
Celeste hizo un gesto de asentimiento y respondio:
– Si, lo he comprobado.
Coloco la barbilla sobre las rodillas y le pregunto:
– ?Hasta que punto estas asustada? Dime la verdad.
Celeste se aclaro la voz y contesto:
– Ayer por la noche, Jimmy, creia que me iba a morder. Y que luego seguiria mordiendo a mas gente.
Jimmy inclino la cabeza y apoyo la mejilla izquierda en las rodillas; luego cerro los ojos y susurro:
– Celeste…
– ?Si?
– ?Crees que Dave mato a Katie?
Celeste sintio que la respuesta le retumbaba dentro del cuerpo como las nauseas de la noche anterior. Sentia como le aporreaba el corazon.
– Si -contesto.