Dave le golpeaba una y otra vez. Habia entrado en el coche y le habia sacado arrastrandole por el pelo, y el tipo no se encontraba tan desvalido como le habia hecho creer. Habia estado haciendose el muerto, y Dave solo alcanzo a ver el cuchillo cuando le rasgo la camisa y se lo clavo en la carne. Era una navaja, y no se la habia clavado con mucha fuerza, pero estaba lo bastante afilada para herir a Dave, hasta que este consiguio golpearle la muneca con las rodillas y apretarle el brazo contra la puerta del coche. Cuando la navaja cayo al suelo, Dave le dio una patada y fue a parar bajo el coche.

El nino pelirrojo parecia estar asustado, pero tambien conmocionado. Dave, que en ese momento ya estaba fuera de si, le dio al tipo un golpe en la cabeza con la culata de la pistola con tanta fuerza que rompio la empunadura. El tipo empezo a retorcerse de dolor, y Dave le salto encima, sintiendo el lobo, odiando a aquel hombre, a aquel monstruo, a aquel jodido degenerado abusador infantil, y cogio por los pelos a ese desgraciado y le golpeo la cabeza contra la acera. Una y otra vez, hasta que lo dejo hecho polvo, a Henry, a George, santo cielo, Dave, Dave.

«Muerete, cabron. Muerete, muerete, muerete.»

En ese instante el nino pelirrojo se fue corriendo; Dave volvio la cabeza y se dio cuenta de que estaba pronunciando las palabras en voz alta: «Muerete, muerete, muerete, muerete». Dave vio como el nino atravesaba el aparcamiento a toda velocidad y empezo a perseguirle a gatas, con la sangre del hombre goteandole por las manos. Deseaba decirle al nino que lo habia hecho por el. Le habia salvado. Y que si el queria, le protegeria para siempre.

Permanecio en el callejon de detras del bar, sin aliento, a sabiendas de que el nino ya estaria muy lejos. Alzo los ojos hacia el oscuro cielo y dijo:

– ?Por que? ?Por que me has metido en esto? ?Por que me has dado esta vida? ?Por que me has dado esta enfermedad que tanto odio? ?Por que permites que mi cerebro disfrute de momentos de belleza, ternura y amor intermitente por mi hijo y mi mujer? En realidad, son solo vislumbres de lo que mi vida podria haber sido si aquel coche no se hubiera detenido en la calle Gannon y no me hubieran encerrado en ese sotano. ?Por que? Contestame, por favor. Por favor, te lo suplico, contestame.

Pero, evidentemente, no hubo respuesta. No se oyo nada, a excepcion del silencio, del goteo de las alcantarillas y de la lluvia que empezaba a caer con fuerza.

Unos minutos mas tarde salio del callejon y se encontro al hombre tendido junto a su coche.

«Caramba -penso Dave-. Le he matado.»

Pero entonces el hombre se dio la vuelta, boqueando como un pez. Tenia el pelo rubio y una gran panza a pesar de que era un hombre delgado. Dave intento recordar que aspecto tenia antes de que el hubiera metido la mano por la ventana abierta y le hubiera golpeado con la pistola. Lo unico que recordaba es que sus labios le habian parecido rojos y carnosos en exceso.

Su rostro, sin embargo, habia desaparecido. Parecia que hubiera chocado contra un motor a reaccion, y Dave sintio nauseas al observar como aquella cosa sangrienta hacia un esfuerzo por respirar; era repugnante.

Daba la impresion de que el hombre no era consciente de la presencia de Dave. Se puso de rodillas y empezo a gatear. Se arrastro hacia los arboles de detras del coche. Consiguio llegar hasta el pequeno terraplen y apoyo las manos en la valla de tela metalica que separaba el aparcamiento de la empresa de chatarra que habia al otro lado. Dave se quito la camisa de franela que llevaba encima de la camiseta. Envolvio la pistola con ella mientras se dirigia a la criatura sin rostro.

La criatura consiguio agarrarse en lo alto de la valla, pero luego las fuerzas le flaquearon. Se cayo de espaldas y se inclino hacia la derecha, y acabo sentado contra la valla, con las piernas extendidas, observando como se acercaba Dave.

– No -susurro-. No.

Pero Dave sabia que no lo decia en serio. Estaba tan cansado de ser quien era como el mismo Dave.

El chico se arrodillo ante el hombre, y le coloco el envoltorio de la camisa de franela en el torso, justo encima del abdomen; Dave se cernia sobre ellos y les observaba.

– ?Por favor! -refunfuno el hombre.

– jSsh! -exclamo Dave, y el chico apreto el gatillo.

El cuerpo de la criatura sin rostro se convulsiono de tal forma que le dio una patada en la axila, pero luego el aire lo abandono, con un silbido de tetera.

Y el chico dijo: «Bien».

Cuando ya habia metido al tipo en el maletero del Honda, Dave se dio cuenta de que deberia haber usado el Cadillac. Ya habia subido las ventanillas y apagado el motor, y ya habia limpiado con la camisa de franela el asiento delantero y todo lo que habia tocado. No obstante, ?que sentido tenia ir dando vueltas con el tipo dentro del maletero de su Honda para encontrar un lugar adecuado para deshacerse de el, cuando la respuesta estaba delante de sus narices?

Por lo tanto, Dave aparco el Honda junto al Cadillac, con la mirada puesta en la puerta del bar; hacia un buen rato que no salia nadie. Abrio su maletero y despues el del Cadillac, y paso el cuerpo de un coche a otro. Cerro los dos maleteros, envolvio la navaja y la pistola con la camisa de franela, la lanzo sobre el asiento delantero del Honda, y se fue de alli a toda prisa.

Tiro la camisa, la navaja y la pistola desde el puente de la calle Roseclair, y fue a parar al Penitentiary Channel; no se percato hasta mucho despues de que mientras el estaba haciendo aquello, Katie Marcus seguramente estaria encontrando la muerte en el parque adyacente. Despues habia regresado a casa, con la certeza de que bien pronto alguien encontraria el coche y el cadaver.

Se habia pasado por el Last Drop a ultima hora del domingo, y vio que habia un coche aparcado junto al Cadillac, pero que el resto del aparcamiento estaba vacio. Sabia que el otro coche pertenecia a Reggie Damone, uno de los camareros. El Cadillac parecia inocente, olvidado. El mismo dia habia vuelto al lugar un poco mas tarde, y casi tuvo un ataque al corazon cuando vio que el Cadillac ya no estaba. Era evidente que no podia ir haciendo preguntas sobre el coche, ni siquiera de forma casual: «Reggie, ?llamais a la grua si un coche lleva demasiado tiempo en el aparcamiento?», pero despues se dio cuenta de que al margen de lo que hubiera sucedido con el coche, no habia ningun indicio que guardara relacion con el.

Nada, a excepcion del nino pelirrojo.

Pero a medida que pasaba el tiempo, se le ocurrio que aunque el nino se habia asustado, tambien se habia sentido complacido, emocionado. Estaba de parte de Dave. No tenia por que preocuparse.

La policia no tenia nada. No habia testigos. No habian conseguido pruebas del coche de Dave, o como minimo, pruebas que pudieran usar ante un tribunal. Por lo tanto, Dave podia relajarse. Podria hablar con Celeste y contarselo todo, dejar que las cosas siguieran su curso, y ofrecer a su mujer la posibilidad de que lo aceptara de nuevo, con defectos pero con intencion de cambiar. Como si fuera un buen hombre que ha hecho una cosa mala por un buen motivo. Como un hombre que hacia todo lo posible por eliminar al vampiro que le corrompia el alma.

«Dejare de merodear por los parques y las piscinas publicas- se dijo Dave a si mismo mientras apuraba la tercera cerveza-. Esto tambien lo dejare», penso mientras sostenia la lata vacia.

Pero hoy no. Ya llevaba tres, pero, que demonios, no daba la impresion de que Celeste se fuera a presentar pronto en casa. Tal vez al dia siguiente. Eso estaria bien. Les daria un poco de espacio y de tiempo para que pudieran recuperarse del disgusto. Cuando Celeste regresara a casa, se encontraria con un hombre nuevo, un Dave mucho mejor que ya no tenia secretos.

– Porque los secretos son venenosos -dijo en voz alta en la misma cocina en la que habia hecho el amor con su mujer por ultima vez-. Los secretos son como muros -y luego sonrio-. Me he quedado sin cerveza.

Mientras salia de casa para ir a la licoreria Eagle, se sentia bien, casi alegre. Era un dia precioso y el sol inundaba las calles. Cuando eran ninos, el tren elevado solia pasar por alli, partiendo la calle Crescent por la mitad, llenandola de hollin y tapando la luz del sol. No hacia mas que aumentar la sensacion de que las marismas era un lugar apartado del resto del mundo, arrinconado como una tribu desterrada, libre de vivir como quisiera, siempre que lo hiciera en el exilio.

Cuando arrancaron las vias del tren, la luz volvio, y durante cierto tiempo pensaron que era bueno. Con menos hollin y mas sol, la piel recobraria un aspecto mas saludable. Pero sin el manto que les cubria, todo el mundo podia verles, apreciar las hileras de casas de ladrillo, la vista del canal y la proximidad al centro de la ciudad. De repente, habian dejado de ser una tribu desterrada para pasar a ser unas propiedades muy

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