valoradas.

Cuando llegara a casa, Dave tendria que reflexionar sobre como habian llegado a aquella situacion; tendria que formular una teoria con la ayuda de la caja de doce cervezas. O tambien podria buscar un bonito bar, sentarse a la sombra en un dia soleado, pedirse una hamburguesa y hablar con el camarero, para ver si entre los dos podian averiguar en que momento las marismas habia empezado a desintegrarse, y el mundo entero habia empezado a girar a su alrededor.

Tal vez deberia hacer eso. ?Claro! Escogeria un asiento de piel en un bar color caoba, y asi pasaria la tarde. Haria planes para el futuro. Planearia el futuro de su familia. Pensaria en todas las formas posibles de expiar sus culpas. Era sorprendente lo bien que podian sentar tres cervezas despues de un dia largo y duro. Llevaban a Dave de la mano mientras este subia la colina en direccion a la avenida Buckingham. Le decian: «?No estas encantado de que te acompanemos? ?No te parece maravilloso empezar una vida nueva, desenterrar los secretos, dispuesto a renovar las promesas a tus seres queridos y a convertirte en el hombre que siempre sabias que podias ser? ?No te parece estupendo?»

«Y mira a quien tenemos ahi delante, ganduleando en la esquina junto a su reluciente coche deportivo. Nos esta sonriendo. Val Savage, todo sonrisas, indicandonos con la mano que vayamos hacia el. ?Venga! ?Vamos a decirle hola!».

– ?Dandi Dave Boyle! -exclamo Val mientras Dave se acercaba al coche-. ?Como va todo, colega?

– Muy bien -respondio Dave, agachandose junto al coche. Apoyo los codos en la ventanilla de la puerta y se quedo mirando a Val. ?Que haces?

Val se encogio de hombros y contesto:

– Poca cosa, la verdad. Buscaba a alguien para ir a tomarme una cerveza, o para comer algo.

Dave no se lo podia creer. Era lo mismo que habia estado pensando el.

– ?De verdad?

– Si. Podriamos ir a tomar algo y a jugar una partida de billar. ?Que te parece, Dave?

– ?Genial!

De hecho, Dave estaba un poco sorprendido. Se llevaba bien con Jimmy, y con Kevin, el hermano de Val, a veces incluso con Chuck, pero no recordaba ni un solo dia en que Val no hubiera mostrado la mas grande de las apatias en su presencia. Se imagino que debia de ser por Katie. Su muerte habia hecho que se sintieran mas proximos. Se sentian mas unidos por su perdida, y estrechaban lazos al compartir la tragedia.

– ?Entra! -dijo Val-. Iremos a un lugar que conozco al otro lado de la ciudad. Esta muy bien y es de un amigo mio.

– ?Al otro lado de la ciudad! -exclamo Dave, observando la calle vacia que acababa de recorrer-. Bien, pero luego tengo que regresar a casa.

– ?Claro, claro! -contesto Val-. Te llevare a casa cuando quieras. ?Venga! ?Entra! Nos correremos una juerga nocturna de hombres a plena luz del dia.

Dave sonrio y no dejo de hacerlo mientras daba la vuelta al coche de Val para llegar hasta la puerta del copiloto. Una juerga de hombres a pleno dia. Precisamente lo que necesitaba. Val y el de copas como viejos amigos. Esa era una de las cosas que mas le gustaban de su barrio, y que temia que pudiera perderse: el modo en que los viejos sentimientos y el pasado se olvidaban con el tiempo, a medida que uno envejecia, cuando te dabas cuenta de que todo estaba cambiando y que lo unico que seguia igual era la gente con la que uno habia crecido y el lugar del que uno provenia. El barrio. «Ojala viva para siempre -penso Dave mientras abria la puerta-, aunque solo sea en nuestra imaginacion.»

25. EL TIPO DEL MALETERO

Whitey y Sean comieron tarde en Pat's Diner, en una salida de la autopista. El restaurante existia desde la Segunda Guerra Mundial, y hacia tanto tiempo que era el lugar favorito del cuerpo de policia que a Pat el Tercero le gustaba vanagloriarse de que su familia era con toda probabilidad la unica que habia resistido tres generaciones sin que la atracaran.

Whitey se trago un trozo de hamburguesa con queso y la hizo bajar con un trago de gaseosa.

– No se te habra pasado por la cabeza que lo hizo Brendan, ?verdad?

Sean comio un trocito de su bocadillo de atun, y contesto:

– Se que me estaba mintiendo. Creo que sabe alguna cosa sobre esa pistola. Y considero que existe la posibilidad de que su padre siga con vida.

Whitey bano un trozo de cebolla en salsa tartara, y pregunto:

– ?Lo dices por los quinientos dolares al mes que alguien les manda desde Nueva York?

– Si. ?Sabes a cuanto asciende esa cantidad a lo largo de todos esos anos? A casi ochenta mil dolares. ?Quien mandaria ese dinero si no fuera el padre?

Whitey se limpio los labios con una servilleta y luego siguio comiendo su hamburguesa con queso. Sean se preguntaba como habia conseguido evitar un ataque al corazon, comiendo y bebiendo como lo hacia, y trabajando setenta y cuatro horas a la semana cuando un caso le interesaba de veras.

– Supongamos que esta vivo -sugirio Whitey.

– De acuerdo.

– ?De que va todo esto, pues, de una conspiracion genial para vengarse de Jimmy Marcus matando a su hija? ?A que jugamos? ?A ser los protagonistas de la pelicula?

Sean solto una risita y contesto:

– ?Quien crees que interpretaria tu papel?

Whitey fue sorbiendo la gaseosa con una paja hasta que solo quedo hielo.

– Pienso mucho en eso, ?sabes? Podria suceder, si no resolvemos este caso, Superpoli. Si vamos contando por ahi la historia del Fantasma de Nueva York, sabes perfectamente que seriamos el hazmerreir de todo el mundo. Y Brian Dennehy tendria muchas posibilidades de interpretar mi papel.

Sean lo considero y anadio:

– No me parece tan descabellado -dijo, a la vez que se preguntaba como era posible que no se hubiera dado cuenta antes-. No eres tan alto como el, sargento, pero tienes su barriga.

Whitey hizo un gesto de asentimiento, aparto el plato y dijo:

– Estaba pensando que cualquiera de esos mentecatos que salen en la serie Friends podria interpretar tu papel. De hecho, esos tipos parecen pasarse una hora cada manana recortandose los pelos de la nariz y depilandose las cejas; seguro que se hacen la pedicura una vez a la semana. Si, cualquiera de ellos lo haria muy bien.

– Estas celoso.

– Si, pero tengo razon -apunto Whitey-. El enfoque que le estamos dando al asunto de Ray Harris no nos lleva a ninguna parte. Tiene un cociente de probabilidad de… seis.

– ?De seis sobre diez?

– No, de seis sobre mil. Pista equivocada, ?no crees? Ray Harris delata a Jimmy Marcus, este se entera, sale de chirona, y va a por Ray. Digamos que Harris consigue salir de la ciudad, se va a Nueva York, y encuentra un empleo lo bastante estable para mandar quinientos dolares al mes durante los siguientes trece anos. Un dia se despierta y se marcha. Ha llegado la hora de vengarse. Se sube a un autobus, llega a la ciudad, y se carga a Katherine Marcus. Y no lo hace de cualquier manera, sino que se la carga sin ningun tipo de compasion. Lo que vimos en ese parque es obra de un psicopata cabreado. Y despues, el viejo Ray (y le llamo viejo, porque a pesar de que ya debe de tener unos cuarenta y cinco anos, recorrio todo el parque, tras ella), se sube al autobus y regresa a Nueva York con su pistola. ?Lo has verificado con el Departamento de Policia de Nueva York?

Sean hizo un gesto de asentimiento y dijo:

– No aparece en la lista de la Seguridad Social, no tiene tarjetas de credito a su nombre, no existe nadie con su nombre y de su edad que tenga historial laboral. El Departamento de Policia de Nueva York y los estatales nunca han arrestado a nadie con sus huellas dactilares.

– Pero aun asi, crees que mato a Katherine Marcus.

Sean nego con la cabeza y contesto:

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