– No. Lo que quiero decir es que no estoy seguro. Ni siquiera se si esta vivo. Lo unico que intento decirte es que podria estarlo. Ademas, parece muy probable que el asesinato se perpetrara con su pistola. Estoy convencido de que Brendan sabe algo y, ademas, no tiene a nadie que pueda confirmar que estuviera durmiendo en casa a la hora en que asesinaron a Katie Marcus. Me queda la esperanza de que si pasa una temporada encerrado, nos contara unas cuantas cosas.

Whitey expulso un eructo que desgarro el aire.

– ?Es un encanto, sargento!

Whitey se encogio de hombros y apunto:

– Ni siquiera sabemos si en realidad fue Ray Harris el que atraco esa tienda de licores hace dieciocho anos. No sabemos si la pistola era suya. Todo son conjeturas. Aunque asi fuera, tampoco tenemos pruebas. Nunca le llevaron a juicio. ?Que caramba, un buen ayudante del fiscal del distrito ni se molestaria en exponer el caso!

– Si, pero tengo la corazonada de que tengo razon.

– ?Corazonada! -exclamo Whitey. Se volvio hacia Sean en el momento en que la puerta se abria tras el-. ?Lo que faltaba, los gemelos imbeciles!

Souza aparecio junto a su asiento, y Connolly lo hizo unos cuantos pasos detras.

– ?Y dijo que no era importante, sargento!

Whitey se puso la mano detras de la oreja, y alzo los ojos hacia Souza:

– ?De que se trata, chico? Ya sabes que no oigo muy bien.

– Hemos estado repasando la lista de coches que la grua se ha llevado del aparcamiento del Last Drop.

– Eso esta bajo jurisdiccion del Departamento de Policia de Boston -protesto Whitey-. ?No os lo habia dicho?

– Hemos encontrado un coche que no ha reclamado nadie, sargento.

– ?Y?

– Pues que le dijimos al empleado que volviera a comprobar si el coche todavia estaba ahi. Cuando se puso de nuevo al telefono, nos dijo que el maletero goteaba.

– ?Que era lo que goteaba? -pregunto Sean.

– No lo se, pero nos conto que olia a mil demonios.

Era un Cadillac de dos colores: la cubierta blanca sobre la carroceria azul. Whitey se agacho junto a la ventana del copiloto, con las manos a ambos lados de los ojos.

– Diria que esa mancha marron que hay junto a la puerta del conductor parece un poco sospechosa.

Connolly, de pie junto al maletero, exclamo:

– ?Caramba, que pestazo! ?Apesta igual que la marea baja en Wollaston!

Whitey se acerco al maletero en el instante en que el empleado le entregaba un punzon a Sean.

Sean se coloco junto a Connolly y, apartandolo de en medio, le aconsejo:

– Use la corbata.

– ?Como dice?

– ?Para taparse la boca y la nariz, hombre! ?Use la corbata!

– ?Y ustedes que usan?

Whitey senalo su resplandeciente labio superior y contesto:

– Nos hemos puesto Vicks en el coche. Lo siento, chicos, pero se nos ha terminado.

Sean cogio el punzon de uno de los extremos, lo paso por la cerradura del maletero del Cadillac y lo clavo hasta el fondo, sintiendo como el metal se deslizaba sobre el metal, y como presionaba el cilindro de la cerradura.

– ?Lo has conseguido? -le pregunto Whitey-. ?A la primera?

– Si -contesto Sean.

Tiro con fuerza hacia atras, arrastrando el cilindro de la cerradura, vislumbrando el agujero que habia hecho antes de que saltara el pestillo y se levantara la tapa del maletero. El olor a marea baja fue sustituido por algo mucho peor: era un hedor que parecia ser una mezcla de gases pantanosos y de carne hervida pudriendose sobre una pila de huevos revueltos.

– ?Hostia! -exclamo Connolly, mientras se cubria el rostro con la corbata y se alejaba del coche.

– ?A alguien le apetece un bocadillo mixto? -pregunto Whitey, y Connolly se volvio del color de la hierba.

Souza, sin embargo, no tuvo ningun problema. Se acerco al maletero y, tapandose la nariz con una mano, pregunto:

– ?Donde tiene la cara?

– Debe de ser eso -respondio Sean.

El hombre estaba acurrucado en posicion fetal, con la cabeza ligeramente inclinada hacia atras y hacia un lado, como si tuviera el cuello roto, y el resto del cuerpo hecho un ovillo en direccion contraria. El traje y los zapatos que llevaba eran de calidad, y Sean, despues de examinarle las manos y el pelo, dedujo que debia de tener unos cincuenta anos. Se dio cuenta de que habia un agujero en la parte trasera de la chaqueta del traje, y utilizo un boligrafo para apartar el tejido de la espalda del tipo. La camisa que llevaba debajo se habia vuelto amarilla a causa del sudor y del calor, pero Sean encontro un agujero similar al de la chaqueta, en medio de la espalda, donde la camisa le habia quedado incrustada en la piel.

– Le dispararon, sargento. No cabe ninguna duda. -Examino el maletero durante un momento-. Sin embargo, no encuentro el cartucho.

Whitey se volvio hacia Connolly en el instante en que este empezaba a tambalearse y le ordeno:

– Suba al coche y dirijase al aparcamiento del Last Drop. Primero informe al Departamento de Policia de Boston. Solo nos faltaria tener que discutir con ellos por cuestiones de jurisdiccion. Examine la zona del aparcamiento en la que encontro mayor cantidad de sangre. Hay muchas posibilidades de que la bala este alli, agente. ?Me ha entendido?

Connolly asintio con la cabeza, tragando saliva.

– La bala le atraveso el cuadrante inferior y le alcanzo el esternon, casi en el centro.

– Trae a la Policia Cientifica y a todos los agentes que puedas sin cabrear a los de Departamento de Policia de Boston -dijo Whitey a Connolly-. Si encuentras la bala, encargate de llevarla personalmente al laboratorio.

Sean asomo la cabeza por el maletero y observo el rostro destrozado con atencion.

– A juzgar por la cantidad de grava, alguien le aplasto la cara contra la acera hasta que no pudo mas.

Whitey, cogiendo a Connolly por el hombro, le dijo:

– Di a los de la policia que van a necesitar un equipo entero de los de Homicidios: tecnicos, fotografos, el ayudante del fiscal del distrito que este de guardia y el medico forense. Diles tambien que el sargento Powers necesita a alguien que pueda hacer un analisis de grupo sanguineo en el mismo lugar del crimen. ?En marcha!

Connolly estaba contento de poder alejarse de aquel horrible olor.

Se dirigio a su coche patrulla a toda prisa, lo puso en marcha, y en menos de un minuto ya habia salido del aparcamiento.

Whitey uso un carrete entero para fotografiar el coche y los alrededores, y despues le hizo un gesto de asentimiento a Souza. Este se puso unos guantes de goma y empleo un trozo de alambre para forzar la cerradura de la puerta del coche.

– ?Has encontrado algun documento que le identifique? -pregunto Whitey a Sean.

– He encontrado su cartera en el bolsillo trasero -respondio Sean-. ?Por que no haces unas cuantas fotografias mientras me pongo los guantes?

Whitey se acerco al coche e hizo unas cuantas fotos, y luego, mientras garabateaba un diagrama de la escena del crimen en su libreta, dejo que la camara le colgara del cordon que llevaba alrededor del cuello.

Sean extrajo la cartera del bolsillo trasero del cadaver, y la abrio de golpe en el instante en que Souza, desde la parte delantera del coche, decia:

– La matricula esta a nombre de un tal August Larson, residente en el numero trescientos veintitres de la calle Sandy Pine de Weston.

Sean echo un vistazo al carne de conducir, y exclamo:

– ?Se trata del mismo tipo!

Whitey le miro por encima del hombro y le pregunto:

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