piel de Guianeya, pero Marina se esforzo por no prestar atencion a esto. Y cuando dijo que el quimono le sentaba muy bien a su amiga, lo dijo con sinceridad.

Se instalaron en una casita pequena, «de juguete», segun expreso Guianeya, al pie del famoso Fujiyama, puesta a su disposicion amablemente por los que vivian antes aqui, en cuanto supieron que el lugar le agradaba a Guianeya.

Las personas de la Tierra, como siempre y en todas partes, trataban a la huesped del cosmos con una atencion extraordinaria. Igual sucedio en el Japon. No hizo mas que decir Guianeya que le gustaba el traje nacional de las japonesas que habia visto en el museo, cuando a la manana siguiente fue enviado un quimono cosido especialmente para ella, para su talla.

Guianeya se lo puso inmediatamente.

Se sentia que le gustaba el Japon a Guianeya. Todo aqui no era lo mismo que en otros paises, o como se decia ahora, en otros lugares. Y a Marina le parecio que lo que rodeaba a Guianeya correspondia en algo a sus gustos y costumbres.

La huesped acepto con alegria manifiesta, la proposicion de instalarse en esta casa solitaria apartada de otras construcciones.

?Buscaba la soledad? Esto era posible teniendo en cuenta el estado en que se encontraba Guianeya cuando volo hacia aqui. Pero Marina no sabia por que estaba convencida de que la causa era otra. ?En que consistia? Esto no lo sabia, pero no podia borrar de ninguna forma la impresion de que aqui Guianeya, por primera vez desde que estaba en la Tierra, se sentia como en «su casa».

A pesar del aislamiento y de las dimensiones diminutas, su casita, de ninguna forma, era la vivienda de un ermitano. Estaba dotada de todas las comodidades, incluyendo la dotacion automatica de todo lo necesario. Tenia la imprescindible piscina para nadar, la cual no se encontraba en el interior de la casa sino a cielo abierto.

Una comoda terraza y el jardin de cerezos, tradicional en el Japon, creaban condiciones admirables para el descanso, que por lo visto, tanto ansiaba Guianeya.

Marina, para la cual no estaba de mas descansar de los viajes ininterrumpidos del ultimo ano y medio, estaba dispuesta a pasar en este lugar un largo tiempo.

Hoy era el segundo dia de su estancia.

Ahora hablaban solo en espanol. Por fin Marina podia conversar con su amiga sin buscar palabras y de cualquier tema. Decidio firmemente preguntar a Guianeya, inadvertidamente y poco a poco.

Marina menciono ahora el nombre de su hermano no de una forma casual. Le interesaba mucho que pensaba Guianeya de Viktor, y como mujer, comprendia lo «del amor» no tan escepticamente como Viktor.

Guianeya parecia que no habia prestado atencion a la ultima frase.

— ?Es verdad? — pregunto —. ?Estoy bien con este vestido?

Marina se rio.

— No es esto lo que usted quiere preguntar — dijo Marina —. Reconozca, ?a usted le interesa saber si esta bien con este vestido?

Guianeya suspiro.

— Esto he preguntado — contesto con franqueza —. Pero me he olvidado de que no soy una mujer de la Tierra. Este bien o no, nadie hay aqui que pueda apreciarme. Soy extrana.

— Ese es un punto de vista completamente erroneo. Usted es lo mismo que todos. Que yo. Solo que mas guapa.

— No se trata de esto — la faz de Guianeya se entristecio —. Usted, Marina, no dice la verdad. Yo no soy asi. La forma exterior del cuerpo no lo hace todo. Somos completamente distintas. Esto lo comprendo muy bien —. Y despues de un silencio anadio —: Estoy condenada. Usted lo debe comprender. Lo mismo que entre ustedes, en nuestro mundo existe el amor y las mujeres estan llamadas a ser madres.

— Usted volvera a su patria. Diga todo y las personas de la Tierra la ayudaran a regresar donde los suyos.

— No volvere jamas. Yo misma me he cortado el camino para regresar. La traicion no puede ser perdonada. Entre nosotros no la perdonamos: ni nunca, ni a nadie. Y esto, claro esta, es justo.

Se volvio con violencia y desaparecio en el interior del cabezal. Pero Marina no podia dejar asi la conversacion. Y la renovo pasada una hora despues del bano, cuando estaban desayunando en la terraza.

— No se enfade, Guianeya — dijo tocando carinosamente la mano de su amiga — quiero otra vez tratar el mismo tema. Usted dijo que la traicion no se perdona. Estoy de acuerdo, pero no veo que usted haya cometido ninguna traicion. Dijo que los satelites se encontraban en la Luna y aconsejo destruirlos. Por lo visto en ellos hay peligro para nosotros. Su accion fue provocada por un sentimiento humano. No hay ninguna moral que pueda hablar contra usted. Ninguna, ni la nuestra, ni la de ustedes. Ustedes y nosotros somos identicos seres racionales. ?En donde esta la traicion? Si usted ha impedido la realizacion de los planes de sus compatriotas, ha sido porque eran feroces y no dignos de un ser racional. Ademas, en su patria no todos piensan lo mismo. Recuerde a Riyagueya.

Guianeya irguio la cabeza.

— Riyagueya — dijo ella —. ?Que sabe usted de el?

— No mucho, pero lo suficiente. Usted comprendio que el tenia razon y por esto hablo.

?Es que no es asi?

Guianeya calilo durante un largo rato.

— Yo se — dijo — que he obrado bien y que Riyagueya habria aprobado mi accion. Pero es muy duro ponerse en contra de su patria. Comprenda usted esto.

— Lo comprendo perfectamente, pero usted ha obrado con nobleza. En su lugar Riyagueya hubiera hecho lo mismo.

El rostro de Guianeya se ensombrecio.

— No — pronuncio bajo —. El obro de otra forma.

Estuvo largo rato sentada inmovil, cerrados los ojos, ensimismada en sus recuerdos —.

Obro de otra forma — volvio a repetir —. Y no considero justa su accion. Yo tenia que hacer lo que hice, pero no lo que hizo el. Yo soy mujer. — Despues de un silencio prolongado, de repente dijo —: Su hermano es asombrosamente parecido a Riyagueya.

Me asombro este parecido en cuanto vi a Viktor, y hasta ahora me asombra.

— ?Y por esto eran tan grandes sus deseos de verle?

— Claro que si. ?Por que otra cosa?

Esta contestacion causo muy mala impresion en Marina. Se derrumbaron en un abrir y cerrar de ojos todos sus suenos de que Guianeya amara a.Viktor y por esto pasara a formar parte de la sociedad terrestre.

— ?La he disgustado? — pregunto Guianeya acariciando a su vez la mano de Marina —. ?Puede ser que la haya ofendido?

— ?Que me puede haber ofendido?

— Mis palabras. ?Es posible que no le guste que su hermano sea parecido a mi compatriota?

Marina no estaba para reirse pero se vio obligada a hacerlo.

— No hay y no puede haber nada de ofensivo o ultrajante — dijo Marina —. Usted ha comparado a mi hermano con una persona y no con un mono.

Guianeya se sonrio.

— Yo todavia no conozco bien a las personas de la Tierra — dijo ella — Ustedes son buenos. Mejores que nosotros.

— Tanto mas — recogio Marina las palabras de Guianeya — usted no debe atormentarse con que nos «va a salvar».

Contra su voluntad, pronuncio estas palabras con un leve matiz ironico. Pero Guianeya al instante capto la diferencia del tono.

— ?Usted no cree que yo voy a salvar a las personas de la Tierra?

Marina comprendio que era necesario contestar con toda franqueza.

— No — dijo —. No lo creo. Yo valoro altamente sois buenas intenciones, pero no creo que alguien pueda causarnos dano. Usted nos subestima. No conoce nuestra tecnica y nuestra ciencia. Estas son capaces de defendernos de cualquier peligro.

— Si se conoce.

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