tenso los musculos, manteniendo un rigido control sobre sus emociones.
En cambio, O'Connell se volvio una vez hacia Ashley, dejando que sus ojos se clavaran en ella, tan intensamente que la chica se agito en su asiento.
– ?Sabes que cantaban los Beatles, alla en la epoca de tu padre?
Ella nego con la cabeza.
– «No me importa el dinero. El dinero no puede comprar amor…» -Y sin apartar los ojos, se guardo el dinero en su chaqueta, confundiendolos a los dos. Luego, todavia mirandola, anadio-: Muy bien, profesor, he de irme. Creo que no me quedare a cenar, despues de todo. Pero gracias por la cerveza.
Scott se levanto y se quedo al lado de la mesa mientras O'Connell, moviendose con sorprendente agilidad, se deslizaba y levantaba. Por un segundo se quedo alli, la mirada fija en Ashley. Entonces, con una sonrisita, se dio la vuelta y se marcho sin mirar atras.
Padre e hija permanecieron en silencio casi un minuto.
– ?Que ha sido todo esto? -pregunto ella.
Scott no respondio. No estaba seguro.
La camarera regreso.
– Entonces, ?solo seran dos para cenar? -pregunto, mientras les entregaba los menus.
Ante el apartamento de Ashley la noche mostraba las sombras y luces dispersas de las farolas que apenas se imponian a la creciente oscuridad otonal. No habia sitio para aparcar, asi que Scott paro el Porsche delante de una boca de riego. No apago el motor y miro a su hija.
– Tal vez deberias venirte conmigo un par de dias. Hasta que estemos seguros de que ese tipo cumple lo acordado. Quedate un par de dias en mi casa y luego algun tiempo con tu madre. Que el tiempo y la distancia actuen a tu favor.
– No deberia ser yo quien corra a esconderse. Tengo clases y un trabajo…
– Lo se, pero toda precaucion es poca.
– Odio esa expresion. La odio.
– Vale, carino, no es mas que un lugar comun.
Ashley suspiro y se volvio hacia su padre. Sonrio.
– Me ha dado un poco de miedo, ?sabes?, pero se me pasara. En el fondo, los tipos como el son unos cobardes. Estaba alardeando, pero el dinero lo dejo sin habla. Se marchara, me insultara cuando este bebiendo con sus amigos, y al final se dedicara a otra cosa. No me hace mucha gracia que hayais tenido que darle ese dinero…
– Lo mas raro es que dijo que no lo queria y luego se lo guardo en el bolsillo. Era casi como si estuviera grabando la conversacion. Decia una cosa y hacia otra.
– Ojala todo haya terminado.
– Si. No obstante, al menor rastro de el, llamanos. Localiza inmediatamente a tu madre o a Hope, o a mi. A cualquier hora del dia o la noche, ?de acuerdo? Ante la minima sospecha de que te siga, te llame o te acose, o incluso te observe, llamanos. Si tienes un mal presentimiento, tambien llama, ?de acuerdo?
– De acuerdo. Mira, papa, no pretendo hacerme la heroina. Solo quiero que mi vida vuelva a la normalidad…
Volvio a suspirar, se solto el cinturon de seguridad, cogio el bolso y saco las llaves del apartamento.
– ?Quieres que te acompane hasta arriba?
– No. Pero espera a que entre, si no te importa.
– Descuida, carino. Solo quiero que seas feliz. Y me gustaria olvidar todo este incidente, y a ese O'Connell, y verte conseguir un master o un doctorado en Historia del Arte y llevar una vida maravillosa. Eso es lo que quiero yo, y tu madre tambien. Y es lo que va a suceder. Confia en mi. Antes de que pase mucho tiempo conoceras a alguien especial, y todo esto sera solo un mal recuerdo. Nunca volveras a pensar en ello.
– Un recuerdo de pesadilla. -Se inclino y lo beso en la mejilla-. Gracias, papa. Gracias por ayudarme y, no se, por ser como eres.
El se sintio en las nubes, pero sacudio la cabeza.
– Te lo mereces todo -dijo.
Ella se apeo, y Scott le senalo el edificio.
– Ahora descansa bien y llamanos manana para informarnos.
Ashley asintio. El tuvo un pensamiento curioso que parecio surgir de algun punto oscuro de su mente, y pregunto:
– Hija, hay una cosa que me preocupa.
Ella estaba a punto de cerrar la puerta, pero se detuvo y se asomo.
– ?Que es?
– ?Le dijiste algo de mi a O'Connell? ?O de tu madre?
– No… -contesto ella, vacilante.
– En aquella primera y unica cita, ?hablaste de nosotros?
Ella nego con la cabeza.
– ?Por que lo preguntas?
El sonrio.
– Por nada. Venga, sube. Y llama manana.
Ashley se aparto el pelo de los ojos y asintio. Su padre volvio a sonreirle.
– Solo tardare cinco minutos en llegar a casa a esta hora de la noche -bromeo Scott-. Todos los polis tienen la noche libre…
– No crezcas nunca, papa. Me decepcionarias -sonrio Ashley.
Entonces cerro la puerta y subio los escalones de su edificio. Solo tardo unos segundos en abrir el portal, entrar en el zaguan y luego abrir la segunda puerta. Se dio la vuelta y saludo a Scott, quien siguio esperando hasta que la vio subir las escaleras. Luego inicio el camino de regreso, preguntandose como O'Connell habia sabido que el era profesor.
– Entonces, ?se sintieron a salvo?
– Si. No del todo, pero bastante bien. Todavia tenian dudas y preocupaciones. Algo de ansiedad residual. Pero, en general, se sentian seguros.
– Pero se equivocaban, ?verdad?
– Claro. De lo contrario no te lo estaria contando. Los cinco mil dolares no fueron el final de nada.
– Ya.
– Ya te lo dije. Esta historia no tiene final feliz.
Como yo no respondi, ella alzo la cabeza y miro por la ventana. La luz del sol parecio prender en su rostro, iluminando su perfil.
– ?No te preguntas a veces como las cosas pueden torcerse tan facilmente? -dijo-. Quiero decir, ?que nos protege? Supongo que los fundamentalistas religiosos dirian que la fe. Los academicos, que el conocimiento. Los medicos, que la ciencia. El policia, que una pistola de nueve milimetros. El politico, que la ley. Pero en realidad, ?que nos protege?
– No esperaras que yo responda a semejante pregunta, ?verdad?
Ella echo la cabeza atras y solto una carcajada.
– No -dijo-. En absoluto. Al menos todavia no. Ashley tampoco podia hacerlo.
15 Tres denuncias
Cada uno a su manera, los tres se sintieron intranquilos los dias siguientes, como si una densa niebla gris se hubiera aposentado sobre sus vidas. Cuando Scott repasaba una y otra vez el encuentro con O'Connell, habia momentos en que le parecia curiosamente inconcluso, y extranamente definitivo al siguiente.
Le dijo a Ashley que queria tener noticias suyas a diario, solo para asegurarse de que las cosas iban bien, y por eso se telefoneaban cada noche. Ella, pese a su caracter independiente, no puso objeciones. Scott no sabia que su ex mujer tambien la llamaba cada dia.