sencillo.» Se conocieron en la inauguracion de una galeria de arte. Charlaron, bromearon y se oyeron reir. Decidieron tomar una copa. Luego cenar. Despues otro encuentro, esta vez durante el dia. Y finalmente aquella suave caricia en el dorso de la mano, un susurro, una mirada, y todo encajo, tal como Hope habia sabido desde el primer momento.
«Amor», penso. Esa era la palabra que O'Connell usaba una y otra vez, una palabra que Hope no usaba desde hacia semanas. Ashley le habia dicho: «El dice que me ama.» Hope sabia que nada de lo que el habia hecho guardaba relacion con el amor.
Inspiro hondo.
«Se ha ido -intento convencerse-. Sally dice que se ha ido. Scott dice que se ha ido. Ashley dice que se ha ido.»
Ella no lo creia.
Y por la misma razon tampoco podia ver ningun indicio concreto de que hubiera regresado.
Vio a las chicas de su equipo, charlando reunidas en el centro del terreno. Cogio el silbato que llevaba colgado de un cordon, pero decidio dejar que la diversion continuara unos minutos. La juventud pasa tan rapida que deberia disfrutarse cada momento, pero no estaba en la naturaleza de los jovenes comprenderlo.
Suspiro, toco el silbato y decidio que hablaria con su madre y con Ashley todos los dias, solo para asegurarse de que todo iba bien. Se pregunto por que Sally y Scott no lo hacian.
Sally leyo el titular del periodico vespertino y palidecio. Devoro cada palabra del articulo y luego lo releyo, pasmada. «Ex policia encontrado muerto en un callejon.» Cuando solto el periodico tenia las manos manchadas de tinta. Las miro, sorprendida, y entonces cayo en la cuenta de que las palmas le habian sudado tanto que la tinta de impresion se le habia quedado en los dedos.
«La policia lo considera un ajuste de cuentas.» Las palabras parecian seguirla, exigiendo atencion. «La policia apunta al crimen organizado.»
«Esto no tiene nada que ver con Ashley», quiso creer. Se echo hacia atras, como si alguien la hubiera golpeado en el estomago. «Tiene todo que ver con Ashley», admitio.
Su primer instinto fue llamar a alguien. Conocia a varios colegas que trabajaban en la fiscalia del condado. Sin duda alguno tendria mas detalles, informacion interna que le dijera lo que necesitaba saber. Cogio la agenda con una mano y el telefono con la otra, pero se detuvo. «?Que estas haciendo?»
Respiro hondo. «No invites a nadie a investigar tu vida.» Cualquier fiscal incluso vagamente conectado con el caso de Murphy le haria mas preguntas que respuestas podria proporcionarle. Al hacer esa llamada, se involucraria a si misma y sus problemas.
Se aclaro la garganta. Habia enviado a Murphy a «tratar» con Michael O'Connell. El la habia informado de su exito. Problema resuelto. Todo el mundo a salvo. Ashley podia continuar con su vida. Y luego, poco despues, Murphy aparecia muerto. Hasta un ciego ataria cabos. Era como ver a un matematico famoso escribir 2 + 2 = 5 en una pizarra y no oir alzarse ninguna voz que lo corrigiera.
Cogio el periodico y releyo el articulo por tercera vez.
Nada sugeria que Michael O'Connell hubiera tenido algo que ver. Al parecer, habia sido cosa de profesionales, tipos realmente malvados que se habian cruzado en el camino de Murphy. Era un asesinato que superaba la capacidad de un mecanico chiflado por los ordenadores, estudiante universitario ocasional y delincuente de poca monta como Michael O'Connell, se dijo.
No tenia nada que ver con ellos, de verdad, y suponer lo contrario era un error. Se reclino en su sillon y trato de calmarse.
«Todos estamos a salvo. Solo ha sido una coincidencia», se repitio. Despues de todo, ella habia acudido a Murphy porque el solia sortear olimpicamente las trabas de la ley. Y sin duda habria hecho cosas mucho peores, creandose enemigos alla adonde fuera, Y al final uno se habia desquitado. Tenia que haber sido eso.
Resoplo lentamente. Lo preocupante era que las amenazas que Murphy le habia hecho a O'Connell para mantenerlo a raya ya no surtirian efecto. Ese era el mayor peligro al que se enfrentaban. Si Michael O'Connell se habia enterado del asesinato de Murphy, veria la oportunidad de volver a las andadas. Volvio a coger el telefono.
Detesto hacerlo, detesto quedar como una inepta, pero tuvo que admitir que seguia necesitando a su ex marido. Marco el numero de Scott y advirtio que estaba sudando de nuevo.
– ?Has visto el periodico? -pregunto Sally bruscamente.
Al oir la voz de su ex esposa, la primera reaccion de Scott fue de irritacion.
– ?El
– No. El periodico local.
– Pues no lo he leido.
– La primera plana esta ocupada por el asesinato de un ex policia de Springfield…
– Ya. ?Y bien?
– Es el investigador privado que envie a ver a Michael O'Connell cuando tu te ocupabas de sacar a Ashley de Boston. Hizo su trabajo en esos dias.
– ?Su trabajo…?
– No hice demasiadas preguntas. Y el no explico demasiado. Por razones obvias.
Scott vacilo antes de preguntar:
– ?Y que tiene esto que ver con nosotros y Ashley?
– Probablemente nada. Probablemente sea una mera coincidencia. Probablemente no haya ninguna conexion. El detective me informo de que se habia reunido con O'Connell y que no habria mas problemas. Y luego va y lo matan. Me ha sorprendido un poco, la verdad. Pense que deberias saberlo. Quiero decir, probablemente su muerte cambie algo las cosas.
– ?Estas sugiriendo que podriamos tener un problema? Maldicion, crei que habiamos resuelto todo esto. Crei que nos habiamos librado de ese hijo de puta para siempre.
– No puedo asegurarlo -admitio Sally-. Solo intentaba informarte de un detalle que podria ser relevante.
– Bueno, mira, de momento Ashley esta en Vermont sana y salva, con la madre de Hope. Nuestro proximo paso deberia ser conseguirle un curso de posgrado en Nueva York, o tal vez al otro lado del pais, en San Francisco, en cualquier sitio nuevo. Se que ella le tiene afecto a Boston, pero hemos acordado que empezar de cero es la idea adecuada. Asi que mientras tanto ella se quedara en Vermont, viendo las hojas caer y llegar la nieve, hasta el inicio del segundo semestre. Fin de la historia. Deberiamos cenirnos a ese guion y no desquiciarnos por cada cosa que pase.
Sally apreto los dientes. Odiaba que le dieran lecciones.
– Una quimera -dijo.
– ?Como?
– Era una bestia mitologica de proporciones aterradoras que en realidad no existia.
– Si, lo se. ?Y?
– Es una forma de verlo. Una forma academica -anadio Sally para irritar a Scott, sin poder evitarlo. Las relaciones que fracasan tienen ciertas adicciones, y esta era una de ellas para los dos.
– Bueno, tal vez, pero volvamos a lo nuestro. Tenemos que reunir todos los antecedentes academicos de Ashley para que pueda solicitar el ingreso en un curso de posgrado. Sera mejor que lo hagamos tu o yo, no ella. Que nos los manden por correo a nosotros y no a Vermont.
– Yo me encargare. Dare la direccion del bufete.
Colgo, mas irritada que antes. Conocia muy bien a su ex marido. No habia cambiado con los anos, ni siquiera tras todo lo sucedido desde entonces. Era tan predecible como siempre.
Sentada ante su escritorio, se volvio y vio que la oscuridad habia vencido a la luz del dia.
Desde su puesto de observacion, Michael O'Connell vio las mismas sombras extenderse bajo un ancho roble a menos de media manzana de la casa de Sally y Hope. El pulso se le acelero, como si notara cuanto mas cerca se hallaba de Ashley. Las luces de la manzana empezaban a encenderse. De vez en cuando un coche pasaba iluminando los jardines con sus faros. Se veia actividad en las cocinas, sin duda preparando las cenas, y el brillo azulado de los televisores al encenderse.
«Tengo poco tiempo.» Pero no creia que fuera a necesitar mucho.