alejamiento hace mas mal que bien. Hable con un profesional, senorita Freeman.

– ?Estamos hablando con un profesional! -se enfado Catherine.

– Quiero decir un abogado especializado en esta clase de casos.

Catherine sacudio la cabeza, pero se contuvo de replicar. No serviria de nada descargar su rabia contra aquel policia.

– Si vuelve, senora Frazier, llame a la comisaria y enviaremos a alguien. Es lo menos que podemos hacer. Si el tipo sabe que estamos al corriente, no intentara nada.

Se guardo el boligrafo y la libreta en el bolsillo de la camisa y se volvio hacia la puerta.

– Tenemos las manos atadas -anadio como excusandose-. Redactare un informe, por si quiere solicitar esa orden.

Catherine volvio a hacer una mueca.

– Menudo consuelo -replico-. Es como decir que tenemos que esperar a que se queme la casa antes de llamar a los bomberos.

– Ojala pudiera ser mas util. De verdad, senora Frazier. Entiendo que estas situaciones son dificiles. Llamenos si vuelve a aparecer. Estaremos aqui en un santiamen y… -Se interrumpio con subita alarma: habia oido algo-. Joder -dijo cenudo-. Alguien se cree Fitipaldi…

Catherine y Ashley se inclinaron hacia delante y escucharon un distante motor a toda velocidad. Ashley lo reconocio al instante. Se hizo cada vez mas cercano, hasta que vieron los faros entre los arboles.

– Es mi padre -dijo Ashley. Penso que deberia sentirse aliviada y a salvo, porque el sabria que hacer. Pero esos sentimientos la eludieron.

– Me he convertido en una estudiosa del miedo -dijo-. Reacciones psicologicas, estres, alteraciones de la conducta. Leo textos de psiquiatria y tratados de ciencias sociales. Leo libros sobre como responde la gente a toda clase de situaciones dificiles. Tomo notas y asisto a conferencias. Todo eso solo para intentar comprenderlo mejor.

Se volvio hacia la ventana y contemplo el benigno mundo suburbano que habia mas alla del cristal.

– Esto no parece una clinica -dije-. Las cosas parecen tranquilas y seguras por aqui.

Ella sacudio la cabeza.

– Todo ilusion -respondio-. El miedo adopta distintas formas en lugares distintos. Todo se basa en lo que esperamos que ocurra y lo que realmente ocurre.

– ?O'Connell?

Una sonrisa triste cruzo su rostro.

– ?Te has preguntado por que algunas personas saben de manera innata como provocar terror? El pistolero, el psicopata sexual, el fanatico religioso, el terrorista. Para ellos es algo natural. El era uno de esos tipos. Da la impresion de que no estuvieran unidos a la vida de la misma forma que tu y yo, o Ashley y su familia. Los lazos emocionales corrientes y las contenciones que todos tenemos, de algun modo, estaban ausentes en O'Connell. Y las sustituia algo terrible.

– ?Que?

– Le encantaba ser quien era.

31 Huyendo de algo invisible

Catherine contemplaba el estrellado cielo de medianoche sobre su casa. Hacia suficiente frio para ver el vaho del aliento, pero se sentia mucho mas helada por lo que acababa de ocurrir. El unico lugar donde esperaba sentirse a salvo era su casa, donde cada arbol, cada matorral, casa brisa entre las hojas, hablaban de algun recuerdo. Era lo que se suponia que debia ser solido en la vida. Pero esa noche, la seguridad de su hogar habia menguado, desde que habia oido unas palabras: «Volveremos a vernos.»

Catherine se giro hacia la puerta. De repente hacia demasiado frio para estar fuera y trato de decidir que hacer. A menudo contemplaba el cielo de Vermont y consideraba muchas cuestiones. Pero esa noche el cielo negro no proporcionaba claridad, solo un frio que le llegaba hasta el tuetano. Se estremecio y tuvo la fugaz idea de que Michael O'Connell no sentiria el frio: su obsesion lo mantendria caliente.

Miro la hilera de arboles que marcaba el borde de la propiedad, mas alla de una extension de hierba alrededor de la casa, donde su marido habia alisado una seccion con un tractor prestado y luego habia plantado gramon y erigido una porteria, como regalo para Hope por su undecimo cumpleanos. Normalmente, aquella vision le traia recuerdos felices y la reconfortaba. Pero esa noche sus ojos fueron mas alla del ajado armazon blanco de la porteria. Imagino que O'Connell estaba alli fuera, oculto, observando.

Apreto los dientes y volvio a la casa, pero no antes de hacer un gesto obsceno hacia la oscura linea de arboles. «Por si acaso», se dijo. Pasaba de la medianoche, pero todavia habia que hacer las maletas. La suya estaba preparada, pero Ashley, aun conmocionada, tardaba lo suyo.

Scott estaba sentado en la cocina, bebiendo cafe solo, con la vieja escopeta sobre la mesa. Paso un dedo por el canon y penso que todo se habria arreglado si Catherine hubiera apretado el gatillo. Podrian haber pasado el resto de la noche tratando con la policia local y un forense, y contratando a un abogado, aunque suponia que Catherine ni siquiera habria sido arrestada. Si le hubiera disparado al cabron de O'Connell, penso, el, Scott, habria llegado a tiempo de ayudar a resolver las cosas. Y la vida habria vuelto a la normalidad en pocos dias.

Oyo a Catherine entrar por la puerta de la cocina.

– Creo que tomare un cafe tambien -dijo mientras se servia una taza.

– Va a ser una noche larga.

– Ya lo es.

– ?Ashley esta lista?

– Lo estara en un minuto. Esta recogiendo sus cosas.

– Aun esta muy nerviosa.

Catherine asintio.

– No me extrana. Yo todavia lo estoy tambien.

– Pues lo oculta mejor -dijo Scott.

– Mas experiencia.

– Ojala usted… -empezo el, pero se detuvo.

Catherine sonrio sin alegria.

– Lo se -dijo.

– Ojala lo hubiera enviado al infierno de un tiro.

Ella asintio.

– Yo tambien lo pienso. En retrospectiva.

Ninguno dijo lo que estaban pensando: tener a O'Connell al otro lado de una escopeta era una oportunidad que dificilmente volveria a presentarseles. Al punto, Scott desecho este pensamiento. Su parte educada y racional le recordo: «La violencia nunca es la respuesta.» Y con la misma rapidez, la contestacion: «?Por que no?»

Ashley bajo y se detuvo en el umbral.

– Estoy lista -anuncio. Miro a su padre y a Catherine-. ?Estais seguros de que marcharnos es lo correcto?

– Aqui estamos aislados, Ashley, querida -dijo Catherine-.Y parece muy dificil predecir lo que hara a continuacion el senor O'Connell.

– No es justo. No es justo para mi ni para vosotros, ni para nadie…

– Creo que ya no se trata de ser justos -dijo su padre.

– Lo primero es estar a salvo -intervino Catherine con tono afable-. Asi que sera mejor que pequemos por exceso y no por defecto.

Ashley apreto los dientes.

– Vamos -dijo Scott-. Mira, al menos esto hara que tu madre se sienta mucho mejor. Y Hope tambien. Y seguro que Catherine no quiere tenerte aqui sola, con la amenaza de ese bastardo.

– La proxima vez -dijo Catherine, estirada- no me molestare en darle conversacion.

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