– En esta situacion, si -farfullo el.

– Una respuesta rapida y facil. Habla la pasion, no el sentido comun. ?Y tu, Hope? ?Matarias a alguien, un desconocido, por salvar a Ashley, o tal vez en el momento crucial vacilarias?: «?Que estoy haciendo? No es hija mia…»

– No. Por supuesto que no vacilaria…

– Otra respuesta rapida.

Scott sintio un arrebato de frustracion.

– Bien, abogada del diablo, ?y tu? ?Lo haras?

Sally fruncio el ceno.

– Si. No. No lo se.

El se reclino en su sillon.

– Dejame preguntarte una cosa. Cuando Ashley era pequena y se ponia enferma, ?recuerdas haber suplicado alguna vez «Que sea yo quien enferme, que ella se ponga bien»?

Sally asintio.

– Supongo que toda madre ha sentido lo mismo.

– ?Darias la vida por tu hija?

Sally trago saliva y asintio.

– Puedo hacerlo -dijo, muy despacio-. Puedo disenar un crimen, se lo suficiente para ello, y tal vez funcione. Pero aunque vayamos todos a la carcel, al menos habremos intentado defender a Ashley. Y eso es algo.

– Si, pero no suficiente -repuso Scott, envarado-. Cuentame que estas pensando.

Sally se agito y dijo:

– ?Cual es la mayor debilidad de O'Connell?

– Debe de tener que ver con su padre -respondio Scott.

– En efecto -continuo Sally-. Su mala relacion. Ese tipo de odio es algo que O'Connell no podra controlar.

Scott y Hope guardaron silencio.

– Es ahi donde parece vulnerable. Igual que el exploto nuestros puntos debiles, le pagaremos con la misma moneda. Incluso el mismo nos ha ensenado el camino. Descubrio donde eramos mas debiles, y luego golpeo. E hizo lo mismo con Ashley. Lo vuelve todo patas arriba para controlar las cosas. ?Por que estamos aqui? Porque pensamos que va a hacerle dano a nuestra hija. Puede que incluso matarla, si su frustracion se dispara. Asi que nosotros lo imitaremos: crearemos un caos en su vida sin dejar huella.

Los otros dos siguieron en silencio, pero la propuesta de Sally parecia logica.

Scott y Hope miraron a la mujer que una vez amaron o continuaban amando, y vieron a alguien a quien apenas reconocian.

– Lo crucial es reunir a padre e hijo. Tienen que enfrentarse con sana y dejar pruebas de la pelea. La policia tiene que comprobar que se reunieron y se pelearon a muerte. Y en medio de esa furia intervenimos nosotros, sin dejar ninguna huella. Nadie nos vera, excepto el hombre al que matemos.

Sally alzo los ojos al techo y su voz adquirio un tono casi especulativo.

– Si, se odian y desconfian uno del otro. Hay una historia de violencia entre ambos, asuntos pendientes… Tendria mas sentido que el hijo matara al padre en un arrebato de ira.

– Es cierto -asintio Scott-. Un sentido de la justicia propio de las tragedias griegas. Pero hace anos que no se hablan. ?Como los…?

Sally alzo una mano y musito:

– Si O'Connell creyera que Ashley esta en la casa del viejo…

– ?Pretendes usarla como cebo? -estallo Scott.

– ?Que otro cebo tenemos? -repuso su ex con frialdad.

– Habiamos acordado que Ashley quedaria fuera de todo esto -le recordo Hope.

Sally se encogio de hombros.

– Ashley podria hacer una llamada sin saber por que la hace. Podriamos darle un guion…

Hope se inclino hacia delante.

– Vale, suponiendo que podamos reunirlos, ?que pasara luego? ?Como lo matamos? -Se horrorizo de su propia pregunta.

Sally hizo una pausa y penso.

– No somos lo bastante fuertes… -dijo, pero de pronto enarco las cejas-. ?Dijiste que Michael O'Connell tiene un arma?

– Si. Escondida en su apartamento.

– Pues tenemos que usar esa arma. No otra del mismo modelo, sino esa. Su arma. La que tiene sus huellas y tal vez su ADN.

– ?Como la conseguimos? -pregunto Scott.

Hope rebusco en el bolsillo de sus vaqueros y saco una llave. La del apartamento de O'Connell.

Los otros se la quedaron mirando. Y en ese momento, aunque ni Scott ni Sally dijeron nada, ambos pensaron lo mismo: «Puede hacerse.»

Sally se quedo sola, mientras los demas iban a tomar la cena que Catherine y Ashley habian preparado. Penso que deberia sentirse fatal, pero no era asi. Una gran parte de ella se sentia llena de energia, casi excitada por la perspectiva del asesinato.

Quiso reir por la ironia de todo aquello. «Haremos algo que nos cambiara para siempre con el unico fin de no tener que cambiar para siempre.» Oyo la voz de Hope en la cocina e imagino que la unica ruta de regreso al lugar emocional en que se habian amado pasaba por Michael O'Connell y su padre. «?Puede la muerte crear vida? -se pregunto-. Sin duda que si.» Los soldados, los bomberos, los especialistas en rescate, los policias… todos sabian que podrian enfrentarse un dia a esa opcion. Sacrificarse para que otros pudieran sobrevivir. ?Estaban haciendo ellos algo diferente?

Cogio una libreta y un boligrafo.

Empezo por una lista de las cosas que necesitarian, asi como de los detalles que crearian una escena del crimen convincente para la policia. Y mientras escribia se dijo que lo crucial no era tanto el hecho de apretar el gatillo, sino como seria percibido despues. Se inclino como un estudiante ansioso que en un examen de pronto recuerda las respuestas.

«Inventa un asesinato», se dijo.

Se detuvo. «Estamos a punto de convertirnos en todo lo que siempre hemos aborrecido», penso. Y apreto lentamente el puno, como si de repente rodease el cuello de O'Connell, estrangulandolo lentamente.

Era tarde y vacile en la puerta.

Oyes algo. Alguien te cuenta una historia. Palabras pronunciadas entre susurros. Y de repente parece que hay muchas mas preguntas que respuestas. Ella debio de notarlo, porque me dijo:

– ?Comprendes ahora de donde surge su reticencia a hablar contigo?

– Si, por supuesto. Quieren evitar ser acusados. No hay prescripcion para el asesinato.

Ella hizo una mueca.

– Eso es obvio. Ha sido obvio desde el principio. Trata de mirar mas alla del aspecto practico de todo esto.

– Muy bien -replique-. Porque tienen miedo de las traiciones implicitas en la historia.

Ella inspiro bruscamente, casi como si temiera algo.

– ?Y cuales crees que fueron esas traiciones?

Pense un momento.

– Sally era abogada y deberia haber tenido mas confianza en la ley…

– Si, si -asintio ella-. Solo veia los defectos de la ley, no su fuerza. Continua.

– Y Scott, bueno, un catedratico de historia. Tal vez mas que los demas, deberia haber advertido los peligros de actuar unilateralmente. Era quien tenia el sentido de la justicia social…

– Un hombre que despreciaba la violencia y de pronto la abrazo -preciso ella.

– Si. Su participacion en Vietnam fue mas un acto politico, un acto de compromiso, una especie de patriotismo entusiasta, que mantuvo sus manos, si no exactamente limpias, al menos no exactamente sucias. Pero Hope…

– ?Que pasa con Hope? -pregunto ella bruscamente.

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