Despues de su confesion, tras la ronda de antibioticos que purgaron los microbios venereos del organismo de Willa, penso que ahi acabaria todo. Sabia que le habia creido cuando le dijo que solo habia sido una vez, pero aquella pequena falta de atencion, aquella ruptura de la camaraderia despues de casi veinticuatro anos de matrimonio, habia mermado la confianza de Willa. Ya no se fia de el. Cree que anda merodeando por ahi en busca de mujeres mas jovenes y atractivas, y aunque es incapaz de hacer nada en este momento en particular, esta convencida de que tarde o temprano ha de volver a ocurrir. El ha hecho todo lo posible por convencerla de lo contrario, pero sus argumentos parecen caer en saco roto. Ya es demasiado viejo para tener aventuras, le dice, solo quiere pasar el resto de sus dias con ella y morir en sus brazos. Y ella le contesta: Un hombre de sesenta y dos anos aun es joven, una mujer de sesenta es vieja. El dice: Despues de todo lo que han pasado juntos, todas las pesadillas y amarguras, los golpes que han recibido, las desgracias que han debido superar, ?que importancia puede tener una cosa tan insignificante como esa? Y ella contesta: Puede que estes un poco harto, Morris. Tal vez quieras empezar de nuevo con otra mujer.

El viaje a Inglaterra no ha servido de nada. Llevaban separados tres meses y medio cuando por fin fue para alla a pasar las vacaciones de Navidad y comprendio que ella estaba utilizando su forzosa separacion como una prueba, para ver si a la larga era capaz de vivir sin el. Hasta ahora, el experimento parece ir bastante bien. Su enojo parece haberse convertido en una especie de deliberado desapego, un distanciamiento que le ha producido una sensacion de incomodidad durante toda la visita, sin estar nunca seguro de lo que debia decir ni como habia de comportarse. La primera noche, en la cama, se mostro reacia a mantener relaciones sexuales, pero luego, justo cuando el se estaba apartando, lo abrazo y empezo a besarlo como antes, entregandose a las antiguas intimidades como si no hubiera problemas entre ellos. Eso fue lo que mas le confundio: su silenciosa compania en la cama por la noche seguida de jornadas malhumoradas, incoherentes, ternura e irritabilidad alternadas con pautas completamente imprevisibles, la impresion de que lo estaba echando a empujones de su lado al tiempo que trataba de aferrarse a el. Solo hubo un estallido virulento, una discusion en toda regla. Ocurrio el tercer o cuarto dia, cuando aun estaban en el apartamento de Exeter, mientras sacaban las maletas para preparar su excursion a Londres, y la pelea empezo como tantas otras en los ultimos anos, con Willa atacandolo por no querer tener hijos de los dos, por conformarse con el hijo de cada cual, pero no ansiar una familia formada por los dos, ellos dos y su propio hijo, sin los fantasmas de Karl y Mary-Lee cerniendose en el ambiente, y ahora que Bobby estaba muerto y Miles seguia desaparecido, habia que fijarse en ellos, declaro, no eran nada, no tenian nada, y la culpa era de el por convencerla de que no tuvieran un hijo tantos anos atras, y ella habia sido una punetera estupida por hacerle caso. En principio, el no discrepaba, nunca habia mostrado su desacuerdo con ella, pero como iban a saber lo que pasaria, y para cuando Miles se marcho, ya eran demasiado mayores para pensar en tener ninos. No se tomo a mal que sacara a relucir de nuevo el tema, era completamente logico que sintiera ese dolor, esa perdida, la historia de los pasados doce anos no podria haber producido otro resultado, pero entonces ella dijo algo que lo dejo conmocionado, que le dolio tanto que aun no se ha recuperado del golpe. Pero Miles ha vuelto a Nueva York, anuncio el. Se pondra en contacto con ellos el dia menos pensado, esta semana o la otra, y pronto se cerrara todo ese desdichado capitulo. En vez de contestarle, Willa cogio su maleta y la tiro al suelo llena de ira: un gesto furioso, una reaccion mas violenta de lo que jamas habia visto en ella. Es demasiado tarde, le grito. Miles esta enfermo. Miles no es buena persona. Miles los ha destrozado y desde ese mismo momento se lo arranca del corazon. No quiere verlo. Aunque llame, no quiere verlo. Nunca mas. Se acabo, le dijo, se ha terminado, y todas las noches se pondra de rodillas a rezar para que no llame.

En Londres las cosas fueron un poco mejor. El hotel era terreno neutral, una tierra de nadie desprovista de asociaciones con el pasado, y pasaron varios dias buenos recorriendo museos y sentandose en pubs, viendo a antiguos amigos y cenando con ellos, curioseando en librerias, sin mencionar la sublime indulgencia de no hacer nada en absoluto, que parecio tener un efecto reconstituyente en Willa. Una tarde, ella le leyo en voz alta el capitulo mas reciente del libro que esta escribiendo sobre las ultimas novelas de Dickens. A la manana siguiente, mientras desayunaban, le pregunto sobre su busqueda de un nuevo inversor y el le conto la entrevista que habia mantenido en octubre con el aleman en la feria de Frankfurt, su conversacion del mes pasado con el israeli en Nueva York, los pasos que habia dado para encontrar la liquidez que necesitaba. Varios dias buenos, o al menos no malos, y entonces llego el correo de Marty y la noticia de la muerte de Suki. Willa no queria que volviese a Nueva York, argumentando acalorada y convincentemente que, en su opinion, el funeral seria demasiado para el, pero al pedirle que lo acompanara, sus rasgos se pusieron en tension, parecio desconcertada por la sugerencia, que a su entender era completamente razonable, y luego le dijo que no, que era imposible. Le pregunto por que. Porque no podia, contesto ella, y repitio sus palabras mientras buscaba una respuesta, claramente en conflicto consigo misma, desprevenida, incapaz de tomar decisiones cruciales en ese momento, porque no estaba preparada para volver, dijo, porque necesitaba mas tiempo. Una vez mas, ella le pidio que se quedara, que permaneciera en Londres hasta el 3 de enero, tal como habian planeado en un principio, y el comprendio que lo estaba poniendo a prueba, obligandolo a elegir entre ella y sus amigos, y si no la escogia a ella, se sentiria traicionada. Pero tenia que volver, afirmo, era impensable no hacerlo.

Una semana despues, sentado en su piso neoyorquino en la noche de fin de ano, bebiendo whisky en el salon en penumbra y pensando en su mujer, se dice que un matrimonio no puede salvarse ni irse a pique por la simple cuestion de marcharse de Londres unos dias antes de lo previsto para asistir a un funeral. Y tanto si sobrevive como si se derrumba por esa causa, quizas es que esta destinado a deshacerse de todos modos.

Corre peligro de perder a su esposa. Corre el riesgo de perder su empresa. Mientras le quede un soplo de aliento, dice para sus adentros, recordando esa frase gastada y familiar que siempre le ha gustado, mientras le quede un soplo de aliento no permitira que ocurra ninguna de esas dos cosas.

?Donde se encuentra ahora? Con un pie en la extincion irremediable y otro en la posibilidad de que la vida siga. En general, la situacion es poco prometedora, pero hay algunos signos alentadores que le han dado motivos de esperanza; o, si no una esperanza real, la sensacion de que aun es demasiado pronto para sucumbir a la renuncia y la desesperacion. Cuanto se parece a su madre siempre que se pone a pensar de esa manera, con cuanta obstinacion sigue ella viviendo en su interior. Que se derrumbe la casa a su alrededor, que su matrimonio sea pasto de las llamas y el hijo de Connie Heller encontrara el medio de reconstruir la casa y apagar el fuego. Lohrke el Afortunado caminando tranquilamente bajo un diluvio de balas. O si no, los sioux oglala y su danza de los espiritus, convencidos de que los proyectiles del hombre blanco se esfumaran en el aire antes de que lleguen a tocarlos. Bebe otro whisky y se va dando tumbos a la cama. Exhausto, tan agotado que ya esta dormido cuando empiezan los petardos y los gritos.

3

Sabe por que se marcho Miles. Incluso antes de recibir la carta estaba casi seguro de que el chico habia dormido aquella noche en casa, la vispera de la manana en que Willa y el hablaron tan crudamente sobre el en la cocina. Despues de desayunar, abrio la puerta del cuarto de Miles para averiguar si el chico habia venido a pasar el fin de semana y cuando vio que la cama estaba vacia, entro y descubrio un cenicero lleno de colillas, una olvidada antologia de bolsillo del teatro jacobeo tirada en el suelo y la almohada sin ahuecar, aplastada, en la cama apresuradamente hecha, senales inequivocas de que el chico habia dormido alli, y si se habia marchado sin hacer ruido a primera hora de la manana sin molestarse en saludarlos, sin decirles hola ni adios, eso solo queria decir que habia oido las crueldades que se habian dicho acerca de el y estaba demasiado disgustado para ver a sus padres. Morris no menciono a Willa su descubrimiento, pero en aquellos momentos no habia motivo para sospechar que aquella conversacion suscitaria tan drastica respuesta en Miles. Se sentia horrorosamente por haber dicho aquellas cosas, estaba enfadado consigo mismo por no haber defendido al muchacho de manera mas clamorosa contra los duros ataques de Willa, pero se figuro que tendria ocasion de disculparse con el la proxima vez que se vieran, aclarar las cosas como pudiera y hacer que se olvidara el asunto. Luego llego la carta, la desquiciada misiva, falsamente risuena, con la inquietante noticia de que Miles habia dejado la universidad. «Harto de estudiar.» El chico no estaba harto. Le encantaba la universidad, pasaba los examenes con las mas altas calificaciones y solo dos semanas antes, cuando se reunieron el domingo para desayunar en Joe Junior's, Miles le habia hablado de las asignaturas que pensaba cursar en el ultimo ano. No, abandonar habia sido un acto de venganza hostil y de sabotaje a si mismo, un suicidio simbolico, y a Morris no le cabia duda de que era

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