alcance de su inquietud al hijo de Morris Heller, ni tampoco decirle que ha hablado con el solo hace cuarenta y ocho horas y en ese momento no parecia haber ningun problema. Trabajan sin parar hasta las cinco y media, momento en el cual Miles le informa de que quiere hacer otro intento de llamar a su madre y Bing, con toda deferencia, se va a la calle y se dirige a un bar, entendiendo que la llamada requiere total intimidad. Quince minutos despues, Miles entra en el bar y le dice que ha quedado con su madre para cenar manana por la noche. Hay un centenar de preguntas que a Bing le gustaria hacer, pero se conforma con una sola: ?que impresion le ha dado? Muy buena, contesta Miles. Le llamo estupido de mierda, imbecil y asqueroso cobarde, pero luego se echo a llorar, los dos lloraron, y despues su voz se volvio calida y afectuosa, le hablo con mas carino del que se merecia, y volver a oirla despues de tantos anos casi ha sido demasiado para el. Lo lamenta mucho, afirma. Cree que es la persona mas estupida que ha existido jamas. Si hubiera un apice de justicia en el mundo, deberian llevarlo al paredon y fusilarlo.
Bing nunca ha visto a Miles con expresion mas afligida. Durante unos momentos, piensa que efectivamente va a estallar en lagrimas. Olvidando su promesa de no volver a tocarlo, rodea a su amigo con los brazos y lo estrecha contra su pecho. Animate, gilipollas, le dice. Al menos sabes que eres la persona mas estupida que ha vivido nunca. ?Cuantos mas son lo bastante inteligentes para reconocerlo?
Cogen un autobus de vuelta a Sunset Park y entran en la casa poco antes de las seis y media, un par de minutos antes de la concertada cita de Miles con Alice en la cocina. Tal como cabia esperar, Alice ya esta ahi, con Ellen, ambas sentadas a la mesa, sin ocuparse de la cena, sin hacer nada, solo sentadas a la mesa y mirandose a los ojos. Alice acaricia el dorso de la mano derecha de Ellen, Ellen acaricia con la izquierda el rostro de Alice, y las dos parecen desconsoladas. ?Que pasa?, pregunta Bing. Esto, dice Alice, y entonces coge un papel y se lo entrega.
Bing lleva esperando ese documento desde el dia en que se instalaron en la casa en agosto pasado. Estaba seguro de que lo recibirian y sabia lo que iba a hacer cuando viniese, que es precisamente lo que hace ahora. Sin molestarse siquiera en leer todo el texto de la orden judicial de desalojar el inmueble, rompe la hoja de papel una, dos y luego tres veces, y despues deja caer al suelo los ocho trozos.
No os preocupeis, les dice. Esto no quiere decir nada. Han descubierto que estamos aqui, pero hacer que nos marchemos les va a costar mas que una estupida hoja de papel. Se como funcionan estas cosas. Nos han avisado y ahora se olvidaran de nosotros durante un tiempo. Dentro de un mes o asi, volveran con otro papel, que nosotros romperemos y tiraremos al suelo otra vez. Y otra vez, y otra mas despues, y a lo mejor incluso una vez mas. Los agentes judiciales no nos haran nada. No quieren problemas. Su trabajo consiste en entregar papeles y ya esta. No tenemos que preocuparnos hasta que venga la poli. Entonces la cosa se pondra fea, pero no aparecera por aqui hasta dentro de mucho tiempo, si aparece. Somos un asunto de poca monta y la poli tiene mejores asuntos en que pensar que en cuatro pacificas personas que viven en una casita tranquila en un barrio sin importancia. Que no cunda el panico. Algun dia tendremos que marcharnos, pero no hoy, y hasta que se presente la pasma, no voy a ceder un apice. E incluso cuando vengan, tendran que sacudirme en la cabeza y sacarme esposado. Esta es nuestra casa. Ahora nos pertenece a nosotros y prefiero ir a la carcel antes que renunciar a mi derecho a vivir aqui.
Asi se habla, conviene Miles.
Entonces ?estas conmigo?, pregunta Bing.
Pues claro que si, afirma Miles alzando la mano derecha, como si prestara juramento. Jefe Miles no mover de tipi.
?Y que dices tu, Ellen? ?Quieres marcharte o quedarte?
Quedarme, contesta Ellen.
?Y tu, Alice?
Quedarme.
MARY-LEE SWANN
Simon se marcho anoche, de vuelta a Los Angeles para dar su clase de Historia del Cine, y asi empieza la paliza de idas y venidas, el pobre cruzando el pais de aca para alla todas las semanas durante los proximos tres meses, el diabolico avion nocturno, el desfase horario, la ropa pegajosa y los pies hinchados, la horrorosa atmosfera de la cabina, ese aire artificial a presion, tres dias en Los Angeles, cuatro en Nueva York, y todo por la miseria que le pagan, aunque diga que le gusta ensenar, y desde luego es mejor que este ocupado, que tenga algo que hacer en vez de quedarse de brazos cruzados, pero no podia haber ocurrido en peor momento, cuando tanto lo necesita a su lado, cuando tanto aborrece dormir sola, y ese papel, Winnie, tan dificil y agotador, teme no estar a la altura, tiene horror a darse de narices y hacer el ridiculo, nervios, nervios, el conocido nudo en el estomago antes de que se levante el telon, y como va a saber ella que es un termes, una especie de hormiga, tuvo que consultarlo en el diccionario, y por que Winnie dice «termes» en vez de «hormiga», es mas gracioso decir «termes» que «hormiga», si, no cabe duda de que es mas divertido, o al menos inesperado y por tanto extrano, «?Un termes!», lo que lleva a esa palabra que pronuncia Willie, «formicacion», tan rara, y uno piensa que esta mal escrito, que es fornicacion, pero despues de consultar el termino ingles en el diccionario se da cuenta del chiste, «sensacion fisica semejante a la de tener hormigas en la piel», y Fred pronuncia la palabra maravillosamente bien, es un magnifico Willie, un tio estupendo para trabajar con el, y que bien lee el periodico al comienzo del primer acto, «Oportunidad para joven avispado, Se busca chico espabilado», se echo a reir en la primera lectura completa cuando dijo esas frases, Fred Derry, el mismo nombre del personaje de una pelicula que vio la otra noche con Simon, la que proyectara hoy en clase,
«Lamentablemente, mi buena senora.» Duda que alguna vez haya sido buena. Muchas otras cosas ha sido en el largo trayecto desde el primer dia hasta hoy, pero no buena, no, eso nunca. Intermitentemente afectuosa, adorable, a intervalos encantadora, desprendida a veces, pero no las suficientes para que se la pueda calificar de buena.
Echa de menos a Simon, el piso parece horrorosamente vacio sin el, pero quiza sea mejor que no este aqui esta noche, precisamente esta, de un martes de principios de enero, el sexto dia del ano, porque dentro de una hora Miles llamara al timbre del portal, dentro de una hora entrara en este atico de la tercera planta de un edificio de la calle Franklin y despues de siete anos y medio de no tener contacto con su hijo
Supone que ya habra visto a su padre, despues de llamarlo a la oficina a primera hora de la manana de ayer tal como Bing Nathan dijo que haria, y que hayan cenado anoche los dos juntos. Hoy ha estado esperando que Morris la llamase para contarle en detalle lo que habia pasado, pero ni palabra hasta el