fregar las escaleras.

— Si, es lo que pensaba — dijo Andrei —. Bien, hasta mas ver, Van. Perdona que todo haya salido asi… No, aguarda, te acompano hasta la salida.

CUATRO

Antes de hacer comparecer a Izya. Andrei repaso de nuevo todo lo ocurrido.

En primer lugar, se prohibio a si mismo tratar a Izya con prejuicio. El hecho de que fuera un cinico, un sabelotodo y un charlatan, que estaba dispuesto a burlarse (y se burlaba) de todo, que era un andrajoso y salpicaba saliva al hablar, que soltaba una risita vil, que vivia con una viuda como un chuloputas y que nadie sabia como se ganaba la vida, no tenia la menor importancia, al menos en lo relativo a este caso.

Tambien estaba obligado a erradicar la idea estupida de que Katzman era un simple difusor de rumores sobre el Edificio Rojo y otros fenomenos misticos. El Edificio Rojo era una realidad. Misteriosa, fantastica, de una finalidad incomprensible, pero una realidad. (En ese momento, Andrei registro el botiquin, y mirandose en un espejito se puso mercromina en el chichon.) Katzman era, ante todo, un testigo. ?Que hacia en el Edificio Rojo? ?Con que frecuencia lo visitaba? ?Que podia contar sobre ese lugar? ?Que carpeta era aquella que habia sacado de alli? ?O no la habia sacado de alli? ?En verdad, provenia de la antigua alcaldia?

«?Detente, detente! — Katzman habia hablado de mas en varias ocasiones… no, no habia hablado de mas, simplemente habia contado sus excursiones al norte. ?Que hacia alli? ?La Anticiudad tambien se encontraba al norte, en alguna parte! No se habia equivocado, la detencion de Katzman habia sido correcta, aunque algo precipitada. Pero siempre pasa asi: todo comienza por curiosidad, va uno y mete su nariz donde no debe, y despues no tiene tiempo de decir ni pio cuando resulta que ya lo han reclutado… — . ?Por que se resistia a darme aquella carpeta? Obviamente, proviene de alli. ?Y el Edificio Rojo tambien es de alli! Es obvio que el jefe ha pasado algo por alto. Es normal, le faltaba el conocimiento de los hechos. Y no habia tenido la oportunidad de estar en ese sitio. Si, la difusion de rumores es algo temible, pero el Edificio Rojo es mas temible que cualquier rumor. Y lo extrano no es que la gente desaparezca alli para siempre, lo terrible es que a veces alguien logra salir de alli. Salen, regresan, viven entre nosotros. Como Katzman…»

Andrei percibia que habia llegado a lo fundamental, pero no tenia el valor necesario para llevar el analisis hasta el final. Solo sabia que el Andrei Voronin que habia entrado por la puerta con picaporte de cobre cincelado era bien diferente del Andrei Voronin que habia salido por esa puerta. Algo se habia roto dentro de el, algo se habia perdido sin remedio… Apreto los dientes.

«No, senores, aqui os han fallado los calculos. No debisteis haberme dejado salir. No es tan facil quebrarnos… no podeis comprarnos… ni rebajarnos…»

Sonrio torcidamente, tomo una hoja de papel en blanco y escribio, con grandes letras: EDIFICIO ROJO — KATZMAN. EDIFICIO ROJO — ANTICIUDAD. ANTICIUDAD — KATZMAN. Eso era lo que tenia.

«No, jefe. No tenemos que buscar a los que difunden rumores. Tenemos que buscar a los que retornan sanos y salvos del Edificio Rojo, hay que encontrarlos, atraparlos, aislarlos… o establecer una estrechisima vigilancia. — Escribio: visitantes del edificio — anticiudad —. Entonces, la senora Husakova va a tener que contar todo lo que sabe del tal Frantisek. — Y seguramente podia dejar en libertad al flautista —. Da igual, no se trata de ellos. ?Quiza deba llamar al jefe? ?Pedirle autorizacion para cambiar el sentido de la investigacion? Quiza sea prematuro. Pero si logro que Katzman confiese…» Tomo el auricular.

— ?Agente de guardia? Traiga al detenido Katzman a mi despacho, cubiculo treinta y seis.

«Y no se trata de que deba hacerlo confesar, sino de que puedo lograr que lo haga. La carpeta. No se podra librar de eso.» A Andrei le paso por la mente la idea de que no era totalmente etico que el se ocupara del caso de Katzman, con quien habia bebido en bastantes ocasiones, y ademas… Pero se reprimio.

La puerta se abrio y el detenido Katzman, con una mueca en la cara y las manos metidas en los bolsillos gastados, entro al despacho a paso ligero.

— Sientese — dijo Andrei con sequedad, senalando el taburete con la barbilla.

— Gracias — respondio el detenido, ensenando mas los dientes —. Veo que aun no ha vuelto usted en si.

Miserable, todo le resbalaba, como a un pato en un estanque. Se sento, comenzo a pellizcarse la verruga del cuello y examino el despacho con curiosidad.

Y en ese momento, Andrei sintio que se le enfriaban las piernas. El detenido no tenia la carpeta.

— ?Donde esta la carpeta? — pregunto, tratando de conservar la serenidad.

— ?Que carpeta? — pregunto Katzman con descaro.

— ?Agente de guardia! — espeto Andrei por telefono —. ?Donde esta la carpeta del detenido Katzman?

— ?Que carpeta? — pregunto el agente de guardia, sin entender —. Ahora… Katzman… Aja… Al detenido Katzman se le ha confiscado: dos panuelos, un monedero vacio y usado…

— ?Hay una carpeta en la lista? — grito Andrei.

— No hay ninguna carpeta — respondio el agente con voz temerosa.

— Traigame la lista — dijo Andrei, ronco, y colgo. Despues miro a Katzman de reojo. El odio hacia que le zumbaran los oidos —. Trucos de judio… — dijo, tratando de contenerse —. ?Donde has metido la carpeta, canalla?

— «Ella lo cogio por el brazo — respondio el detenido al momento — y le pregunto varias veces: '?donde has metido la carpeta?'».

— No importa — dijo Andrei, respirando pesadamente por la nariz —. Eso no te servira de nada, espia asqueroso.

El asombro paso por el rostro de Izya. Pero un segundo despues volvia a sonreir con su repulsiva mueca burlona.

— ?Claro, claro! — dijo —. El presidente de la organizacion Joint, losif Katzman, a su disposicion. No me pegue, yo se lo dire todo. Las ametralladoras estan escondidas en Berdichev, el punto del aterrizaje fue marcado con hogueras…

Entro el agente de guardia, asustado, con la lista de los bienes del detenido en la mano extendida.

— Aqui no hay ninguna carpeta — balbuceo, poniendo la hoja delante de Andrei, al borde de la mesa, y dando un paso atras —. He llamado al registro central, alli tampoco…

— Bien, salga — mascullo Andrei entre dientes. Tomo un formulario de interrogatorio en blanco y, sin levantar la mirada, pregunto —: ?Nombre? ?Apellido? ?Patronimico?

— Katzman, losif Mijailovich.

— ?Ano de nacimiento?

— Mil novecientos treinta y seis.

— ?Nacionalidad?

— Si — dijo Katzman y solto una de sus risitas.

— Si, ?que? — pregunto Andrei, levantando la cabeza.

— Oye, Andrei — dijo Izya —. No entiendo que te ocurre hoy, pero ten en cuenta que conmigo vas a echar por la borda toda tu carrera. Te lo advierto, como viejo amigo tuyo…

— ?Responda a las preguntas! — pronuncio Andrei mas quedo —. ?Nacionalidad?

— Mejor recuerda como le quitaron la condecoracion al medico Timaschuk — dijo Izya.

— ?Nacionalidad? — insistio Andrei, que no sabia quien era el medico Timaschuk.

— Judio — dijo Izya con repugnancia.

— ?Ciudadania?

— U, erre, ese, ese.

— ?Religion?

— Ninguna.

— ?Pertenece al partido?

— No.

— ?Su nivel educacional?

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