estaba esperando y conversaba con Izya. Al ver a Andrei, callo y se levanto a su encuentro.
— Sientese, senor Pak — dijo Andrei y el mismo tomo asiento.
Tras una vacilacion momentanea. Pak se dejo caer con cuidado en una silla y descanso las manos sobre las rodillas. Su rostro amarillento estaba tranquilo, sus ojos sonolientos y humedos brillaban a traves de las ranuras de sus parpados hinchados. Siempre le habia caido bien a Andrei, tenia algo indefinible que lo hacia parecerse a Kaneko, o quiza fuera solo porque siempre estaba arreglado, dispuesto, era amistoso con todos pero sin tomarse ninguna confianza, hombre de pocas palabras pero cortes y educado, siempre independiente, siempre se mantenia a cierta distancia… O quiza fuera porque precisamente habia sido Pak quien pusiera fin a aquella absurda escaramuza en el kilometro trescientos cuarenta: en lo mas nutrido del tiroteo, salio de las ruinas, levanto una mano abierta y, sin prisa, echo a andar hacia los disparos…
— ?Lo han despertado, senor Pak? — pregunto Andrei.
— No, senor consejero. No me he acostado todavia.
— ?Le duele el estomago?
— No mas que a los demas.
— Pero, seguramente, no menos… — apunto Andrei —. ?Y los pies, que tal?
— Mejor que los demas.
— Muy bien — dijo Andrei —. ?Y como se siente en general? ?Esta muy cansado?
— Estoy bien, gracias, senor consejero.
— Muy bien — repitio —. La razon por la que lo molesto, senor Pak, es la siguiente: manana tendremos una parada larga. Pero pasado manana tengo la intencion de llevar a cabo un pequeno reconocimiento con un grupo especial de personas. Avanzar unos cincuenta o setenta kilometros. Tenemos que hallar agua, senor Pak. Seguramente nos desplazaremos sin impedimenta, pero rapido. — Lo entiendo, senor consejero — dijo Pak —. Pido autorizacion para unirme al grupo.
— Muchas gracias. Aunque no era eso lo que queria pedirle. Saldremos pasado manana, a las seis de la manana. Recibira agua y raciones con el sargento. ?De acuerdo? Pero lo que me preocupa… ?Que cree, seremos capaces de hallar agua aqui?
— Creo que si — dijo Pak —. He oido algo sobre esta region. En algun lugar de aqui hay un manantial. Segun los rumores, en alguna epoca fue un manantial muy potente. Seguro que ahora tiene menos caudal. Pero es posible que baste para nuestro destacamento. Hay que buscarlo.
— ?Y seria posible que se hubiera secado del todo?
— Es posible, pero muy poco probable — dijo Pak con un gesto de negacion —. Nunca he oido que un manantial se seque completamente. El caudal de agua puede disminuir, de forma considerable incluso, pero al parecer los manantiales no se secan del todo.
— Hasta ahora no he encontrado nada de utilidad en los documentos — dijo Izya —. El suministro de agua a la ciudad venia del acueducto, pero este acueducto ahora esta seco como… no se como que.
Pak no dijo nada al respecto.
— ?Y que ha oido usted sobre esta region? — le pregunto Andrei.
— Diversas cosas, mas o menos terribles — dijo Pak —. Algunas son pura invencion. Pero las otras… — Se encogio de hombros.
— ?Por ejemplo? — pregunto, apacible.
— Pues todo lo que le he contado antes, senor consejero. Por ejemplo, segun los rumores, no muy lejos de aqui se encuentra la Ciudad de los Ferrocefalos. Sin embargo, no he logrado entender quienes son esos ferrocefalos. Ademas, la Catarata de Sangre, aunque creo que esta muy lejos. Seguramente se trata de un torrente que arrastra un mineral de color rojo. En cualquier caso, alli habra agua suficiente. Hay leyendas sobre animales parlantes, pero eso esta en el limite de lo posible. Y creo que no tiene sentido hablar de lo que esta mas alla de ese limite… Bueno, el Experimento es el Experimento.
— Seguramente estara harto de estos interrogatorios — dijo Andrei, sonriendo —. Me imagino lo aburrido que estara de repetirles lo mismo a todos por vigesima vez. Pero, por favor, perdonenos, senor Pak. Usted es el que mas sabe de todos nosotros.
— Por desgracia, lo que se es muy poco — dijo con sequedad Pak, volviendo a encogerse de hombros —. La mayor parte de los rumores no se han podido contrastar. Y, por el contrario, vemos muchas cosas que nunca antes oi mentar. Y, con respecto a los interrogatorios, senor consejero, ?no le parece a usted que la tropa esta demasiado bien informada en lo que de rumores se trata? Yo respondo personalmente a las preguntas solo cuando converso con alguien de la plana mayor. Considero incorrecto, senor consejero, que los soldados y otros trabajadores de filas esten al tanto de todos esos rumores. Es danino para la moral.
— Estoy totalmente de acuerdo con usted — dijo Andrei, tratando de no apartar la vista —. Y, en todo caso, yo preferiria que hubiera mas rumores sobre rios de leche y miel con orillas de merengue.
— Si — asintio Pak —. Por eso, cuando los soldados me preguntan, intento eludir los temas desagradables y siempre insisto en la leyenda del Palacio de Cristal… Es verdad que, en los ultimos tiempos, ya no quieren oir hablar de eso. Todos tienen mucho miedo y quieren volver a casa.
— ?Y usted tambien? — pregunto Andrei, compasivo.
— Yo no tengo casa — respondio Pak con tranquilidad. Su rostro era impenetrable y sus ojos casi se cerraban de sueno.
— Aja… — Los dedos de Andrei tamborilearon sobre la mesa —. Pues, nada, senor Pak. De nuevo le doy las gracias. Le ruego que descanse. Buenas noches. — Siguio con la mirada la espalda del hombre, enfundada en un traje de sarga descolorida, espero a que se cerrara la puerta y se volvio hacia Izya —. De todos modos, quisiera saber con que fin se unio a nosotros.
— ?Como que con que fin? — se inquieto Izya —. Ellos no podian organizar la exploracion y por eso se inscribieron contigo como voluntarios.
— ?Y con que objetivo necesitaban esa exploracion?
— Pues, querido mio, no a todos les gusta el reino de Geiger de la misma manera que a ti. Antes, no querian vivir bajo el mandato del senor alcalde, ?eso no te asombra? Y ahora, no quieren vivir bajo el poder del presidente. Quieren vivir por su cuenta, ?entiendes?
— Entiendo — dijo Andrei —. Pero, en mi opinion, nadie pretende impedirles que vivan por su cuenta.
— Si, en tu opinion — replico Izya —. Pero tu no eres el presidente.
Andrei metio la mano en la caja metalica, saco una cantimplora con alcohol y comenzo a desenroscar la tapa.
— ?Acaso crees que Geiger tolerara la existencia de una fuerte colonia armada hasta los dientes junto a la Ciudad? Doscientos hombres veteranos, con gran experiencia de combate, solo a trescientos kilometros de la Casa de Vidrio… Claro que no lo tolerara. Eso significa que tendran que marcharse mas lejos, al norte. ?Y adonde?
Andrei salpico un poco de alcohol en las manos y las froto con todas sus fuerzas.
— Estoy harto de tanta suciedad — mascullo, con asco —. No te lo puedes imaginar.
— Si, la suciedad… — dijo Izya, distraido —. No es nada agradable. Dime, ?por que molestas constantemente a Pak? ?Que pecado ha cometido? Lo conozco desde hace mucho tiempo, casi desde el primer dia. Es un hombre muy culto, muy honrado. ?Por que te metes con el? La unica manera de explicar esos infinitos interrogatorios de jesuita es a causa de tu odio zoologico contra los intelectuales. Si tienes la urgente necesidad de saber quien difunde los rumores, preguntale a tus informantes, que Pak no tiene nada que ver…
— No tengo informantes — replico Andrei con frialdad. Ambos callaron.
— ?Ponemos las cartas sobre la mesa? — dijo al rato, para su sorpresa.
— ?De veras? — replico Izya, ansioso.
— Pues te dire que pasa, querido amigo. En los ultimos tiempos tengo la impresion de que alguien intenta poner fin a nuestra expedicion. Ponerle fin definitivamente, ?entiendes? No se trata de que nos demos la vuelta y regresemos a casa, sino de liquidarnos. Aniquilarnos. Hacernos desaparecer sin dejar huella, ?entiendes?
— ?Que dices, hermano! — exclamo Izya, y sus dedos se hundieron en la barba, buscando la verruga.
— ?Si, si! Y me paso todo el tiempo intentando averiguar quien se beneficiaria de eso. Resulta que el unico que se beneficia es tu Pak. ?Calla! ?Dejame hablar! Si desaparecemos sin dejar huella, Geiger no se enterara de nada, ni siquiera de la existencia de la colonia… Y no se decidira a organizar una segunda expedicion en mucho tiempo. Entonces, ellos no tendran que irse al norte, ni abandonar la zona que habitan. Esas son mis deducciones.