— ?Sin novedad?
— Si.
— Ponme en comunicacion con Dimov.
— Te escucho, Slava.
— Querria bajar con Niels. Soy un buen submarinista, mejor que muchos. Puedo ser util.
— No — dispuso Dimov —, quedate en donde estas. Puede ocurrir que seas mas necesario como piloto.
Pavlysh puso en marcha el motor. El flayer alejandose por la tension, aparto las patas del inclinado lomo de la canoa y cobro altura bruscamente. La canoa se abatio con gran ruido sobre el agua, brinco como si alguien jugara con ella a las taguitas y luego se oculto bajo el agua.
Cuando se habia elevado ya unos cien metros, Pavlysh vio unos espumeantes remolinos entre los que se veian los puntos negros de las cimas de las dos rocas.
Pavlysh llamo a Alan. Era el unico pajaro que llevaba consigo radio.
— Dale las gracias a Marina. Nos ha guiado con toda precision.
Queria repetir una vez mas aquel nombre. Comprendio de pronto que no sentia ya nada que pareciera estupor, espanto, repugnancia o dolor. ?Lo habrian preparado para aquello los acontecimientos de las ultimas veinticuatro horas o bien tendria razon Dimov al decir que las bioformas seguian siendo seres humanos, aunque con un ropaje inusitado? Marina le daba pena. Medio ano atras…, medio ano atras habia comenzado ya su bioformacion. ?Por que necesitaba sin falta ver en la luna a aquel hombre, a aquel capitan que no deseo encontrarse con ella? Estaba claro que ella se consideraba culpable. Se habia escapado del instituto… y hubieran podido excluirla del experimento.
Pavlysh oyo la voz de Dimov:
— Estan aqui, bajo el desprendimiento.
— ?Ves? — dijo Goguia —, yo no dudaba de eso.
— Oye, Pavlysh — continuo Dimov —, nos hallamos ahora a una profundidad de cuarenta y dos metros. Van permanece en la canoa. Niels y yo nos dirigimos hacia el desprendimiento. Ierijonski queda de proteccion afuera. Por si las moscas, conecta el registro, sigue todos nuestros movimientos.
— Esta claro — dijo Pavlysh —, conecto el registro.
— Salimos.
— ?Esta lejos el desprendimiento? — pregunto Pavlysh a Van.
— No; lo veo perfectamente.
Pavlysh se imagino la escena. La canoa pendia junto al fondo mismo sobre las piedras, entre fragmentos de corales y enredadas algas. Ierijonski se hallaba a unos pasos de la canoa. El rayo de la linterna de su casco iluminaba a Dimov, cargado de espaldas, enfundado en su cenido mono anaranjado, y a la tortuga, que caminaba con seguridad delante.
— Hemos alcanzado el desprendimiento — informo Dimov —. Niels esta buscando la entrada. Debe de haber una brecha, por la que salio Sandra.
Siguio una larga pausa.
Pavlysh comunico con la isla. Alli todo seguia igual. Sandra dormia. Pflug dijo que la situacion en el crater se habia estabilizado. Corria lava viscosa. Si la velocidad de su fluir no cambiaba, a la manana la isla habria aumentado considerablemente de dimensiones. Al cabo de unos anos, se podria plantar alli citricos.
Goguia se aparto de sus aparatos, se sento al lado de Pavlysh y dijo:
— En fin de cuentas, no envidio a Ierijonski. Eso de amar a una mujer que es la mitad pez…
— Pero ella puede siempre recobrar su anterior apariencia.
— Es dificil. Sandra no es del todo bioforma. A los submarinistas los prepararon antes de Guevorkian. Ademas, ella no querria. A Sandra le gusta su vida. Esta loca por el oceano. Seguro que algun dia le contaran su historia. Es muy romantica. Se conocieron cuando Sandra trabajaba ya en Nairi. Ella vino en cierta ocasion a Tbilisi, a una conferencia, y alli se encontro con Ierijonski… y… ?se imagina? El, cuando lo supo todo, quiso disuadirla. En vano. En fin, ?que diria usted? El mismo vino a trabajar a Proyecto para estar cerca de ella.
Goguia exhalo un suspiro.
— ?Podria usted amar a una submarinista? — pregunto Pavlysh.
— ?Que se yo? En Kutaisi vive mi joven mujer. Una mujer de lo mas corriente. Muy bonita. Cuando vayamos al Laboratorio le mostrare su foto. Me ha enviado una carta que pesa tres kilos.
— Y por ejemplo… — Pavlysh senalo hacia los pajaros, que planeaban en el cielo.
— Eso es otra cosa — dijo Goguia —. Alan tiene una hija que trabaja en nuestro instituto. Eso es temporal. Como un disfraz. Llegas a casa, te lo quitas y a vivir se ha dicho.
— ?Aja! — exclamo la voz de Dimov —. ?Descubrimos la brecha!
Pavlysh tenia conectado el receptor y desconectada la emisora, para que su conversacion con Goguia no estorbara a los demas.
— ?Que quiere que le diga? — continuo Goguia —. ?Ha estado en el cuarto de Van?
— Me alojaron alli.
— Muy bien. Es una habitacion espaciosa. Con mucha luz. Alli cuelga en la pared un retrato de Marina Kim. ?No se dio cuenta?
Goguia no miraba a Pavlysh y no pudo ver como le salian los colores.
— Niels y yo hemos retirado la piedra — dijo Dimov —. Hay una entrada. Muy angosta En el interior se ve otro desprendimiento.
— ?Y que? — pregunto Pavlysh a Goguia —. Decia usted que en la habitacion de Van cuelga un retrato de Marina Kim.
— Si. Esta perdidamente enamorado. La conocio ya en la Tierra, cuando ella pasaba las practicas en el instituto. Yo no estuve alli, me junte con ellos aqui. Luego empezaron los contratiempos de Marina…
— ?Esta! — dijo Dimov —. ?La piedra se mueve! ?cuidado!
Pavlysh quedo inmovil.
«Una — contaba para su capote —, dos, tres, cuatro, cinco…» Dimov exhalo un profundo suspiro.
— Menuda fuerza tienes, Niels… Ha retenido una piedra tan grande que parece mentira…
La Estacion llamo por radio. Preguntaban si debian enviar otro flayer.
— Pavlysh dispuso que esperaran mientras montaban el robot submarino. Tal vez hubiera que llevarlo alli.
— Bien — dijo Goguia y, luego, continuo su relato —: No conozco detalles. Pero la causa esta en el padre de Marina. Es un despota de miedo. Le prohibio a Marina que trabajara en nuestro instituto. Dijo que no querria volver a verla… En general, temia por ella y trato de disuadirla, pero es muy dificil conseguir que Marina de su brazo a torcer. Por cuanto ella se mantuvo en sus trece, el, como hombre de palabra, dijo que no volveria a verla ?Que otra cosa se podia esperar? Tenia razon. El padre siempre es el padre. Hay que respetarlo.
— Hemos abierto la brecha — informo Dimov —. Yo me quedo aqui por el momento. Niels intentara llegar a donde estan ellos.
— Siga — dijo Pavlysh.
— Seguro que a usted no le interesa lo que cuento.
— No importa, de todos modos tenemos que esperar.
— Van ayudo a Marina a abandonar el instituto por un dia.
— ?Para ir a la Luna? — se le escapo a Pavlysh.
— ?Como lo ha adivinado?
— ?Fue eso hace unos seis meses?
— Si, hace exactamente medio ano. Ella habia pasado ya la etapa preparatoria, le habian sacado una biocopia y dieron comienzo al tratamiento con medios terapeuticos, para amenguar la resistencia del organismo. No podia marcharse. No tenia derecho. En el lugar de Guevorkian, yo la habria despedido. Pero ella volo a la Luna. Su padre debia salir de alli. Es el capitan del «Aristoteles».
— ?Niels? ?Eres tu, Niels? — sono la voz de Van.
— Transmite que ha dado con ellos — explico Dimov —, los ha encontrado.
— ?Cual es su estado?
— No se — contesto Dimov —. Esperen.