desierta.

O ahorcar a algun oficial, agrego para sus adentros; seria una grave falta de tacto mencionar ese episodio historico.

Y una falta mas grave aun recordarle al capitan Bey — ?aunque seguramente no desconocia el hecho! — que al gran navegante lo habian asesinado antes de que pudiera completar su mision.

32 — Clinica

Su segundo retorno a la vida no habia sido preparado con tanta anticipacion. El segundo despertar de Loren Lorenson no fue tan sereno como el primero; al contrario, era tan desagradable que a ratos deseaba que lo hubieran dejado caer al pozo.

Recupero el sentido a medias y de inmediato lo lamento. Habia tubos en su garganta y cables sujetos a sus brazos y piernas. (?Cables! Lo asalto una ola de panico al recordar los cables que lo arrastraron hacia el fondo del mar, pero lo supero enseguida).

En ese momento se presento otro problema: aparentemente no respiraba, ya que su diafragma no se movia. Que extrano... no, lo mas probable es que me hayan conectado a un pulmon artificial.

Los controles habrian alertado a la enfermera, porque escucho un suave susurro al oido, y una sombra cayo sobre sus parpados, que no habia podido abrir por falta de fuerzas.

— Se esta recuperando muy bien, senor Lorenson. No se preocupe. En pocos dias mas podra levantarse... no, no trate de hablar.

No tenia la menor intencion de hacerlo, penso Loren. Se lo que paso...

Escucho el suave siseo de un embolo hipodermico, una sensacion de frio invadio su brazo y se hundio una vez mas en el bendito sueno.

El siguiente despertar fue muy distinto y mas agradable. No habia tubos ni cables. Aunque estaba muy debil no sentia dolor. Y habia vuelto a respirar, a ritmo parejo y normal.

— Hola — dijo una grave voz masculina a pocos metros de distancia —. Me alegra verlo despierto.

Loren giro la cabeza hacia la voz y vio la imagen borrosa de un cuerpo vendado, tendido en la cama adyacente.

— No se si me recuerda bien, senor Lorenson. Soy el teniente Bill Norton, ingeniero en comunicaciones... y ex surfista.

— Hola, Bill, ?como esta usted? — susurro Loren, pero la enfermera puso fin a la platica con una habil inyeccion.

Se habia recuperado del todo y solo queria que le permitieran salir de la clinica. La jefa medica, comandante Newton, pensaba que a los pacientes habia que decirles la verdad. Era la mejor manera de tranquilizarlos, para que su molesta presencia no perturbara el normal funcionamiento del servicio medico.

— Ya se que se siente bien, Loren — dijo —, pero sus pulmones todavia estan en proceso de curacion, no debe hacer ningun esfuerzo hasta que recuperen su plena capacidad. Si el oceano de Thalassa fuera igual al de la Tierra no habria problemas. Pero el indice de salinidad es mucho menor. Recuerde que es agua potable y usted trago mas de un litro. Y puesto que los fluidos organicos son mas salinos que el mar, el equilibrio isotonico se trastorno por completo. La presion osmotica provoco graves danos en las membranas. Tuvimos que investigar en el Archivo de la nave para poder tratarlo. Usted sabe que no es muy comun que alguien se ahogue en el espacio.

— Sere un buen paciente — dijo Loren —. Desde ya, les agradezco todo lo que han hecho por mi. ?Cuando podre recibir visitas?

— Alguien espera en la recepcion. La enfermera la hara pasar, pero solo por quince minutos, ni uno mas.

— Y por mi no se preocupe — dijo el teniente Bill Norton —. Estare profundamente dormido.

33 — Mareas

Mirissa se sentia realmente mal, y todo por culpa de la pildora. Su unico consuelo era que esto sucederia una sola vez mas, cuando tuviera (?Si es que se decidia!) el segundo hijo permitido.

Era inconcebible que casi todas las generaciones de mujeres, desde el principio de la historia, tuvieran que soportar esa maldicion mensual durante la mitad de la vida. ?Seria mera casualidad que el ciclo de la fertilidad coincidiera aproximadamente con el del gigantesco satelite de la Tierra? ?Se estremecia de solo pensar que pudiera suceder lo mismo en Thalassa, con dos satelites! Suerte que las mareas eran casi imperceptibles; la idea de sufrir dos ciclos superpuestos, de cinco y siete dias, era tan ironicamente horrenda que no pudo reprimir una sonrisa e inmediatamente se sintio mejor.

Esa decision le habia tomado varias semanas, y todavia no se la habia comunicado a Loren, ni menos aun a Brant, ocupado en las reparaciones del Calypso en Isla Norte. Tal vez no la hubiera tomado de no haber sido por la actitud de Brant, quien a pesar de sus bravatas y amenazas habia huido sin presentar batalla.

No, era injusta con el. Era una reaccion primitiva, incluso subhumana. Pero esos instintos se negaban a morir; Loren le habia contado con verguenza sus suenos, donde Brant y el se acechaban constantemente.

Brant no tenia la culpa de nada; al contrario, era una persona admirable. Se habia ido al Norte, no por cobardia sino por comprension, para que ambos pudieran decidir sus destinos.

No habia tomado una decision apresurada; ahora comprendia que ella rondaba por su subconsciente desde hacia varias semanas. La muerte temporaria de Loren era un recordatorio — ?como si necesitara un recordatorio mas! — de que en pocos meses se separarian para siempre. Sabia que debia hacer, antes de que el partiera rumbo a las estrellas. Todos sus instintos lo confirmaban.

?Y que diria Brant? ?Como reaccionaria? Era uno entre tantos problemas a enfrentar.

Te amo, Brant, susurro. Quiero que vuelvas a mi; seras el padre de mi segundo hijo.

Pero no el del primero.

34 — Red de la nave

Que casualidad, ser el tocayo del cabecilla de uno de los motines mas famosos de todos los tiempos, penso Owen Fletcher. ?Sere su descendiente? Veamos: hace mas de dos mil anos que desembarcaron en la isla Pitcairn... digamos cien generaciones, para redondear...

Fletcher sentia un orgullo ingenuo de su habilidad para realizar calculos mentales que, aunque elementales, sorprendian e impresionaban a seres humanos acostumbrados desde hacia varios siglos a apretar un boton para calcular la suma de dos mas dos. Habia memorizado algunos logaritmos y constantes matematicas, lo cual facilitaba enormemente los calculos e impresionaba aun mas a los legos. Claro que solo usaba ejemplos cuya solucion conocia de antemano, y muy poca gente se tomaba la molestia de verificar los resultados...

Digamos cien generaciones, o sea de dos a la cien antepasados, y el logaritmo de dos es cero coma tres cero uno cero, lo que nos da treinta coma uno... ?por el Olimpo!... ?un millon de millones de millones de millones de millones de personas! No puede ser... no ha habido tanta gente en toda la historia de la Tierra. Claro que hubo superposicion de generaciones... el arbol genealogico de la humanidad debe de ser muy confuso. Despues de cien generaciones todos son parientes de todos. Aunque no puedo demostrarlo, seguro que Fletcher Christian es mi antepasado, en mas de un sentido.

Todo esto es muy interesante, penso al apagar el receptor. Las tablas desaparecieron lentamente de la

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