Si no la poseia en aquel mismo instante, moriria de necesidad. Como si le hubiera leido el pensamiento, Vanessa se movio un poco, se arqueo y dejo que el se hundiera en ella. Durante un instante, el tiempo parecio detenerse. Brady solo podia verla a ella, su cuerpo desnudo reluciendo bajo la potente luz de los focos y el rostro bollandole con un poder que ella acababa de descubrir.
Entonces, todo fue velocidad y gemidos mientras Vanessa se movia por los dos.
Aquello era la gloria. Vanessa se entrego por completo. Levanto los brazos y los enterro en su propio cabello. Aquello era una maravilla, una delicia. Ninguna sinfonia la habia excitado nunca tanto. Ningun preludio habia sido tan apasionado. A medida que las sensaciones se despertaron dentro de ella, suplico mas.
Habia libertad en su avaricia, extasis en el conocimiento de que podia tomar tanto como deseara. Excitacion al comprender que podia darse igual de generosamente.
El corazon le rugia en los oidos. Cuando busco las manos de Brady, el las entrelazo automaticamente con las suyas. Permanecieron agarrados hasta que alcanzaron juntos el climax.
Vanessa se deslizo sobre el. La cabeza le daba vueltas y el corazon amenazaba con salirsele del pecho. La piel de Brady estaba tan humeda como la suya y su cuerpo igual de agotado. Cuando le dio un beso en la garganta, sintio el frenetico palpitar de su pulso.
Asombrada, Vanessa se dio cuenta de que ella lo habia provocado. Se habia hecho con el control y les habia dado a ambos placer y pasion. Ni siquiera habia tenido que pensar, sino tan solo sentir, actuar. Se apoyo sobre un codo y le sonrio.
Brady tenia los ojos cerrados y el rostro tan relajado…Vanessa comprendio que estaba a punto de quedarse dormido. Los latidos de su corazon se habian convertido en un mero ronroneo. A pesar de que se sentia satisfecha, Vanessa sintio que la necesidad volvia a florecer.
– Doctor -murmuro.
– Mmm…
– Me siento mucho mejor.
– Bien. Recuerda que tu salud es lo mas importante para mi -dijo, tras respirar profundamente.
– Me alegro de saberlo, porque creo que voy a necesitar mas tratamientos -susurro ella, mientras le acariciaba suavemente el torso con un dedo-. Sigo teniendo dolor…
– Tomate dos aspirinas y llamame dentro de una hora.
Vanessa se echo a reir. Solo con escucharla, Brady sintio que la sangre le volvia a hervir.
– Ya sabia yo que eras muy concienzudo -dijo ella. Lenta, seductoramente, le cubrio el rostro de besos-. Dios, sabes tan bien… -anadio, antes de tomarle la boca y hundirse en ella.
– Vanessa -le advirtio el. Cuando sintio que ella bajaba un poco mas la mano, noto que su estado de satisfaccion se transformaba en algo mas urgente. Abrio los ojos y vio que ella estaba sonriendo-. Estas buscandote problemas…
– Si… ?Crees que los voy a encontrar?
Brady respondio la pregunta y los satisfizo a los dos.
– Dios santo -dijo Brady, cuando pudo volver a respirar-. Voy a ponerle una medalla a esta camilla.
– Creo que estoy curada -afirmo ella-. Por el momento…
Brady lanzo un ligero grunido y bajo las piernas de la camilla.
– Espera a que recibas mi factura.
– Estoy deseando -replico Vanessa. Le entrego los pantalones y empezo a vestirse. No sabia lo que le parecia a Brady, pero ella jamas volveria a mirar las salas de exploracion de la misma manera-. Creo que vine a ofrecerte unos bocadillos de jamon.
– ?De jamon? ?Estas hablando de comida? ?De carne y pan?
– Y de patatas fritas.
– En ese caso, considera que has pagado por completo tu cuenta.
– Supongo que eso significa que tienes hambre -replico ella, con una sonrisa.
– No he tomado nada desde el desayuno. Si alguien me ofrece un bocadillo de jamon, seria capaz de besarle los pies.
– Me gusta como suena eso -comento ella, agitando los dedos de los pies-. Voy por la cesta.
– Espera un momento -le dijo Brady-. Si nos quedamos en esta sala, la enfermera se va a llevar un buen susto cuando abra manana.
– Muy bien -replico ella-. ?Por que no nos vamos a mi casa? -sugirio mientras le daba la camiseta-. Asi podremos comer en la cama.
– Bien pensado.
Una hora mas tarde, estaban tumbados sobre la cama de Vanessa. Brady acababa de servir la ultima gota de una botella de chardonnay. Vanessa habia llenado la casa de velas. En aquellos momentos, estaban colocadas a su alrededor en el dormitorio, parpadeando mientras una composicion de Chopin sonaba en la radio.
– Ha sido el mejor picnic que he tomado desde que tenia trece anos y me cole en una acampada que habian organizado las scout.
– Ya habia oido hablar de eso -replico ella-. Siempre fuiste un gamberro.
– Consegui ver desnuda a Betty Baumgartner. Bueno, casi desnuda. Tenia puesto el sujetador y las braguitas, pero, con trece anos, resulta bastante erotico.
– Eras un diablo.
– Fue culpa de mis hormonas -comento Brady despues de tomar un sorbo de vino-. Por suerte para ti, sigo teniendo de sobra, aunque se esten haciendo un poco viejas.
De repente, Vanessa se sintio mimosa y romantica. Se inclino sobre el para besarlo.
– Te he echado mucho de menos, Brady.
– Yo tambien. Siento haber estado tan ocupado esta semana.
– Lo comprendo.
– Espero que si. Esta semana tuve que doblar las horas de consulta.
– Lo se. Y la varicela. Dos de mis alumnos han caido enfermos. Tambien me he enterado que trajiste un nino al mundo, que sacaste un par de amigdalas, que le cosiste un corte a Jack en el brazo y que entablillaste un dedo roto. Todo eso, ademas de los estornudos, los dolores y las revisiones diarias.
– ?Como lo sabes?
– Tengo mis fuentes. Debes de estar muy cansado.
– Lo estaba antes de verte. De todos modos, las cosas se tranquilizaran un poco cuando vuelva mi padre. ?Has recibido una postal?
– Si, hoy mismo. Por lo que dicen, parece que se estan divirtiendo mucho.
– Eso espero, porque tengo la intencion de ir a ocupar su lugar cuando regresen.
– ?Ocupar su lugar?
– Quiero irme a alguna parte contigo, Van. A donde tu quieras.
– ?Por que? -pregunto ella. De repente, los nervios se le habian puesto de punta.
– Porque quiero estar a solas contigo, completamente a solas, como nunca hemos tenido oportunidad de estar.
– Ahora estamos a solas -dijo ella. Sentia un nudo en la garganta.
Brady dejo a un lado su copa de vino y luego hizo lo mismo con la de ella.
– Van, quiero que te cases conmigo.
No es que aquellas palabras la hubieran sorprendido. Habia esperado que, tarde o temprano, surgiera la palabra «casarse». No sentia miedo, tal y como habia esperado, pero si confusion.
Habian hablado antes del matrimonio, cuando eran muy jovenes, y casarse les habia parecido un hermoso sueno. En aquellos momentos conocia mejor la realidad. Sabia que el matrimonio suponia trabajo, compromiso y un proyecto de futuro compartido.
– Brady, yo…
– No lo habia planeado asi -le interrumpio el-. Me habria gustado ser mas tradicional, tener el anillo y un discurso muy poetico. No tengo anillo y lo unico que te puedo decir es que te amo. Siempre te he amado y