siempre te amare.

– Brady, me gustaria poder aceptar -susurro. Nada de lo que el pudiera haberle dicho habria sido mas poetico-. Hasta este momento no me habia dado cuenta de lo mucho que me gustaria.

– Entonces, acepta.

– No puedo. Es demasiado pronto -susurro-. No -anadio antes de que el pudiera explotar-. Se lo que vas a decir. Nos conocemos desde hace una eternidad, pero, en muchos aspectos, lo cierto es que nos conocimos tan solo hace dos semanas.

– Yo nunca he amado a otra mujer aparte de a ti. Las demas fueron solo sustituias. Tu eras un fantasma que me perseguia por todas partes, que se desvanecia cada vez que trataba de tocarlo.

– Desde que regrese aqui, mi vida esta patas arriba -dijo ella-. No crei que volveria a verte y pense que, aunque te viera, no importaria porque no sentiria nada por ti. Sin embargo, si que importa y si que siento algo, lo que solo hace que todo sea mucho mas dificil.

– ?No deberia ser mas facil?

– No. Ojala fuera asi. No me puedo casar contigo, Brady, hasta que me mire al espejo y me reconozca.

– No se de que diablos estas hablando.

– No, claro que no. Casi ni lo se yo misma. Lo unico que si se es que no te puedo dar lo que deseas. Que tal vez nunca podre.

– Estamos muy bien juntos, Van… Maldita sea, lo sabes.

– Si -susurro ella. Sabia que le estaba haciendo dano y le resultaba completamente insoportable-. Brady, hay demasiadas cosas que yo no comprendo sobre mi misma, demasiadas preguntas para las que no tengo respuesta. No puedo hablar de matrimonio, sobre una vida juntos, hasta que las tenga.

– Mis sentimientos no van a cambiar.

– Espero que no.

– Esta vez no voy a consentir que te alejes de mi, Van. Si sales corriendo, ire detras de ti. Si tratas de esconderte, yo te encontrare.

– Haces que tus palabras suenen como una amenaza.

– Lo es.

– No me gustan las amenazas, Brady -le espeto ella-. Deberias recordarlo. No las tolero.

– Y tu deberias recordar que las hago realidad. Tu me perteneces, Vanessa -afirmo, agarrandola por los hombros-.Tarde o temprano, vas a terminar por comprenderlo.

– Primero me pertenezco a mi misma, Brady -replico Vanessa-, o, al menos, eso es lo que tengo intencion de conseguir. Tendras que metertelo en la cabeza. Entonces, tal vez, pueda haber algo entre nosotros.

– Ya hay algo entre nosotros. No puedes negarlo.

– En ese caso, haz que te baste con lo que tenemos. Estoy aqui, a tu lado, No hay nadie mas. Contentate con eso.

Sin embargo, no era suficiente. Hasta cuando se tumbo sobre ella y le devoro la boca apasionadamente con la suya, Brady supo que no era suficiente.

Por la manana, cuando Vanessa se desperto, sola, con el aroma de Brady impregnado en unas sabanas que ya se estaban quedando frias, se temio que jamas seria suficiente.

Capitulo XI

«Muy bien, muy bien», penso Vanessa, mientras Annie interpretaba una de las canciones de su adorada Madonna. Tenia que admitir que el ritmo era pegadizo. Habia tenido que simplificar la cancion un poco para que la nina pudiera tocarla, pero se notaba perfectamente de que cancion se trataba y eso era lo que contaba.

Tal vez las mejoras en la tecnica de Annie no habian sido radicales, pero existian. Ademas, en lo que se referia al entusiasmo, Annie Crampton era su estudiante numero uno.

Tuvo que admitir que su propia actitud hacia las clases habia cambiado. Nunca se habria imaginado que disfrutaria tanto instruyendo a aquellos ninos. En lo que se referia a los ninos, sus esfuerzos contaban. Tal vez no mucho, pero contaban.

Las clases tenian el beneficio anadido de que la ayudaban a olvidarse de Brady. Al menos, durante una hora o dos todos los dias.

– Muy bien, Annie.

– La he tocado entera -dijo la nina, completamente entusiasmada-. Puedo volver a tocarla si quiere.

– Mejor la semana que viene. Quiero que trabajes en la proxima leccion de tu libro -dijo Vanessa. Acababa de agarrar el libro cuando oyo que se habria la puerta-. Hola Joanie.

– He oido la musica -comento esta ultima, mientras se colocaba a Lara sobre la cadera-. Annie Crampton, ?eras tu la que tocaba?

– Si, la cancion entera -respondio la nina, con una orgullosa sonrisa en los labios-. La senorita Sexton me ha dicho que lo he hecho muy bien.

– Y es cierto. Estoy muy impresionada, especialmente porque a mi no pudo ensenarme nada mas que una cancion.

Vanessa coloco una mano sobre la cabeza de la nina.

– La senora Knight no practicaba en casa.

– Yo si. Mi madre me dice que he aprendido mas en tres semanas que en el tiempo que estuve con el otro profesor. Ademas, es mucho mas divertido. Hasta la semana que viene, senorita Sexton.

– Estoy impresionada -reitero Joanie cuando la nina se hubo marchado.

– Tiene buenas manos -dijo Vanessa, extendiendo las suyas para tomar a Lara-. Hola, tesoro…

– Tal vez le puedas dar clases a ella algun dia.

– Tal vez.

– Entonces, aparte de Annie, ?como te va con el resto de las clases? ?Cuantos alumnos tienes ya?

– Doce, y ese es mi limite, te lo prometo. En general, van muy bien. He aprendido a mirarles las manos a los ninos antes de que se sienten al piano. Todavia no se con lo que Scott Snooks me mancho el otro dia las teclas.

– ?Que aspecto tenia?

– Verde -comento, mientras jugueteaba con la pequena Lara-. Ahora, inspecciono las manos antes de cada clase.

– Si puedes ensenarle a Scott Snooks algo que no sean diabluras y trastadas, puedes hacer milagros.

– Ese es el desafio. Si tienes tiempo, puedo descongelar una lata de limonada.

– La senorita Ama de Casa -comento Joanie, con una sonrisa-. En realidad no. Solo tengo un par de minutos. ?No tienes ahora otra clase?

– Gracias a la varicela no. ?Que prisa tienes? -pregunto Vanessa, aun con la nina en brazos, mientras conducia a Joanie al salon.

– Solo he venido para ver si necesitas algo. Mi padre y Loretta regresan dentro de unas horas y quiero verlos. Mientras tanto, tengo algunos recados que hacer.

– En realidad, me vendrian bien unas partituras. A ver que te parece esto. Si te escribo los titulos y las traes, yo te cuido de Lara.

– Perdona, ?he entendido bien?

– Si. Puedes dejarme a Lara hasta que termines.

– Hasta que termine. ?Quieres decir que me puedo ir al centro comercial completamente sola?

– Bueno, si prefieres llevartela…

Joanie solto un grito de felicidad y se levanto para darle un beso a Vanessa y a Lara.

– Lara, cielo, te quiero. Hasta luego.

– Joanie, espera -dijo Vanessa, riendo-.Aun no te he escrito los titulos de las partituras.

– Oh, si, claro. Supongo que me habia emocionado un poco. No he ido de compras sola desde…Ya ni me acuerdo -comento. De repente, la sonrisa se le borro del rostro-. Soy una madre terrible. Estoy encantada de dejar a mi hija aqui. No, encantada no es la palabra. Emocionada, extasiada, feliz… Soy una madre terrible.

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