?Dios mio, anda, anda! Concluye tu… infamia. Pero a pesar de todo te lo recuerdo. Eres un asesino. Tu matas la esperanza. Cien generaciones nos seguiran, y en cada una millones de personas te maldeciran y despreciaran…

El Profesor busca febrilmente en el interfono, aprieta palanquitas, pero la voz no calla.

– Seguramente ahora te importan un bledo mis palabras. Te sientes dueno de la situacion y no comprendes nada… ?No cuelgues el telefono! Oye lo que tengo que decirte, se refiere personalmente a ti. La carcel no es lo peor que te espera. ?Tu mismo no te lo perdonaras nunca! Lo se, te veo ahorcado en el retrete de la carcel, colgado de tus propios tirantes…

El Profesor cuelga de golpe el telefono y permanece algun tiempo parado, sin volverse.

– Es divertida la conversacion -comenta el Guia y bebe un trago de la botella-. ?Caramba con el mosquita muerta!

– No hagan caso -dice el Profesor-. Es simplemente el dialogo con un colega. -Se acerca a la mesa, se sienta y toma la botella de las manos del Guia. Examina la etiqueta.

– Beban, muchachos, descansen -dice el Guia-. Beban, nos falta el ultimo salto. -Se vuelve al Escritor-. Bueno, ?y tu por que callas? ?Que querias decirme?

Por delicadeza evita mirar al Profesor.

– A mi se me ha pasado el disgusto. Por el asombro -responde el Escritor-. Oiga, explorador, ?es verdad que estamos a dos pasos del sitio?

– Bueno, tanto como a dos pasos no… Estamos cerca.

Sobreviene un largo silencio. Despues el Escritor anuncia de pronto:

– ?Saben lo que les digo? Hemos hecho mal en venir aqui. ?AI diablo! Yo no me lo imaginaba esto asi. No sigo adelante.

– ?Como que no sigues? -pregunta el Guia.

– Como que no. Ustedes vayan, yo los esperare aqui. Los recibire cuando vuelvan felices y contentos…

– No, hermano, eso no vale.

– ?Por que? ?Es que alli hay otro, tubo? -pregunta malicioso el Escritor-. Que pruebe el Profesor. A el le toca.

– ?Que tubo? ?Que tonterias dices?

– No importa las tonterias que diga. Lo principal es que no sigo adelante. Si por mi fuera, yo a ustedes tambien… ?Como los califico el Profesor? ?Benefactores? Yo tampoco les dejaria ir a ustedes.

– ?Que estas diciendo? ?Te has vuelto loco? Faltan dos pasos…

– Lo importante no es lo que falta, sino lo que llevamos recorriendo! -casi grita el Escritor,- Aqui nos hemos divertido estupendamente. ?Y a lo que hemos llegado!

– ?Y a que ha llegado usted? -inquiere el Guia con voz ronca de la colera.

– ?Yo? Dimelo tu ?por que se ahorco el Zorro?

– ?Que tiene que ver aqui el Zorro? -se indigna el Guia.

– Yo te lo explicare, pero primero contestame tu, ?por que se ahorco?

– Porque no fue por la riqueza, sino por su hermano menor.

– Conque por su hermano.

– Fue la perdicion del muchacho. Lo llevo consigo a la Zona y en alguna parte lo puso en lugar suyo. Luego, a la vejez, le remordio la conciencia y fue a la Zona para devolverle la vida al hermano. Pero en cuanto llego al lugar, de nuevo pudo mas en el la codicia y en vez del hermano quiso tener dinero. ?Comprendes?

– Magnifico -dice el Escritor-. Es lo que yo pensaba. Pero tu explicame lo siguiente. ?Por que se ahorco? ?Por que no fue otra vez, ahora ya no por el dinero, sino por el hermano?… ?Eh?

– Eso yo tampoco lo comprendo -dice sombrio el Guia.

– Pues yo, si. Y el tambien lo comprendio y por eso se ahorco. Al Zorro lo que es del Zorro y solo del Zorro y nada mas que del Zorro. Tu mismo me dijiste que en ese lugar se cumplen solamente los deseos mas reconditos. ?Y que vas a gritar alli?… Quiero recuperar a mi unico hermano, quiero la felicidad para todo el genero humano, denme inspiracion!… En ese lugar se cumplen los deseos que son tu natural, ?lo esencial para ti! Deseos de los que tu no tienes ni idea, que te dominan y te guian toda la vida. Eso es lo que le ocurrio al Zorro. Tu, Angel mio, no has comprendido nada. No fue la codicia la que lo vencio. El se puso de rodillas en aquel lugar, suplico con toda el alma, como a el le parecia, con toda su conciencia enferma que le devolvieran al hermano, pero recibio un monton de dinero y no podia recibir nada mas porque al Zorro lo que es del Zorro. Porque la conciencia, las torturas del alma son una ficcion, un invento de la cabeza. Pero el Zorro tenia su cogollo. Y cuando lo comprendio asi, fue… y se ahorco.

PARTE 6. La Zona (4)

El Guia escucha al Escritor con la boca abierta.

– Yo creia que estaba jugando a un juego nuevo e interesante.- confieza el Escritor.- Lo tome como una aventura. Y de pronto comprendi, amigo, que no era ninguna broma. Yo, a decir verdad, no creo mucho en esas maravillas. Pense: pedire alli algo, de todos modos son cuentos. Y luego escribire. Porque de eso nadie ha escrito nada todavia… No, Ojo de Lince, amigo mio, yo a esos juegos no juego…

– Oye, Profesor -dice el Guia desconcertado-, ?que le pasa? ?Dile algo!

El Profesor se encoge de hombros.

– ?Como es eso? -pregunta el Guia-. ?Yo voy en busca de salud para mi hija, para mi desdichada Monita, y resulta que recibo no se sabe que?

– Se sabe -pronuncia carinoso el Profesor-. Todo se sabe perfectamente.

– Dejelo ya -le interrumpe el Escritor, y se hace de nuevo un silencio embarazoso.

Despues el Guia dice hurano:

– ?Basta! ?En pie!

El Profesor va delante sombrio, le sigue el Escritor y tras este, casi pisandole los talones, el Guia.

– Bueno, no voy a mentir -refunfuna-. Cuando sali yo no pensaba en la Monita, es cierto… ?Pero ahora! ?Por ella soy capaz de morderle la nuez a cualquiera! Y tu me dices…

– Oye, deja de murmurar -dice el Escritor sin volverse-. ?Por que te metes conmigo? Yo no se lo que tu de verdad quieres. ?Y tu tampoco! Y por Dios, no te distraigas. Mira el camino… Lo unico que nos falta ahora es darnos un trastazo…

Delante en la tremula calina se ve cl cangilon alzado de una excavadora herrumbrosa.

Y por fin se detienen ante la suave pendiente que lleva a Aquel Mismo Lugar y miran hechizados abajo, al vallejuelo magico. El Guia escudrina la cuesta y advierte en la mohosa pendiente unas raras manchas negras.

– Bueno, ?pueden decir que tienen suerte, muchachos! -dice con voz ahogada-. Estiro la pata.

– ?Quien? -inquiere pasado un momento el Profesor.

– EI matarife. ?Ven esos mocos negros? Ha estirado la pata el sapo. ?Se acabo! Podemos ir sin temor.

– Ve usted, un matarife… -dice el Escritor satisfecho, y se sienta en el suelo-. Bonito nombre.

– ?Mas bonito no puede ser, hermano! Aqui fue donde el Zorro gasto su ultima ganziua de carne y hueso. Se apodaba Kaschei el Inmortal, un tontuelo jovencito…

– ?Y tu tambien me habrias empujado aqui? -interroga el Profesor-. ?A mi? ?A manos del matarife?

– ?Pues que te has creido? El tubo y el matarife algo valen. Aqui so1o asi se puede salir adelante. No hay mas que una probabilidad de cada cuatro… ?Una loteria! Pero en la Zona no se juega a juegos de azar…

– Es inconcebible -dice el Escritor-. Atravesar estos cerros mortales, asesinar a dos amigos y todo por una bolsa de dinero…

– En primer lugar -dice con dureza el Guia-, aqui no se viene con amigos. Ademas, el stalker no suele tener amigos. Su amigo es e1 mismo. Y, en segundo lugar, por dinero se hacen cosas mas tremendas. ?O vives en la Luna?

– ?Y si yo no hubiera ido? -pregunta el Profesor.

– ?Basta ya! -grita el Guia-. Hubiera ido o no hubiera ido… ?Hemos tenido suerte y se acabo! El tubo resulto vacio, el matarife estiro la pata, ?creen que soy un sadico? ?Piensan que me llenaba de alegria tener que mandarlos

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