discutian ella se ponia el delantal para salir a trabajar, asi que Rene se lo arranco, la estrangulo e… hizo otras cosas.

Andy parecia algo asqueado.

– Lo se-susurre.

– Me da la impresion-prosiguio Andy- de que, de algun modo, decidio que podia justificar aquel horrible acto si se convencia de que todos los que estuvieran en la situacion de su hermana merecian morir. De hecho, estos crimenes son muy similares a dos sucedidos en Shreveport y que no se han resuelto hasta hoy. Esperamos que Rene nos cuente algo al respecto mientras suelta su perorata. Si sobrevive.

Note que mis labios se apretaban en horrorizada simpatia por esas otras pobres chicas.

– ?Puedes contarnos lo que te ha pasado?-pregunto Andy en voz baja-. Ve con lentitud, tomate tu tiempo y manten la voz en el nivel de los susurros. Tienes la garganta bastante danada.

Ya habia deducido eso yo solita, muchas gracias. A base de murmullos, relate los sucesos de la noche, y no me olvide de nada. Andy habia puesto en marcha un pequeno grabador despues de preguntarme si no tenia objeciones. Lo coloco en la almohada cerca de mi boca, para no perderse nada de la historia, cuando indique que por mi no habia problema.

– ?El senor Compton sigue fuera del pueblo? -me pregunto cuando hube terminado.

– Nueva Orleans -susurre, apenas capaz de hablar.

– Buscaremos el rifle en la casa de Rene, ahora que sabemos que es tuyo. Sera una prueba ratificatoria muy importante.

En ese instante entro en la habitacion una mujer joven reluciente, vestida de blanco, que me miro y le dijo a Andy que tendria que volver en otro momento. El asintio en direccion a mi, me dio una palmadita avergonzada en la mano, y se marcho. Mientras se iba, lanzo a la doctora una mirada de admiracion. Era muy guapa, pero tambien llevaba un anillo de casada, asi que Andy volvia a llegar demasiado tarde. Ella pensaba que el parecia demasiado serio y sombrio.

No queria escuchar aquellas cosas, pero no tenia las fuerzas suficientes para mantener a la gente fuera de mi cabeza.

– Senorita Stackhouse, ?como se siente? -me pregunto la chica con voz demasiado alta. Era morena y delgada, con grandes ojos castanos y boca amplia.

– Fatal-susurre.

– Ya me lo imagino-dijo, asintiendo repetidas veces mientras me examinaba. Por algun motivo, no crei que pudiera imaginarselo. Seguro que nunca la habia golpeado un asesino multiple en un cementerio-. Tambien ha perdido a su abuela, ?no es asi? -anadio con afecto. Asenti, apenas un milimetro-. Mi marido murio hace unos seis meses -explico-. Se lo que es el dolor. Es duro enfrentarse a ello, ?verdad?

Vaya, vaya, vaya. Esboce una pregunta con mi rostro.

– Tenia cancer -me explico. Trate de mostrar mis condolencias sin mover nada, lo que es casi imposible-. Bien anadio mientras se erguia, retomando sus maneras bruscas Senorita Stackhouse, su vida no corre peligro. Tiene una clavicula rota, y tambien dos costillas y la nariz.

?La madre del cordero! No era de extranar que me sintiera tan mal.

– Su cara y su cuello han sido golpeados con fuerza. Por supuesto, ya sabe que ha sufrido danos en la garganta.

Trate de imaginarme el aspecto que tendria. Menos mal que no habia un espejo a mano.

– Y tiene gran cantidad de contusiones y cortes relativamente leves en brazos y piernas. - Sonrio-. Su estomago esta bien, y tambien sus pies.

Jajaja, que graciosa.

– Le he prescrito medicacion contra el dolor, asi que cuando comience a sentirse mal, solo tiene que llamar a la enfermera. Una visita asomo la cabeza por la puerta. La doctora se giro, tapandome la vision, y dijo:

– ?Si?

– ?Es la habitacion de Sookie?

– Si, estaba terminando de examinarla. Puede pasar. -La doctora, cuyo apellido, segun la placa, era Sonntag, me miro inquisitiva para obtener mi permiso, y yo logre pronunciar un leve: 'Claro'.

JB du Rone se acerco hasta mi cama, con un aspecto tan adorable como el modelo de la cubierta de una novela rosa. Su cabello leonado brillaba bajo las luces fluorescentes. Sus ojos eran del mismo color, y su camiseta sin mangas mostraba una definicion muscular que parecia cincelada con un… bueno, con un cincel. Mientras el me miraba, la doctora Sonntag se lo comia con los ojos.

– Hola, Sookie, ?te encuentras bien? -pregunto. Me paso con suavidad un dedo por la mejilla y beso un punto de mi frente que habia escapado a las magulladuras.

– Gracias -susurre-, me pondre bien. Te presento a mi doctora.

JB dirigio su mirada hacia la Dra. Sonntag, que practicamente se moria por presentarse ella misma.

– Los doctores no eran tan guapos cuando venia a ponerme inyecciones-dijo JB con sinceridad y sencillez.

– ?No has estado en el medico desde que eras un nino? – pregunto la doctora, sorprendida.

– Nunca me pongo enfermo-le sonrio-. Soy fuerte como un buey.

Y tambien tenia su cerebro. Pero era probable que la Dra. Sonntag tuviera los sesos necesarios para los dos. Ya no podia imaginarse ningun motivo para seguir rondando por alli, pero mientras salia lanzo una mirada triste por encima del hombro. JB se inclino hacia mi y dijo con amabilidad:

– ?Puedo traerte algo, Sookie? ?Unas Nabs u otra cosa? La idea de tratar de comer galletas crujientes hizo que me vinieran lagrimas a los ojos.

– No, gracias -musite-. La doctora es viuda.

Con JB podias cambiar de tema sin que se le ocurriera preguntarse por que lo hacias.

– Guau -dijo, impresionado-. Es inteligente y soltera. – Arquee las cejas de manera significativa-. ?Crees que deberia pedirle salir? -JB parecia todo lo pensativo que era posible en el-. Eso seria una buena idea. Siempre que tu no quieras salir conmigo,Sookie -me dijo sonriente-. Tu siempre seras la primera para mi. Solo tienes que agitar el menique y vendre corriendo.

Que chico tan dulce. No me crei ni por un instante su devocion, pero si que sabia como hacer que una mujer se sintiera bien, incluso si, como yo, estaba segura de que tenia un aspecto penoso. Y me dolia bastante. ?Donde estaban esas malditas pastillas para el dolor? Trate de sonreir a JB.

– Te duele-me dijo-. Llamare a la enfermera.

Eso era estupendo. La distancia hasta el pequeno boton parecia hacerse cada vez mayor mientras trataba de mover el brazo.

Me beso una vez mas antes de irse y dijo:

– Buscare a esa doctora tuya, Sookie. Sera mejor que le haga unas cuantas preguntas mas sobre tu recuperacion.

Despues de que la enfermera inyectara alguna cosa en mi goteo intravenoso, me limite a esperar que desapareciera el dolor. La puerta se abrio de nuevo.

Era mi hermano. Permanecio junto a mi cama durante largo tiempo, estudiando mi cara. Al final dijo, con voz pesada:

– He hablado durante un minuto con la doctora antes de que se fuera a la cafeteria con JB. Me ha contado todo lo que tienes. -Se alejo, dio un paseo por la habitacion y volvio. Me contemplo un rato mas-. Tienes un aspecto horrible.

– Gracias -susurre.

– Ah, si, tu garganta. Lo habia olvidado.-Empezo a darme unas palmaditas, pero se lo penso mejor.

– Escucha, hermanita, debo darte las gracias, pero me molesta que ocuparas mi lugar cuando llego la hora de pelear. De haber podido, le habria dado una patada.

?Que habia ocupado su lugar, demonios!

– Te debo muchisimo, hermanita. He sido tan tonto, pensando que Rene era un buen

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